Venom.
Director: Ruben
Fleischer.
Protagonistas:
Tom
Hardy (Eddie Brock / Venom), Brad Venable (voz adicional de Venom),
Michelle Williams (Anne Weying / She-Venom), Riz Ahmed (Carlton Drake
/ Riot), Scott Haze (Roland Treece) y Reid Scott (Dan Lewis), entre
otros. Participación especial de Chris O’Hara (John Jameson),
Woody Harrelson (Cletus Kasady) y Stan Lee. Guionistas:
Jeff
Pinkner, Scott Rosenberg, Kelly Marcel. Basados en personajes y
situaciones creadas por David Michelinie, Todd McFarlane, Mark
Bagley y Ron Lim, entre otros, para los cómics Marvel, en particular
las sagas Venom: Lethal Protector (1993) y Planet of the Symbiotes
(1995). Columbia Pictures / Marvel Entertainment / Tencent Pictures /
Arad Productions / Matt Tolmach Productions / Pascal Pictures.
EE.UU.,
2018.
Estreno en la Argentina: 4
de octubre
de 2018.
Según
las nuevas teorías de la comunicación, el receptor ya no busca
informarse sino ratificar sus ideas previas como forma de convalidar
su posición y/o su prejuicio. Y debe ser cierto, porque me acerqué
a Venom pensando que iba a ver una película que no me iba a gustar;
y eso es exactamente lo que pasó. Razón por la cual terminé
reafirmando mi idea previa: Si lo más interesante que tiene para
ofrecer un film de superhéroes es la escena post-créditos, es
porque la película en sí no tiene nada interesante para ofrecer.
La
primera entrega del Universo Arácnido de Sony sin Spider-Man (o,
mejor dicho, sin el Spider-Man del Universo Cinematográfico de
Marvel), prescinde también del Venom anterior que habíamos visto en
el tercer film del
Spider-Man con Tobey Maguire, que sí forma parte del Universo
Arácnido de Sony sin Spider-Man (o, mejor dicho, sin el Spider-Man
del Universo Cinematográfico de Marvel). No importa, nada de esta
disquisición sin sentido le hubiera agregado emoción, intriga,
sorpresa a este Venom sin
sentido; con
pretensiones de alcanzar
las alturas del
Batman de Adam West, pero
sin conocer el palo ni demostrar condiciones para ello.
Sacando
el carisma de Tom Hardy (innegable), el resto del metraje de
esta saga parasitaria del trepamuros hace
agua por donde
se lo mire.
Aventura
que nunca supera la chatura de lo conocido y transitado, comedia sin
gracia que termina siendo tonta, violencia gratuita y extrema que
pretende cancherear con el mal gusto, personajes acartonados que no
salen de la morisqueta que exhiben como comportamiento.
Buenos muy buenos, malos muy malos y el recurso ya agotado de
enfrentar al (anti)héroe con una copia más grande, más poderosa y
más desalmada de él mismo.
Y
la promesa de repetirlo
todo
en la secuela, sólo que contra el Carnage que personificará Woody
Harrelson.
La
escena post-créditos es otra cosa. Parece otra película porque,
literalmente, es otra película. Parte del festín animado
Spider-Man: Un nuevo universo que viene a introducir al Hombre-Araña
afroamericano de Miles Morales y, enredado en su telaraña, el
concepto total del Multiverso. Decir que es una joya es quedarse
corto, que
le pasa el trapo a todo lo que vimos antes de llegar a este cierre,
es obvio. No hay que quedarse hasta el final para ver esta secuencia.
Hay que saltarse todo el film para ver sólo esta secuencia. Y, si es
posible, más de una vez.
Fernando
Ariel García