Star Wars: The Mandalorian. Director: Dave Filoni. Protagonistas: Pedro Pascal (El Mandaloriano), Carl Weathers (Greef Karga), Werner Herzog (El cliente), Omid Abtahi (Dr. Pershing), Nick Nolte (Kuiil), Gina Carano (Cara Dune), Taika Waititi (voz del droide IG-11) y Giancarlo Esposito (Moff Gideon), entre otros. Guion, idea y desarrollo televisivo: Jon Favreau, en base a personajes y situaciones creadas por George Lucas para el universo Star Wars. Lucasfilm / Golem Creations. EE.UU., 2019. Estreno: 12 de noviembre de 2019, en la plataforma de streaming Disney+.
Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, todavía era posible encontrarle una vuelta de tuerca interesante, novedosa, atractiva y divertida a esta trilogía de trilogías que terminó re-convertida en negocio multimillonario, objeto de consumo masivo y religión para-oficial en algunos rincones del mundo. Subordinando la espectacularidad de la imagen a la inventiva de la premisa argumental, Jon Favreau alcanza con The Mandalorian un listón cualitativo que ya quisieran para sí las últimas camadas de filmes de Star Wars que llegaron a los cines.
Llano y al hueso. Con actitud y mala leche. Con la participación especial de Werner Herzog y Nick Nolte (lo siento, J.J., LTA). Jugando algunas cartas fuertísimas y guardándose (quiero suponer) la baraja más sustanciosa en la manga, el debut de la primera serie live-action del universo parido por George Lucas, tiene la capacidad (y la fortaleza) de cargarse en la espalda el destino de la plataforma streaming Disney+. Y lo hace apelando a los imaginarios cinematográficos que conjugaron arte y oficio a la hora de erigir la industria del entretenimiento, hibridando en su punto justo la ciencia-ficción más aventurera con el spaghetti western.
El Mandaloriano del título, un cazador de recompensas solitario (por ahora) y anónimo (por ahora), responde al modelo icónico impuesto por Clint Eastwood en sus famosos trabajos con Sergio Leone. Dueño de sus silencios y de una moral (a priori) bastante cuestionable, tiene lo que hay que tener para moverse como pez en el agua en los años que van entre la caída del Imperio y el surgimiento de la Primera Orden, o sea entre El regreso del Jedi y El despertar de la Fuerza.
El primer episodio (único emitido hasta el momento) sirve para instalar al personaje principal en el entorno que deberá ir conquistando, al tiempo que empieza a explicar alguna de las instancias que las películas ya dieron por sentadas. Por supuesto, también planta suculentas posibilidades a desarrollar en el futuro, tanto en esta serie como en otros materiales audiovisuales derivados. Y para los fanáticos de la saga, se da el lujo de llenar los espacios con referencias al olvidado (y olvidable) especial de navidad de 1978, además de profundizar la ambigüedad sobre el linaje del Mandaloriano y su ¿posible? relación con Boba Fett, la figura más carismática de toda la saga, después de Darth Vader.
Respetando las raíces que la nutren y unen con una de las franquicias más queridas por el público, The Mandalorian pone en su justo valor (y lugar) esa veta nostálgica que la vincula, inevitablemente, con la historia de cada espectador. Preparándole una sorpresa final que va a dejarlos pidiendo más, mucho más. Después de todo, esto recién comienza.
Fernando Ariel García
El Mandaloriano del título, un cazador de recompensas solitario (por ahora) y anónimo (por ahora), responde al modelo icónico impuesto por Clint Eastwood en sus famosos trabajos con Sergio Leone. Dueño de sus silencios y de una moral (a priori) bastante cuestionable, tiene lo que hay que tener para moverse como pez en el agua en los años que van entre la caída del Imperio y el surgimiento de la Primera Orden, o sea entre El regreso del Jedi y El despertar de la Fuerza.
El primer episodio (único emitido hasta el momento) sirve para instalar al personaje principal en el entorno que deberá ir conquistando, al tiempo que empieza a explicar alguna de las instancias que las películas ya dieron por sentadas. Por supuesto, también planta suculentas posibilidades a desarrollar en el futuro, tanto en esta serie como en otros materiales audiovisuales derivados. Y para los fanáticos de la saga, se da el lujo de llenar los espacios con referencias al olvidado (y olvidable) especial de navidad de 1978, además de profundizar la ambigüedad sobre el linaje del Mandaloriano y su ¿posible? relación con Boba Fett, la figura más carismática de toda la saga, después de Darth Vader.
Respetando las raíces que la nutren y unen con una de las franquicias más queridas por el público, The Mandalorian pone en su justo valor (y lugar) esa veta nostálgica que la vincula, inevitablemente, con la historia de cada espectador. Preparándole una sorpresa final que va a dejarlos pidiendo más, mucho más. Después de todo, esto recién comienza.
Fernando Ariel García
No hay comentarios:
Publicar un comentario