Bumblebee. Director: Travis Knight. Protagonistas: Hailee Steinfeld, Jorge Lendeborg Jr., John Cena, Jason Drucker, Pamela Adlon, Stephen Schneider, Ricardo Hoyos y John Ortiz, entre otros. Voces de Dylan O'Brien (Bumblebee), Peter Cullen (Optimus Prime), Angela Bassett (Decepticon Shatter) y Justin Theroux (Decepticon Dropkick), entre otros. Guión: Christina Hodson, basado en personajes y situaciones creadas por Hasbro para el universo ampliado de los Transformers. Productor: Michael Bay. Productor Ejecutivo: Steven Spielberg. Allspark Pictures / Bay Films / Di Bonaventura Pictures / Hasbro / Paramount Pictures / Tencent Pictures / Tom DeSanto - Don Murphy Production. EE.UU., 2018. Estreno en la Argentina: 26 de diciembre de 2018.
Digámoslo de entrada. Bumblebee es la mejor película de toda la larga saga de los Transformers. Pero, siendo sincero y mirando hacia atrás, la verdad es que no necesitaba de mucho para colgarse esa cucarda. Con una buena mezcla de aventura familiar, romance adolescente, humor blanco, música pegadiza y algo parecido a un argumento, le alcanza y sobra para sacarle varios cuerpos a cualquiera de las huecas y pretenciosas aventuras anteriores.
Que, aclarémoslo ahora, transcurren después de Bumblebee, precuela oficial y oficiosa al moderno universo fílmico de los muñequitos transformables. Hecho concreto que el filme de Travis Knight aprovecha al mango para potenciar el valor nostálgico de una licencia anclada en el costado más luminoso de la década del ’80. Colores, sensaciones, posturas, imaginarios sociales y políticos del 1987 en que transcurre la acción, que aquí aparecen adornados con el recupero de los diseños originales de los Transformers y la incomparable cortina musical de aquellos días felices, Duran Duran incluido.
Es cierto que la idea fuerza de Bumblebee juega al límite del choreo con El Gigante de Hierro, pero el nacimiento de la amistad entre una humana y una máquina con sentimientos le permite maquillarlas de algo distinto. Y le facilita otra perspectiva (menos grandilocuente pero más efectiva) para enfocar la repetida batalla entre Transformers y Decepticons, siempre con el fin del mundo como telón melodramático. No hay que quedarse hasta el final de los créditos finales. Y eso está bueno, porque así uno sale del cine con ganas de seguir viendo algo más de Bumblebee. Una nueva aventura que, seguramente, estará al caer.
Fernando Ariel García