Justice League Nº 75. Guionista: Joshua
Williamson. Dibujante: Rafa Sandoval. Entintador: Jordi Taragona. Colorista: Matt
Herms. Portadistas: Daniel Sampere y Alejandro Sánchez (regular); Alex Maleev;
Dan Jurgens, Norm Rapmund y Alex Sinclair; Mikel Janín; Simone Di Meo; Tony
Harris; Todd Nauck y Matt Herms (alternativas). Editor: Paul Kaminski. DC
Comics. EE.UU., junio de 2022.
Hace rato que me vengo preguntando por qué,
cada vez, me atraen menos los cómics regulares de DC y Marvel, en general. Sus
personajes me siguen gustando, algunos de los autores involucrados me interesan
sobremanera. Sin embargo, cuando intento volver a engancharme con alguna de las
series clásicas, me siento violentamente expulsado. Entiendo que las
historietas ya no se hacen ni se leen como cuando yo era pibe; y me parece bien
que sea así. Pero me niego a aceptar que se hayan encerrado tanto sobre sí
mismas, que elijan hablarle sólo (o casi) a sus feligreses mensuales. Y, sobre
todo, me revienta que hayan renunciado a la sorpresa, quedándose sólo en la
ratificación de lo esperado.
Es lo que me pasó con este último número del
actual volumen de Justice League. El número de la muerte de la Liga de la
Justicia, un evento que se viene anunciando, con bombos y platillos, desde hace
meses. Que Superman, Batman y la Mujer Maravilla caigan asesinados a mitad del
número, no tiene nada de malo. Que un par de viñetas después los acompañen
Linterna Verde (John Stewart), la Mujer Halcón, Aquaman, Zatanna y el Detective
Marciano, tampoco. Que toda la secuencia sea dramáticamente intrascendente
(para mí como lector), es algo pésimo. Y que la muerte de la Liga de la
Justicia sea lo único que tenga para ofrecer La muerte de la Liga de la
Justicia, me parece tan pobre como patético.
Sí, ya sé. En la modernidad todo parece ser la
instancia preparatoria del gran evento que está por llegar, como si la próxima
saga (Dark Crisis) fuera el definitorio Godot que Vladimir y Estragon siguen
esperando (en vano) al costado del camino. Se ve venir la conformación de una
nueva Liga de la Justicia (aunque no tenga ese nombre), organizada bajo la
versión más moderna, inclusiva y políticamente correcta de la clásica tríada
superheroica de DC: El Superman homosexual y con conciencia ecológica, el
Batman afroamericano; y la Mujer Maravilla latina y descendiente de indígenas. Nada nuevo bajo el sol.
Pensada para celebrar los 30 años de la clásica
Muerte de Superman, que instaló el yeite argumental de matar al personaje
principal para hacerlo revivir un tiempo después, La muerte de la Liga de la
Justicia juega con el influjo gráfico de Crisis en Tierras Infinitas para
cargarse a las figuras titulares. Hasta que, dentro de un año (más o menos),
todos los muertitos vuelvan a caminar entre los vivos y todo arranque de nuevo. Ya lo dijo el malvado New Neighborhood: Hay que dejar de robar, con la
muerte, por dos años.
Fernando Ariel García