Los Nuevos Mutantes. Director: Josh Boone. Protagonistas:
Blu Hunt (Danielle Moonstar / Mirage), Maisie Williams (Rahne Sinclair /
Wolfsbane), Anya Taylor-Joy (Illyana Rasputin / Magik), Charlie Heaton (Samuel Guthrie
/ Cannonball), Henry Zaga (Roberto da Costa / Sunspot) y Alice Braga (doctora
Cecilia Reyes). Participación especial de Marilyn Manson (voz de los Smiley Men).
Guionistas: Josh Boone y Knate Lee, basados en personajes y situaciones creados
por Chris Claremont, Bob McLeod y Bill Sienkiewicz para el cómic The New
Mutants de Marvel, con especial atención al arco argumental The Bear Demon Saga
(1984). Ilustrador del afiche y los títulos principales: Bill Sienkiewicz. 20th
Century Studios / Marvel Entertainment / Genre Films / Sunswept Entertainment.
EE.UU., 2020. Estreno en la Argentina: 1° de abril de 2021.
Después de tanto retraso, debido a la pandemia
y la cuarentena, Los Nuevos Mutantes (The New Mutants) al fin llega a los cines
argentinos. Interesante por tratarse del último eslabón en la larga cadena de
los X-Men a cargo de la 20th Century Fox, antes de ser comprada por Disney y
rebautizada como 20th Century Studios, el film que pretendía ser el inicio de
un nuevo desprendimiento terminó siendo el último adiós del universo cinematográfico
mutante tal como lo conocimos.
El efecto bajón, sin embargo, no viene dado por
esta circunstancia desconocida por el equipo técnico al momento de realizar la
película, sino por el tono opaco, gris y medio deprimente que el director y
guionista Josh Boone eligió para reflejar el estado emocional de sus cinco turbados
mutantes adolescentes, encerrados en un hospital-cárcel aislado del exterior.
La premisa es buena, sobre todo porque baja la
adrenalina intergaláctica de los X-Men, siempre al palo, hasta una intimidad
algo agobiante e introspectiva, que le viene como anillo al dedo a la hibridada
identidad de la cinta. Porque antes que una película de superhéroes, Los Nuevos
Mutantes se asume como una de terror. Un terror psicológico y metafísico,
apoyado en representaciones físicas del miedo mucho más perturbadoras que el
chorreo indiscriminado de hemoglobina.
Hasta ahí todo bien. La fusión entre El club de los cinco (The
Breakfast Club) y Clive Barker funciona, sobre todo en la primera parte del
metraje. Después se desdibuja, pierde efecto y se diluye en cuestiones
discursivas que se vuelven lentas, monótonas, redundantes y aburridas. Dignas
del previsible y anticlimático final al que arriban. Como escena post-créditos
de Logan está mucho mejor que Dark Phoenix. Para la saga cinematográfica de los
X-Men, Los Nuevos Mutantes queda como un final demasiado triste y solitario.
Fernando Ariel García