jueves, 12 de marzo de 2020

BLOODSHOT: RÁPIDO Y FURIOSO

Bloodshot. Director: David S. F. Wilson. Protagonistas: Vin Diesel (Ray Garrison / Bloodshot), Eiza González (KT), Sam Heughan (Jimmy Dalton), Toby Kebbell (Martin Axe), Guy Pearce (Dr. Emil Harting), Lamorne Morris (Wilfred Wigans) y Talulah Riley (Gina DeCarlo), entre otros. Guion: Jeff Wadlow y Eric Heisserer, basado en personajes y situaciones creadas por Kevin VanHook, Don Perlin, Bob Layton y Duane Swierczynski para el cómic Bloodshot, de Valiant Comics. Columbia Pictures / Bona Film Group / Cross Creek Pictures / Annabell Pictures / The Hideaway Entertainment / Original Film / Valiant Entertainment. EE.UU., 2020. Estreno en la Argentina: 12 de marzo de 2020. 

Los productores hicieron lo que tenían que hacer y tomaron la decisión más sabia (¿la única?) que podían tomar. La verdad es que, a pesar de sus casi 30 años de vida editorial, Bloodshot es un personaje que no conoce nadie fuera del gueto comiquero. Por eso, en vez de hacer una película de superhéroes con Vin Diesel, hicieron una película de Vin Diesel con excusa superheroica. Que puede sonar parecido pero no es lo mismo.


El fondo de la cuestión sigue los lineamientos básicos que el cómic estableció bajo la fórmula de los distintos lanzamientos y relanzamientos que ha hecho la escudería Valiant con el paso del tiempo. Entre idas y vueltas, ha dejado establecido que el marine de élite Ray Garrison fue resucitado después de morir, gracias a la inyección de millones de robots nanotecnológicos en su torrente sanguíneo, hecho que terminó transformándolo en la perfecta máquina de matar. El supersoldado ideal, con exabruptos patrioteros, poderes regenerativos que reíte de Wolverine; y la capacidad de interactuar con cualquier aparato electrónico y/o fase de internet. Pero (siempre hay uno) con serios huecos en su memoria.


Si pispearon el tráiler ya saben de qué va la película. Y ese es el gran problema del film. No cuenta una historia, sino que alarga in extremis una circunstancia obvia y sin sorpresa, hasta terminarla de manera obvia y sin sorpresas. Una aventura efectiva, rápida y furiosa. Como para que Vin Diesel se sintiera cómodo haciéndola. Y los espectadores de las películas de Vin Diesel se sintieran cómodos viéndola. Lo bueno es que no se planta con pretensiones inaugurales de universo ficticio cohesionado a la Marvel. Empieza y termina. De manera abierta, como todo ahora en Hollywood, pero termina. 


No hay cameos raros, no hay referencias ocultas o disfrazadas, no hay semillas que esperen germinar en futuros desprendimientos paralelos y simultáneos. Es el origen de Bloodshot, el mismo machote unidimensional que Vin Diesel viene interpretando, con la misma cara y otros nombres, en un montón de películas distintas. Con un vistoso tratamiento estético de la violencia, eso sí. Y paremos de contar, porque ni siquiera tiene escena post-créditos. 
Fernando Ariel García

miércoles, 11 de marzo de 2020

LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS OLVIDADOS: ¿LITERATURA O MARKETING?

La biblioteca de los libros olvidados. Director: Rémi Bezançon. Protagonistas: Fabrice Luchini, Camille Cottin, Alice Isaaz, Bastien Bouillon, Astrid Whettnall y Josiane Stoléru, entre otros. Guion: Rémi Bezançon y Vanessa Portal, basado en la novela Le Mystère Henri Pick (2016), de David Foenkinos. Mandarin Cinéma / Gaumont Production. Francia, 2019. Estreno en la Argentina: 12 de marzo de 2020. Proyectada en octubre de 2019, durante el 2º Tour de Cine Francés, bajo el título El misterio del Sr. Pick

En todo el mundo, la industria del libro vive de vender la mayor cantidad posible de ejemplares. Y está bien que así sea. Pero, en un mercado como el francés, definido por una notable sobreoferta que pareciera obligar a una cada vez más acelerada rotación de los títulos, ¿de dónde se agarra una editorial a la hora de posicionar su libro por sobre los de su competencia? ¿De dónde las librerías, al momento de distribuir los espacios finitos de sus estantes y vidrieras? ¿De dónde la crítica literaria, para visibilizar una obra puntual, un determinado autor? ¿De dónde el público, llegado el momento de cerrar el círculo y pagar el precio determinado para la experiencia de esa lectura? 


Según La biblioteca de los libros olvidados (Le Mystère Henri Pick), todo depende de la calidad que tenga la historia a ser vendida. La calidad de la historia literaria, o la calidad de la historia que cuente el marketing sobre la historia literaria. Cuando ambas confluyen, pareciera decir el film, la obra artística es una sumatoria de esos logros internos (literatura) y externos (campaña publicitaria). O sea, el best-seller del año, el libro del que todos hablan, el que todos compran y todos leen, el que todos hubieran querido escribir, el que todos hubieran querido editar. 


Estamos en Crozon, un pequeño pueblo costero de la Bretaña francesa. Allí, una inescrupulosa joven editora, hambrienta por ocupar nuevos y mayores espacios de poder en una prestigiosa editorial parisina, se topa con una extraña iniciativa local. Una biblioteca dedicada a preservar aquellos manuscritos rechazados por la industria (en este sentido, La biblioteca de los libros rechazados hubiera sido un título más acertado para comercializar el film en la Argentina). Y en uno de sus estantes, encuentra el sueño de todo profesional del medio: La historia de amor escrita por un pizzero iletrado (el Henry Pick del título original), con la calidad literaria necesaria para dialogar de igual a igual con Pushkin, con Dostoievski, con Proust, con Duras. Y la historia por detrás de ese texto, tanto o más interesante que la propia novela, garantía segura de una prolífica cobertura mediática nacional e internacional. 


Ahora, ¿qué pasaría si este evento cultural del año fuera una mentira, una patraña montada por esta inescrupulosa editora dispuesta a todo? Planteada como un policial de enigma con toques cómicos, la película de Rémi Bezançon siembra la duda para, antes de resolver el asunto, abordar una serie de cuestionamientos críticos sobre la actual escena literaria parisina y los verdaderos porcentajes de consumo y de cultura que poseen los nuevos consumos culturales promovidos por las viejas prácticas capitalistas. Con un erudito escritor frustrado devenido arrogante crítico literario devenido mediocre émulo de Sherlock Holmes, Bezançon mete el dedo en la llaga y se pregunta dónde pone las prioridades la industria editorial. ¿En el talento o en las posibilidades comerciales?
Fernando Ariel García

jueves, 5 de marzo de 2020

UNIDOS: OPACO JUEGO DE ROL SUBURBANO

Unidos. Director: Dan Scanlon. Voces (en inglés): Tom Holland (Ian Lightfoot), Chris Pratt (Barley Lightfoot), Julia Louis-Dreyfus (Laurel Lightfoot), Octavia Spencer (Corey), Mel Rodriguez (Colt Bronco), Kyle Bornheimer (Wilden Lightfoot) y Grey Griffin (Dewdrop), entre otros. Voces (en castellano): Emilio Treviño (Ian Lightfoot), Carlo Vázquez Díaz (Barley Lightfoot), Gaby Cárdenas (Laurel Lightfoot) y Regina Orozco (Corey), entre otros. Participación especial de Cande Molfese (Althea) y Ruggero Pasquarelli (Gurge). Guion: Dan Scanlon, Jason Headley, Keith Bunin. Canción de cierre: Carried Me With You, interpretada por Brandi Carlile. Walt Disney Pictures / Pixar Animation Studios. EE.UU., 2020. Estreno en la Argentina: 5 de marzo de 2020. 

Imaginemos, por un momento, un mundo en donde los manuales de Dragones y Mazmorras no son antiguas guías para el clásico juego de rol, sino los verdaderos libros de historia de una civilización marcada por la omnipresencia de la magia y la convivencia entre los distintos seres mitológicos y fantásticos de nuestros cuentos de hadas. Imaginemos, por un momento, que un buen día la magia se retiró quién sabe a dónde, sobrepasada por los adelantos tecnológicos que permitieron alcanzar (casi) los mismos resultados, de manera inmediata y sin esfuerzo. 


No imaginemos más, porque lo que queda es el mundo de Unidos (Onward), la nueva película de Disney – Pixar, ambientada en los suburbios de una gran ciudad que cambió el polvo de hadas por los motores de combustión interna, los espacios abiertos y naturales por las moles de concreto y las planicies de asfalto, la adrenalina de la aventura por el virus del sedentarismo, la iniciativa personal por la repetición de una rutina tan cómoda como monótona. 


Y si la representación de este mundo es lo mejor que tiene para ofrecernos el film de Dan Scanlon, se debe (en gran parte) a que Unidos también resignó el riesgo creativo en favor de un excesivo apego a la fórmula que tan buenos resultados le viene dando a los estudios del Tío Walt y su lamparita saltarina. Historia de empoderamiento adolescente y resignificación de las verdaderas raíces familiares, la película pasa de la empatía sentimental para llegar a las lágrimas por el fácil camino del golpe bajo. Y a la hora de conmover al espectador con la historia de una relación trunca entre un padre y sus hijos, elige ir por los atajos más convencionales. 


Eso sí, emparentada como está con el universo simbólico de los juegos de rol, hay que reconocer que Disney y Pixar saben cómo tirar los dados y cuando bajar las cartas que hay que bajar. Ensamblada de manera sorprendente, Unidos domina y manipula las reglas de cada mano para ganar todas las partidas. Pero la trampa no reemplaza a la magia. No se hace una gran película con un mal chiste de Los Simpsons y cinco buenas coreografías robadas a Bernie Lomax. 
Fernando Ariel García