She-Hulk:
Defensora de héroes.
Directoras:
Kat
Coiro, Anu Valia. Protagonistas:
Tatiana
Maslany (Jennifer Walters / She-Hulk), Maliah
Arrayah (referencia corporal para She-Hulk), Tim
Roth (Emil Blonsky / Abominación), Benedict Wong (Wong), Jameela
Jamil (Mary MacPherran / Titania), Ginger Gonzaga (Nikki Ramos), Josh
Segarra (Augustus Pugliese), Mark Linn-Baker (Morris Walters), Tess
Malis Kincaid (Elaine Walters), Jon Bass (Todd Phelps) y
Griffin Matthews (Luke Jacobson), entre
otros.
Participación especial de Mark Ruffalo (Bruce Banner
/ Hulk), Charlie Cox (Matt Murdock / Daredevil), Brandon
Stanley (Eugene Patillo
/ Leap-Frog), Nick Gomez (Wrecker), Justin Eaton (Thunderball), David
Pasques
(Craig Hollis / Mr.
Immortal),
Nathan Hurd (Man-Bull), Joseph Castillo Midyett (El Águila),
Terrence Clowe (Saracen), Jordan Aaron Ford (Porcupine), Will Deusner
(Skaar), Brian T. Delaney (voz de K.E.V.I.N.). Guionistas: Jessica
Gao, Francesca Gailes y Jacqueline J. Gailes, Melissa Hunter, Dana
Schwartz, Kara Brown, Zeb Wells,
Cody Ziglar. Basado
en personajes creados y situaciones desarrolladas por Stan
Lee, John Buscema, John Byrne, Dan
Slott, Juan Bobillo, Paul Pelletier, Charles Soule, Javier Pulido,
Jack
Kirby y Bill Everett,
entre otros, para
Marvel
Comics. Desarrolladora
televisiva: Jessica Gao. Productores:
Kevin
Feige
y Victoria
Alonso, entre otros.
Marvel
Studios. EE.UU., 2022.
Estreno en la Argentina: disponible
en Disney+ desde el 17 de agosto
de 2022.
De
no ser por el último de sus nueve episodios, She-Hulk: Defensora de
héroes (She-Hulk: Attorney at Law) sería una serie bastante
lograda, con un buen equilibrio entre la acción superheroica y la
comedia de enredos, una especie de cruza entre el Hombre-Araña y Sex
and the City. En el papel principal, Tatiana Maslany se muestra
cómoda, sacándole jugo a ese nudo de frustrantes tensiones que
define la vida cotidiana de Jennifer Walters, antes y después de
infectarse con la sangre de su primo Bruce Banner y convertirse en
She-Hulk. Todo lo que se le niega (aparentemente) a Jennifer se le
concede (bastante fácil) a su otro yo gigante y esmeralda. En lo
personal y lo profesional, en lo público y lo privado, en lo
familiar y
lo social. Interesante juego dialéctico que el programa aprovecha
para discutir las miradas que hombres y mujeres echan sobre el
moderno universo feminista, haciendo especial hincapié en el debate
alrededor del cuerpo femenino. Sin salirse del marco esperado (y
esperable) que estipula la actual corrección política
neo-conservadora.
De
no ser por el último de sus nueve episodios, She-Hulk: Defensora de
héroes sería
una correcta y previsible expansión del Universo Cinematográfico de
Marvel (UCM).
Pensado
y ejecutado al milímetro para el deleite de los fans más acérrimos
de la Casa de las Ideas, el
programa abunda
en el fan service retroactivo y proactivo. La incorporación formal
del Daredevil de Netflix después de las previas vistas en
Spider-Man: Sin camino a casa y Hawkeye, anticipando lo que podría
llegar a ser la serie Daredevil Born Again. El recupero concreto de
la Abominación a cargo de Tim Roth (entre lo mejor del show),
validando los contenidos de la película El increíble Hulk (2008). Y
el anuncio del próximo armado familiar del Gigante Verde: World War Hulk, con la muestra gratis (innecesaria e intrascendente) de Skaar,
el hijo extraterrestre de Bruce Banner. Todo ello sin contar el
desfile de esos adorables villanos de cuarta, hechos para lucir el
genial capítulo de la terapia grupal.
Pero
gracias al último de sus nueve episodios, She-Hulk: Defensora de
héroes eleva el nivel hasta llegar a consagrarse como una de las
mejores historias contadas por el UCM, en cine y en TV. Para mí, al
menos, gracias al abordaje metanarrativo que tanto jugo le dio a John
Byrne en el cómic. La serie ya había roto la cuarta pared desde el
inicio, a lo House of Cards, con Jennifer Walters interactuando en
plan jocoso con los espectadores. Y sobre el cierre se anima a ir más
allá, mucho más allá, logrando un traspaso fenomenal de la premisa
y, al mismo tiempo, ponerse
a reflexionar
sobre la tensión creativa-comercial que late
en el corazón de la industria
audiovisual. No
voy a decir más para no spoilear nada a quien todavía no la haya
visto. Sólo
que me pareció tan sorprendente como perfecto.
Si
me preguntan a mí, uno de los caminos por el que tendría que avanzar el UCM.
Fernando
Ariel García