Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Director:
David Yates. Protagonistas: Eddie Redmayne (Newt Scamander), Katherine
Waterston (Tina Goldstein), Dan Fogler (Jacob Kowalski), Alison Sudol (Queenie Goldstein), Samantha Morton, Ezra Miller (Credence Barebone), Jon Voight, Carmen
Ejogo (Seraphina Picquery), Collin Farrell (Percival Graves), Ron Perlman (voz de Gnarlak) y Faith Wood-Blagrove. Participación especial de Johnny Depp (Gellert Grindelwald) y Zoë Kravitz (Leta Lestrange). Guionista: J.K. Rowling. Warner Bros. Pictures / Heyday Films. EE.UU., 2016. Estreno en la Argentina:
17 de noviembre de 2016.
Aclaro antes de que oscurezca. No soy
fanático de Harry Potter. No leí los libros ni vi las películas. Pero vivo en
este mundo y soy padre de una hija adolescente, así que sí sé de qué va toda la
saga del mago que (para mí) siempre será un clon bastardo de Timothy Hunter. Y no hace falta saber nada
de todo esto para entender que Animales fantásticos y dónde encontrarlos (Fantastic
Beasts and Where to Find Them) es la primera entrega de una saga ambientada en
el pasado del Mundo Mágico creado por J.K. Rowling, pensada como desprendimiento
y precuela de las aventuras de Harry Potter.
La semilla, por su impronta metaliteraria,
me parece buenísima. En el primer libro de Harry Potter se deja establecido que
Animales fantásticos y dónde encontrarlos es uno de los principales manuales de
estudio que los alumnos usan en el colegio Hogwarts. Se trata de una guía de
las criaturas fantásticas que habitan el mundo, escrita por el magizoólogo Newt
Scamander muchos años antes, en base a su trabajo de campo a lo largo y ancho
de la Tierra. Que es lo que viene a contar esta película, ambientada en la
Nueva York de 1926.
En este sentido, la película cumple de
manera abultada. Los personajes resultan lo suficientemente entrañables como
para que uno se interese por el devenir de sus vidas. Todo se cuenta con gracia
y sentido del asombro, aun cuando las cosas se ponen crueles, injustas y
violentas con el chico abusado y reprimido al que le toca jugar, en mayor
medida, el papel de malo. Y lo más importante de todo, los animales fantásticos
que pueblan la pantalla son visiblemente animales, realmente fantásticos y
sumamente carismáticos. Que a ellos les toque protagonizar las escenas cómicas
del film suma mucho, porque el mayor atractivo de la propuesta descansa,
justamente, debajo de esas patas.
Como precuela del universo de los Mundos
Mágicos, en cambio, Animales… es bastante tramposa. Demasiado, diría yo. Cae de
maduro, por la desconexión existente entre la escena inicial y la trama central
de la película, que la Guerra Global de Magos referida en la saga de Harry
Potter, será el evento central que abordará la serie a partir del próximo
episodio. Y que más temprano que tarde, los personajes centrales terminarán
siendo las versiones jóvenes de Albus Dumbledore y Gelbert Grindelwald; el
primero ausente sin aviso y el segundo jugando a las escondidas durante todo el
metraje. Una lástima, porque termina rebajándole el precio a los buenos
contenidos que se estuvieron mostrando. Como si el mago, en un momento de
descuido, hubiera dejado ver cómo hacía el truco.
Fernando Ariel García
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