Charlie Hebdo Nº 1.178. Autores: Gérard Biard, Cabu (Jean Cabut), Jean-Yves Camus, Elsa Cayat, Catherine, Coco, Sylvie Coma, Sarah Constantin, Solène Chalvon, Charb (Stéphane Charbonnier), Zineb El Rhazoni, Antonio Fischetti, Footz, Iegor Gran, Honoré, Philippe Lançon, Luce Lapin, Laurent Léger, Luz, Mathieu Madenian, Bernard Marais, Fabrice Nicolino, Patrick Pelloux, Riad Sattouf, Luz Scavartz, Jean-Baptiste Thoret, Tignous (Bernard Verlhac), Sigolène Vinson, Willem, Georges Wolinsky, David Zyggy Greene. Portada: Luz (Renald Luzier). Director: Eric Portheault. 16 páginas a color. Charlie Hebdo SARL. ISSN: 1240-0068. Francia, 14 de enero de 2015.
Homenaje a sus muertos y a sus vivos. Repudio al atentado inaceptable; y repudio también a la inaceptable marea islamofóbica que asomó la cabeza. Voz de alerta contra todos los extremismos fanáticos. Pedido firme a favor de la coexistencia pacífica en el marco más amplio de las más amplias diversidades culturales. Defensa de su derecho a ejercer la crítica y el humor, sin pedir (ni obligar) a nadie a compartir y/o apoyar cualquiera de las opiniones que declaran.
Para asumirse como una “revista irresponsable”, el primer número de Charlie Hebdo tras la masacre que los colocó en el centro de la exposición mediática mundial, hace gala de una responsabilidad discursiva (en sus formas y en sus contenidos) que no había transitado asiduamente en sus ediciones anteriores. Interpelados por el dolor, atravesados por la violencia, los supervivientes radicalizaron la virulencia de sus lápices apelando al poder redentor y curativo del perdón, sin confundirlo ni pervertirlo con el olvido.
Reafirmación consciente de su identidad y su pertenencia a la tradición satírica francesa, profundizan su humor contestatario, crudo y deliberadamente provocador, brutal en su uso de los estereotipos porque, literalmente, se cagan en el poder, en las estructuras y en los sistemas. Se saben emancipados de cualquier tipo de censura (incluida la autocensura) y de cualquier tipo de tabú; y por ello se la toman con las mayorías y las minorías, con todo aquello que está establecido o en proceso de sacralización. Van más allá (mucho más allá) de la mera representación gráfica, explotando la capacidad de la imagen como documento hipertextual de la época.
Como buenos laicistas que son (o me lo parecen), le oponen al oscurantismo del miedo y el horror su enorme opción por la libertad de conciencia; y defienden la convivencia de los diferentes ejercicios de la fe porque no toleran la imposición de ninguna norma y/o valor que provenga de cualquier religión instituida. Siendo más Charlie que nunca, dan una enorme muestra de Dignidad, Entereza e Integridad. Otra forma de ondear las banderas de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Fernando Ariel García
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