miércoles, 2 de junio de 2021

CRISIS: VERDAD Y CONSECUENCIAS

Crisis on Infinite Earths Nº 1-12. Guionista: Marv Wolfman, con colaboraciones argumentales de Len Wein, Robert Greenberger y George Pérez. Dibujante: George Pérez. Entintadores: Dick Giordano, Mike DeCarlo, Jerry Ordway. Coloristas: Anthony Tollin, Tom Ziuko, Carl Gafford. Portadista: George Pérez. Editor: Marv Wolfman. DC Comics. EE.UU., abril de 1985 a marzo de 1986.


A 36 años de su publicación original como maxiserie de doce entregas, Crisis on Infinite Earths sigue siendo (al menos para mí) el ejemplo más logrado del hoy clásico formato de cruce anual en saga de proporciones cósmicas que pone en jaque la existencia del universo ficticio editorial, tal como viene siendo conocido hasta el momento. Es cierto que Crisis tiene, a su favor, el ser uno de los títulos que inició el mencionado subgénero, junto con la Secret Wars de Marvel. Y eso le significó tener de su lado el necesario (y vital) componente de novedosa originalidad que el paso del tiempo licuó en las más de 30 crisis recurrentes que DC siguió ofreciéndonos, con precisión suiza, cada 365 días.

Aviso publicitario de marzo de 1985, con el largo título original de la saga: 
DC Universe: Crisis on Infinite Earths

La razón de su vigencia, aunque sus contenidos hayan quedado post-datados hasta el cansancio, es su calidad. Calidad entendida desde sus implicancias industriales, traducida en una afiatada combinación de decenas de revistas entrelazadas entre sí, capaces de articular lógicas internas individuales con la narrativa macro, distribuyendo lo esencial, lo imprescindible, lo anecdótico y lo innecesario, en un mosaico global que permite el abordaje de su lectura por el todo o sólo por las partes principales.

Juntos pero no revueltos

Pero calidad, antes que nada, entendida desde sus méritos artísticos. El guión de Marv Wolfman continúa siendo efectivo en su manejo de la épica intergaláctica y el drama intimista, el respeto a la tradición editorial y el ánimo rupturista que se necesita para sentar las bases de un futuro dinámico y diferente; y por eso mismo atractivo e interesante. El dibujo de George Pérez (con las tintas exquisitas de Dick Giordano y Jerry Ordway) supo captar (y sigue comunicando) los distintos lenguajes corporales de cientos de superhéroes, haciendo hincapié en aquello que los diferencia y los complementa. Algo que se nota (y se agradece) en las escenas de masas que desafían los ojos del lector sin complicarle el sentido de la narración.

Icónica imagen con la muerte de Supergirl

Para mí, la gran diferencia entre esta Crisis y las que les siguieron pasa por la sensación de verdad que Wolfman y Pérez supieron conseguir. Como nunca antes (como nunca después), la empatía con el destino de los personajes es total. Tal vez porque el placer lúdico de encontrarse con el Universo DC desplegado en su máximo esplendor, siempre estuvo equilibrado por las amenazas existenciales que plantea la aventura. Y, sobre todo, porque terminó siendo emocionalmente sacudido por las consecuencias que se animaron a plasmar en el papel.

El momento más impactante de Crisis: La muerte de Flash (Barry Allen)

Consecuencias no siempre deseadas ni aceptadas por los fanáticos. Y ahí radica otro de los valores intangibles que Crisis sacó a relucir: La discrepancia con el lector, la insatisfacción instalada como componente de una ficción viva, abierta a la prueba y el error. Al azuzar al lector, en lugar de complacerlo, Wolfman y Pérez implotaron la zona de confort y dinamitaron el estandarizado verosímil que DC había explotado comercialmente por 50 años. Instalando una posición que privilegiaba lo imprevisible por sobre lo previsible, le dieron la posibilidad cierta del encanto-desencanto ante el devenir de los acontecimientos.

Ilustración hecha a dúo por George Pérez y Alex Ross

Lamentablemente, también le dieron un formato comercialmente exitoso a la industria del cómic. Lo cual derivó en la instalación de una fórmula que terminó achatándolo todo, (des)naturalizando las excepcionalidades que Crisis presentó como instancias irrepetibles y (neo)fundacionales. Transmutando la idea de irreversible cambio definitivo en una propuesta de reversible cambio temporario, motivada por las necesidades editoriales pero incapaz de motivar el interés del lector. Por suerte, a nosotros siempre nos quedará esta Crisis en Tierras Infinitas.
Fernando Ariel García
Publicado originalmente en Comiqueando Digital Nº 1 (marzo de 2021)

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