La estirpe Maralha. Guión: Eduardo Mazzitelli. Dibujos: Enrique Alcatena. Colaboradores: Pablo Elías y Natalia Montoya. Portada: Enrique Alcatena. 272 páginas en blanco y negro Napoleones Sin Batallas / Entelequia. ISBN: 978-987-45507-1-2. Argentina, agosto de 2014.
El secreto de la narración oral hecho historieta. El poder absorbente de un relato muy bien contado. Que nos atrapa, nos envuelve, nos seduce hasta devorarnos impiadosamente. Mundos dentro de mundos dentro de mundos que están dentro tuyo, dentro mío, dentro del monstruo bicéfalo que es Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena, dos que son uno y, desde hace mucho ya, vienen siendo mucho más que dos. Un universo de parajes míticos que nos son engañosamente conocidos, pues los hemos transitado en noches oníricas, los hemos padecido en jornadas de pesadilla, nos hemos perdido en sus laberíntico pasadizos abiertos a la sorpresa.
Como siempre (y, cada vez, como nunca) estamos frente a un destilado respetuoso de la cultura humana. Shakespeare, Hokusai, Las mil y una noches, los superhéroes de la Edad de Plata, los mitos de ayer, de hoy y de siempre. Los verdaderos juegos de tronos, la búsqueda del poder absoluto para corromperlo todo, para liberarlo todo, para someternos a todos, para liberarnos a todos. Para iluminarnos con la emoción y el conocimiento. Reyes, guerreros, déspotas, asesinos, brujos, héroes, marionetas todas del destino, prisioneros de los hilos que mueven Mazzitelli y Alcatena, Dios que no puede dejar de crear gentes y geografías de arquitecturas barrocas y perspectivas afiebradas. Reflejo de lo que ya fue, cimiento del porvenir. Sin tiempo. Con vida de sobra.
La estirpe Maralha no es otra épica fuera de la historia, más allá de los sueños. Es una nueva (y van…), tan misteriosa e insondable como las anteriores, con un latido propio, intransferible, que se abre a percepciones desconocidas, a sentidos que no gobierna la razón. La ciencia entendida como fe, la tecnología como magia. La máscara que oculta mostrando. Es el resultado de la sumatoria de dos sagas que se complementan, se potencian: Sangre negra y Syridiana, realizadas para su serialización en las revistas italianas de la Eura/Aurea, pero construidas para su lectura de corrido, por las conexiones que van trazando entre sus sombras, por la civilización común que ayudan a fundar y derruir, por el linaje sangriento que las puebla.
La primera parte le muerde los talones al último de los Maralha, expiación de esa alcurnia pervertida, fin y principio de todos los relatos que sobre ellos se cuentan con el respeto que nace del miedo. Es una historia de aprendizaje, para el niño que todo lo sabe y para su asesino que todo lo ignora. Cuento de hadas fracturado, cooptado por el lado oscuro de la cordura, la segunda parte decanta en una historia de amor maldito. Entre el padre y su hija. Entre un hombre y una mujer. Todos enemigos acérrimos y dedicados. Por ello también es la historia de una traición, de varias venganzas.
Es también la más cabal muestra del juego del gato y el ratón que los personajes saben jugar entre sí. Y que los autores saben jugar con nosotros, pobres ricos lectores entregados a nuestra suerte. El secreto de la narración oral hecho historieta. El poder absorbente de un relato muy bien contado. Que nos atrapa, nos envuelve, nos seduce hasta devorarnos impiadosamente.
Quiero más.
Fernando Ariel García