Dos tiempos. Director: Pablo
Francischelli. Protagonistas: Lucio Yanel, Yamandú Costa. Guionistas: Pablo
Francischelli, Caio Jobim. Doblechapa Cinema / TvZero. Brasil, 2021. Estreno en
la Argentina: 18 de agosto de 2022.
El Maestro de la guitarra española. Así llaman
en el Brasil al argentino Lucio Yanel, nacido en Corrientes en 1946 y afincado
en Rio Grande do Sul desde 1982. Lo suyo es el chamamé, no sólo como expresión
musical del litoral argentino (y sus vasos comunicantes con el Paraguay y el sur
del Brasil, por supuesto), sino como manifestación de la idiosincrasia de un
pueblo, más rural que urbano. Cuando toca, su arte realza el sentido espiritual
y filosófico del chamamé, esa magia intangible que fortalece los vínculos entre
las personas, aplaca las tristezas de la clase trabajadora, recupera los
valores culturales que se van trastocando con el paso de las generaciones, empodera
la memoria colectiva. Es, a la vez, fiesta popular y celebración mística.
Yamandú Costa, guitarrista y compositor brasileño,
tuvo la posibilidad de perfeccionar su arte bajo la guía de Yanel. Como la
música que sabe interpretar, no se ciñó a las fronteras geográficas; y entendió
que el choro, la samba y la bossa nova dialogan con el tango, la milonga y el
chamamé, porque comparten motivaciones, luchas y destinos. Cuando sus dedos
recorren las cuerdas de la guitarra, todo a su alrededor se vuelve silencio
sacramental. Las notas de cualquier melodía reconocible, traen consigo los paisajes
de aquellos sueños y esperanzas; y ayudan a transitar las vicisitudes de la
vida con algo más de color, movimiento y alegría.
Dos tiempos (Dois tempos), documental del
director argentino-brasileño Pablo Francischelli, sigue el reencuentro de los
dos músicos a 35 años del momento que los unió, emocionalmente, arriba y abajo
del escenario. Con el espíritu de una road-movie gasolera, cruza con ellos la
frontera entre el Brasil y la Argentina, hasta llegar a Corrientes para verlos participar
de un festival. En el camino, como corresponde, irán reconstruyendo sus
historias personales y en común, revisitarán algunos de los lugares que los
hicieron ser quiénes son, charlarán con viejos amigos de los efectos de la
vejez en el cuerpo y el espíritu, recuperarán recuerdos, generarán futuras
memorias. Y tocarán la guitarra, claro.
En lo personal, a pesar de ser una película algo
corta, se me hizo bastante larga. Reconozco que no tenía ni idea de quiénes
eran Yanel y Costa; y tal vez, por ese motivo, me fue difícil empatizar con
ellos mientras estaban en el camino, a bordo de esa van algo vetusta. Puede ser
que yo haya cargado de tedio esas imágenes precisas, bonitas y reveladoras, por
no saber mirar lo que estaba viendo. Lo que sí sé es que, en el momento en que maestro
y discípulo ponían a rodar su talento, el film me abría un abanico de
sensaciones que no tenía (tan) asociado al chamamé. Una cosa casi chamánica, primigenia,
melancólica y reparadora, festivamente religiosa. Capaz de producir una
metamorfosis en el alma, llenando ese momento de una luz reparadora y
beatífica. El verdadero poder de la música.
Fernando Ariel García