En buenas manos. Directora: Jeanne Herry. Protagonistas: Sandrine Kiberlain, Gilles Lellouche, Elodie Bouchez, Olivia Côte, Clotilde Mollet, Jean-François Stévenin, Bruno Podalydès y Miou-Miou, entre otros. Guion: Jeanne Herry. Les Productions du Trésor / Chi-Fou-Mi Productions / Studiocanal / France 3 Cinéma / Artemis Productions / VOO / BE TV / Ciné+ / France Télévisions / Shelter Prod / Taxshelter.be. Francia / Bélgica, 2018. Estreno en la Argentina: 28 de noviembre de 2019 (exhibida con anterioridad dentro del 2º Tour de Cine Francés en Buenos Aires, durante octubre de 2019).
En una punta del hilo invisible lo tenemos a Theo, que acaba de nacer. La mujer que, en secreto, lo gestó con cariño y cuidados durante nueve meses, no quiere convertirse en su madre y está decidida a entregarlo en adopción. La otra punta del hilo invisible se llama Alice (una notable Élodie Bouchez), habitada por cuarentitantos años de inestabilidades emocionales y vulnerabilidades varias, convencida sólo de su deseo de convertirse en madre. Algo que las razones biológicas le han venido impidiendo por los últimos diez años. Y durante 107 emocionantes e hipnóticos minutos, En buenas manos (Pupille) se encargará de contarnos si ambos extremos podrán llegar a iniciar una hermosa y duradera relación.
En vez de un documental sobre los protocolos franceses para cualquier proceso de adopción, Jeanne Herry eligió hacer una obra de ficción que registre rigurosamente los caminos burocráticos y las instancias legales que un Estado presente y activo impone en una situación de esta naturaleza, poniendo en valor la entrega amorosa de cada una de las personas dedicadas (e involucradas) a semejante tarea. Sin descuidar nunca el impacto emocional que este trabajo descarga sobre sus vidas familiares; y viceversa.
Con un elenco afiatadísimo, que se saca chispas al hacer brillar al compañero (arriba de todos, Gilles Lellouche, Sandrine Kiberlain y la mítica Miou-Miou), En buenas manos elabora el deseo y la frustración que atraviesa a los protagonistas, desde la mujer gestora que elige el anonimato hasta los padres postulantes abrazados por la incertidumbre y la esperanza, pasando detenidamente por los médicos, psicólogos, asistentes sociales, consejeros de familia, empleados técnicos del centro público de adopción y, muy especialmente, los miembros de la familia de acogida que se harán cargo, temporalmente, de Theo.
Narrada en estricto orden cronológico, pero siempre desde una mirada coral que tiene en su epicentro al bebé en estado de adoptabilidad, En buenas manos es una de esas películas que habla con claridad de la naturaleza de los vínculos humanos. Y, en especial, de los vínculos parentales, que dependen más de la interpersonal construcción cotidiana que de cualquier relación sanguínea existente.
Fernando Ariel García