Bloodshot. Director: David S. F. Wilson. Protagonistas: Vin Diesel (Ray Garrison / Bloodshot), Eiza González (KT), Sam Heughan (Jimmy Dalton), Toby Kebbell (Martin Axe), Guy Pearce (Dr. Emil Harting), Lamorne Morris (Wilfred Wigans) y Talulah Riley (Gina DeCarlo), entre otros. Guion: Jeff Wadlow y Eric Heisserer, basado en personajes y situaciones creadas por Kevin VanHook, Don Perlin, Bob Layton y Duane Swierczynski para el cómic Bloodshot, de Valiant Comics. Columbia Pictures / Bona Film Group / Cross Creek Pictures / Annabell Pictures / The Hideaway Entertainment / Original Film / Valiant Entertainment. EE.UU., 2020. Estreno en la Argentina: 12 de marzo de 2020.
Los productores hicieron lo que tenían que hacer y tomaron la decisión más sabia (¿la única?) que podían tomar. La verdad es que, a pesar de sus casi 30 años de vida editorial, Bloodshot es un personaje que no conoce nadie fuera del gueto comiquero. Por eso, en vez de hacer una película de superhéroes con Vin Diesel, hicieron una película de Vin Diesel con excusa superheroica. Que puede sonar parecido pero no es lo mismo.
El fondo de la cuestión sigue los lineamientos básicos que el cómic estableció bajo la fórmula de los distintos lanzamientos y relanzamientos que ha hecho la escudería Valiant con el paso del tiempo. Entre idas y vueltas, ha dejado establecido que el marine de élite Ray Garrison fue resucitado después de morir, gracias a la inyección de millones de robots nanotecnológicos en su torrente sanguíneo, hecho que terminó transformándolo en la perfecta máquina de matar. El supersoldado ideal, con exabruptos patrioteros, poderes regenerativos que reíte de Wolverine; y la capacidad de interactuar con cualquier aparato electrónico y/o fase de internet. Pero (siempre hay uno) con serios huecos en su memoria.
Si pispearon el tráiler ya saben de qué va la película. Y ese es el gran problema del film. No cuenta una historia, sino que alarga in extremis una circunstancia obvia y sin sorpresa, hasta terminarla de manera obvia y sin sorpresas. Una aventura efectiva, rápida y furiosa. Como para que Vin Diesel se sintiera cómodo haciéndola. Y los espectadores de las películas de Vin Diesel se sintieran cómodos viéndola. Lo bueno es que no se planta con pretensiones inaugurales de universo ficticio cohesionado a la Marvel. Empieza y termina. De manera abierta, como todo ahora en Hollywood, pero termina.
No hay cameos raros, no hay referencias ocultas o disfrazadas, no hay semillas que esperen germinar en futuros desprendimientos paralelos y simultáneos. Es el origen de Bloodshot, el mismo machote unidimensional que Vin Diesel viene interpretando, con la misma cara y otros nombres, en un montón de películas distintas. Con un vistoso tratamiento estético de la violencia, eso sí. Y paremos de contar, porque ni siquiera tiene escena post-créditos.
Fernando Ariel García