lunes, 27 de mayo de 2024

SPIDER-MAN. UN NUEVO UNIVERSO: PODER, RESPONSABILIDAD, HUMOR, ACCIÓN Y CONCIENCIA SOCIAL

Spider-Man: Un nuevo universo. Directores: Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman. Voces (en inglés): Shameik Moore (Miles Morales / Spider-Man), Jake Johnson (Peter B. Parker / Spider-Man), Hailee Steinfeld (Gwen Stacy / Spider-Woman), John Mulaney (Peter Porker / Spider-Ham), Kimiko Glenn (Peri Parker / SP//dr), Nicolas Cage (Peter Parker / Spider-Man Noir), Mahershala Ali (Aaron Davis / Merodeador), Liev Schreiber (Wilson Fisk / Kingpin), Brian Tyree Henry (Jefferson Davis), Luna Lauren Vélez (Rio Morales), Lily Tomlin (May Parker), Zoë Kravitz (Mary Jane “MJ” Parker) y Kathryn Hahn (Dra. Olivia Octavius), entre otros. Participación especial de Chris Pine (Peter Parker / Spider-Man), Oscar Isaac (Miguel O’Hara / Spider-Man 2099), Jorma Taccone (Peter Parker / Spider-Man 1967), Lake Bell (Vanessa Fisk), Jorma Taccone (Norman Osborn / Duende Verde), Marvin Jones III (Lápida), Joaquín Cosío (Escorpión), Greta Lee (Lyla), Adam Brown (J. Jonah Jameson), Cliff Robertson (Ben Parker, en un audio de Spider-Man 2) y Stan Lee (Stan). Voces (en castellano): Emilio Treviño (Miles Morales / Spider-Man), Miguel Ángel Ruiz (Peter B. Parker / Spider-Man), Alondra Hidalgo (Gwen Stacy / Spider-Woman), Óscar Flores (Peter Porker / Spider-Ham), Alejandra Delint (Peri Parker / SP//dr), Salvador Delgado (Peter Parker / Spider-Man Noir), Daniel del Roble (Aaron Davis / Merodeador), Rubén Moya (Wilson Fisk / Kingpin), Dan Osorio (Jefferson Davis), Gisella Ramírez (Rio Morales), Rebeca Manríquez (May Parker), Mireya Mendoza (Mary Jane “MJ” Parker) y Kerygma Flores (Dra. Olivia Octavius), entre otros. Participación especial de Gerardo García (Peter Parker / Spider-Man), José Luis Rivera (Miguel O’Hara / Spider-Man 2099), Raúl Anaya (Peter Parker / Spider-Man 1967), Adriana Casas (Vanessa Fisk), Erick Selim (Norman Osborn / Duende Verde), Mauricio Pérez (Lápida), Joaquín Cosío (Escorpión), Leyla Rangel (Lyla), Humberto Solórzano (J. Jonah Jameson), Pedro D’Aguillón Jr. (Ben Parker), Jesse Conde (Stan), Humberto Ramos y Luis Gantús. Guionistas: Phil Lord, Rodney Rothman. Basado en personajes y situaciones creados por Stan Lee, Steve Ditko, John Romita, Brian Michael Bendis, Sara Pichelli, Larry Hama, Tom DeFalco, Mark Armstrong, Gerard Way, Jake Wyatt, David Hine, Fabrice Sapolsky, Carmine Di Giandomenico, Marko Djurdjević, Peter David y Rick Leonardi, entre otros, para los cómics de Marvel. Columbia Pictures / Marvel Entertainment / Sony Pictures Animation / Pascal Pictures / Arad Productions / Lord Miller Productions. EE.UU., 2018. Estreno en la Argentina: 10 de enero de 2019.


Si los pocos minutos como escena post-créditos de la insufrible Venom le alcanzaban para generar altos picos de ansiedad y esperanza, el visionado completo de Spider-Man: Un nuevo universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse) cumple al satisfacer todas y cada una de las expectativas prometidas. Principalmente, por saber supeditar los méritos técnicos a las necesidades narrativas de una saga compleja. Y si logra hacer fácil lo difícil es porque el trabajo está (muy) bien realizado.


Antes (y, para mí, mejor) que Spider-Man: Sin camino a casa, la segunda entrega del universo arácnido de Sony define y establece el concepto del Multiverso de manera entretenida, sorprendente y netamente cinematográfica. Y lo plasma en una estética deliberadamente anárquica, supercolorida, hiperdinámica y anclada en la iconografía clásica del cómic. Triunfa al crear su propio marco de referencia, explotarlo al mango y dejarlo abierto a nuevos desarrollos y desafíos técnicos más grandes.


Sin poder usar al trepamuros del Universo Cinematográfico de Marvel, el film de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman aprovecha la interacción de nueve hombres araña venidos desde distintas, diferentes y complementarias realidades alternas. El afroamericano Miles Morales, un Peter B. Parker quintaesencial (que bien podría ser el de Tobey Maguire), la Spider-Woman (Spider-Gwen) de un mundo sin hombres araña; el Spider-Man Noir de un universo monocromático anclado en la novela negra, la SP//dr deudora de la cultura Mecha del animé; y el irascible Puerco Araña (Spider-Ham) al que Homero Simpson le dedicara una inolvidable melodía. Todo ello sin contar las apariciones cuasi-decorativas del Peter Parker del universo de Miles Morales, el Spider-Man del 2099 y el Spider-Man del dibujito animado original de 1967.


Además de compaginar las historias de cada arácnido, evitando reiteraciones innecesarias y desarrollando personalidades propias y reconocibles, la película saca provecho de la biblia emocional del personaje, aquellos trances que lo han encumbrado como una de las grandes creaciones culturales del siglo XX. Sin importar que versión multiversal esté llevando la acción adelante, el poder, la responsabilidad, el humor y la acción espectacular sostienen el metraje del film. Apoyados, siempre, en el sostén que lo definió (y define) como superhéroe: La conciencia social que brinda un barrio de clase trabajadora. Hay segunda (y tercera) parte. Y ya la quiero ver.
Fernando Ariel García

jueves, 16 de mayo de 2024

EL DÍA MÁS LARGO DEL FUTURO: EL SUEÑO DEL MARKETING PRODUCE MONSTRUOS

El día más largo del futuro. Autor: Lucas Varela. Hotel de las Ideas. Argentina, febrero de 2016.


Con El día más largo del futuro me pasa lo mismo que me pasa con un número pequeño y limitado de obras, aquellas que con el tiempo resultaron ser mis obras maestras de cabecera. Cada tanto vuelvo a leerlas, verlas, oírlas; y cada vez que lo hago me encuentro con trabajos que reconozco como placenteras experiencias ya transitadas y, al mismo tiempo, como territorios salvajes nunca antes hollados. Más que un mérito mío, resultado del talento y sensibilidad de sus autores, en este caso en particular el genio narrativo de Lucas Varela.


Desde que la leí por vez primera, serializada en el segundo volumen de Fierro (de abril a noviembre de 2015, ¿ya pasó tanto?), El día.. se me hizo una especie de vieja película muda, un slapstick distópico donde el humor negro y la comedia física aparecían aplicados a la exposición minuciosa del daño que la cultura capitalista le ha causado al tejido social. Como Tiempos modernos, pero con Buster Keaton en lugar de Chaplin. Trabajo esclavo, consumismo, alienación, burocratización de la existencia, pérdida de la condición humana, transformación de la ciudadanía en nicho de mercado. Todo ello, gloriosamente santificado en el altar tecnocrático de un Gran Hermano más cruel y corporativo que el de la tele.


Semejante instancia de explotación permanente y continua, sólo se sostiene y promueve desde la impuesta lógica de la polarización. No importa si la grieta es deportiva, empresaria, ideológica o política, si se conocen o desconocen las razones que sustentan y profundizan la naturalización del enfrentamiento, traducido en actos violentos hacia el otro. Entre humanos y robots, entre empresas rojas y empresas azules, entre estados totalitarios, represivos y cosificadores.


Fiel al estilo narrativo de Varela, El día… es mucho más que un notable ejercicio de estilo. Entre la invasión alienígena y la guerra comercial, yendo de la ciencia-ficción al espionaje industrial, la historieta expone el proceso de colonización de las marcas sobre las personas, del logotipo sobre las señas identitarias. El futuro que estamos habitando desde hace rato, ocupados en acciones estériles con resultados intrascendentes, mientras nos aislamos cada vez más de lo realmente importante. El falso bienestar esgrimido por el orden que vino a terminar con el estado de bienestar. La reproducción del status quo por aquellos que aborrecen del status quo. La pauperización social tras el prometido paraíso económico. Perdidas las esperanzas, parece que Goya tenía razón. Hoy como ayer, el sueño del marketing produce monstruos.
Fernando Ariel García

lunes, 6 de mayo de 2024

TIERRA DE NADIE: TRÁNSITO EXISTENCIAL DEL DÍA HACIA LA NOCHE

Tierra de nadie. Guion: Roberto Barreiro. Dibujo y portada: Edu Molina. Apartado teórico: Ariel Avilez. Comic.ar. Argentina, marzo de 2023.


Hinchada como un cuerpo afectado por la enfermedad más repugnante. Su hedor es el aliento del cáncer. Caótica, recubierta de cráteres, inhabitable, terrible. La bóveda de la locura. Cuatro de las tantas descripciones con que el poeta y soldado británico Wilfred Owen definió la verdadera naturaleza de la Tierra de nadie, ese siniestro espacio entre trincheras de la Primera Guerra Mundial en la que le tocó terminar sus días. Zona no ocupada por ninguno de los ejércitos enfrentados, era también (y sobre todo) un territorio en disputa entre la vida y la muerte.


Agarrándose de esta naturaleza híbrida, Roberto Barreiro (argentino radicado en Chile) y Edu Molina (argentino radicado en México) fusionaron los géneros bélico y de terror en un puñado de historias que no renuncian a ninguna de las características fundacionales de cada rubro, sino que las ponen a dialogar en igualdad de condiciones. Después de todo, no parece haber tantas diferencias de fondo entre el horror naturalizado de la guerra y el horror sobrenatural proveniente de monstruos lovecraftianos, criaturas animadas a partir de materia inanimada o vampiros balcánicos.


Con esta premisa, se dedicaron a documentar el tránsito existencial del día hacia la noche, de lo conocido a lo desconocido. No importa tanto que la acción se sitúe en el frente belga de la Gran Guerra, en una aldea judía de la Segunda Guerra mundial o en un páramo semiabandonado durante la Guerra de Croacia. La identidad de los relatos viene dada por la irrupción de lo incomprensible dentro de lo inexplicable, del miedo primordial sobre la maldad deshumanizada que es capaz de exhibir el ser humano.


Estableciendo una estética minimalista y salvaje, depurada y áspera, Barreiro y Molina presentaron su Tierra de nadie al concurso mexicano Secuenciarte 2019 y obtuvieron el segundo premio. Después vino el tomo recopilatorio azteca y, finalmente, el volumen argentino con una historieta realizada expresamente para esta edición. A mi entender, el gran acierto de los autores es el de haber elegido conflictos armados que todavía se medían y dirimían frente a frente, cuerpo a cuerpo, con el frío aliento de la tumba soplando la nuca de los combatientes. Una experiencia cercana e inmediata que este tríptico transmite sin piedad ni condolencias hacia los lectores. Con emoción e instinto, fe y vértigo, plomo y sangre.
Fernando Ariel García

viernes, 3 de mayo de 2024

MALVINAS: UNA PÁTINA DE BRONCE DE MÁS

Malvinas. El cielo es de los halcones (edición integral). Guion: Néstor Barron. Dibujo y portada: Walther Taborda. Color: Wes Hartmann. Primavera Revólver. Argentina, octubre de 2022.


Soy clase 65. Hice la colimba en la recuperada democracia, después de la Guerra de Malvinas. Por esas cuestiones del azar, en el sorteo me había tocado Fuerza Áerea y en el revoleo de destinos, aterricé en la séptima brigada de Morón. Estaba dedicada a los helicópteros, pero entre los suboficiales y oficiales que recorrían las instalaciones, siempre se oía alguna historia de admiración hacia los pilotos de aviones que habían peleado en el sur. Que volaron besando las heladas aguas con unos huevos de acero. Que le pusieron el pecho a un enemigo con más y mejores recursos. Que se la habían jugado de verdad, no cómo la mayoría de los mierdas del Ejército, que sacrificaron a los soldaditos como si nada.


Lo que se escuchaba, mientras uno estaba al pedo haciendo saltos de rana, corriendo en Villa Cardos Paz o pelando papas, destilaba orgullo. Por pertenecer a una estirpe heroica que acababa de escribir una página importantísima de la aviación mundial, que en algún momento debería ser reconocida a nivel internacional. Sin desmerecer ni menospreciar la labor profesional de aquellos pilotos argentinos ni la de los cabos ni mayores que nos bailaban como tagarnas, creo (y también lo creía en ese momento) que a ese rosario de apreciaciones benevolentes le sobraba una pátina de bronce y se le birlaba una esencial información de contexto: la Dictadura y el rol de las Fuerzas Armadas en esa maquinaria dedicada al desmantelamiento del Estado y la aniquilación de personas.


La trilogía de Néstor Barron y Walther Taborda enfoca todas esas facetas. Malvinas. El cielo es de los halcones (Malouines. Le ciel appartient aux faucons, originalmente publicada en Francia, Bélgica y Suiza entre 2010 y 2014) distingue entre personas e instituciones para enfocarse en el papel de la Fuerza Aérea durante la Guerra de Malvinas. Maneja el triunfalismo desde el presente histórico de los personajes, generando una mayor sensación de epopeya en el lector que, obviamente, conoce el desenlace de antemano. Centrando los álbumes en los modelos de aviones utilizados durante el conflicto (Skyhawk, Pucará y Super-Étendard), va concatenando los logros aeronáuticos a pesar de las condiciones adversas y los problemas técnicos.


Leyendo la edición integral de corrido, noté que con el paso de las secuencias el costado humano de la trama iba cediendo presencia ante el avasallante predominio de la táctica y estrategia aeronáutica desplegada por la Argentina. La incorporación de información y diálogos reales, recuperados de primera mano o en archivos locales y británicos, fue robusteciendo la calidad de las acciones realizadas y el coraje de quienes las llevaron a cabo. Y al mismo tiempo iban incrementando el nivel de nacionalismo en página hasta que el bronce llegó a cubrirlo todo. Desde mi punto de vista, una pena. Porque el fugaz intercambio entre el colimba y el Capitán que se da en el primer tomo, con referencias a la desaparición forzada del hermano del soldado, sigue siendo una de las síntesis más profundas, desgarradoras y emotivas que la historieta local le haya dedicado al trauma de Malvinas.
Fernando Ariel García