Star
Wars: The Acolyte (episodios 1-4). Creadora:
Leslye Headland. Directores:
Leslye
Headland, Kogonada, Alex García López, Hanelle Culpepper.
Protagonistas: Amandla Stenberg, Lee Jung-jae, Carrie-Anne Moss,
Manny Jacinto, Dafne Keen, Charlie Barnett, Jodie Turner-Smith,
Rebecca Henderson, Dean-Charles Chapman y Joonas Suotamo. Guionistas:
Leslye Headland, Jason Micallef, Charmaine DeGraté, Jasmyne
Flournoy, Eileen Shim, Claire Kiechel, Kor Adana, Cameron Squires,
Jocelyn Bioh, Jen Richards. Basada en personajes y situaciones
creadas por George Lucas. Lucasfilm.
EE.UU., 2024.
Estreno en la Argentina: Disponible en Disney+ desde el 4 de junio de
2024.
Un
siglo antes de los sucesos narrados en Star
Wars Episodio 1: La amenaza fantasma,
alguien está matando a un grupo de jedis. No se sabe de quién (o
quiénes) se trata, ni el motivo que le lleva a aniquilar a estos
caballeros de la luz y el orden. Sin embargo, todo parece guardar
relación con Osha Aniseya, joven y talentosa padawan (aprendiz de
jedi) que hace años abandonó la academia para transformarse en
mecánica espacial. Un hecho traumático de su pasado, encadenado al
veterano Sol, su ex Maestro Jedi, podría guardar la llave que
destrabe el misterio y explique si Osha es una asesina desalmada, la
doble exacta del criminal más buscado por la Orden Jedi o la víctima
de un plan maquiavélico orquestado por las fuerzas de la oscuridad y
el caos. O todo ello junto.
Para
su debut en el universo creado por George Lucas, la dramaturga,
guionista y directora Leslye Headland, eligió una trama deudora del
policial detectivesco, registro que ya había visitado (y con notable
éxito) en la serie Muñeca
rusa.
El punto de partida es sumamente atractivo, con tono y ritmo de
novela negra que le sienta muy bien al espectro fantacientífico de
la saga. Un enigma base que, por momentos, coquetea con el thriller
político y el drama psicológico, perfilándose como una propuesta
superadora de la acción coreográfica y el desfile de sables láser.
Lamentablemente,
a partir del segundo capítulo, Star
Wars: The Acolyte
se dedica a dilapidar el crédito obtenido con el primer episodio. De
manera sobradamente lineal, bastante ramplona y algo discursiva,
Headland y su equipo de guionistas despejan las dudas a toda
velocidad, dejando como gran interrogante la desconocida identidad
del entrenador del o la asesina. Visto la pobreza argumental de la
primera mitad de la serie estrenada el 4 de junio por Disney+, la
sorpresa final debería ocultar una bomba a escala Skywalker para que
el impacto levante retroactivamente el interés cualitativo del
programa.
Los
fanáticos, sin embargo, podrán deleitarse con el abordaje del
periodo temporal conocido como Alta República, explorado en detalle
en novelas y cómics pero nunca antes de manera audiovisual. Se trata
de la mayor era de equilibrio y progreso intergaláctico patrocinado
por la vigilancia jedi, que en The
Acolyte
empieza a mostrar sus primeros signos de decadencia y declive,
permitiendo el surgimiento del Lado Oscuro de la Fuerza. Sobre este
escenario, la serie busca su identidad conceptual en el conflicto de
la dualidad: Bien y mal, luz y sombra, maestro y aprendiz, padres e
hijos, hermanos y hermanas, intelecto y espíritu, destino y libre
albedrío, individuo e institución, lo viejo y lo nuevo. Por ello
cobra preponderancia la presentación de un disruptivo aquelarre de
brujas con la capacidad de manejar el poder metafísico y vincular de
la Fuerza, sin necesitar la mediación jedi.
Uno
de los grandes problemas de la serie es su permanente sensación de
déja vu. Personajes, roles y dinámicas relacionales van
replicando, con respeto casi religioso, los parámetros impuestos por
la trilogía original. Contra esa comparación, nada pueden hacer los
protagonistas con sus nuevos personajes: Amandla Stenberg (Osha) y
Lee Jung-jae (Sol), llegados a la franquicia desde Los
juegos del hambre
y El
juego del calamar
respectivamente; Joonas Suotamo (Kelnacca, primer jedi wookie en
acción real), Rebecca Henderson (Vernestra Rwoh, icono de la serie
de libros infanto-juveniles Star
Wars: la Alta República)
y Carrie-Anne Moss (Indara), completamente desperdiciada en el rol de
una Maestra Jedi demasiado reminiscente a su Trinity de Matrix.
Entre
Frozen
y Kill
Bill,
con referencias al Aladdin
Sane
de David Bowie y el cine de artes marciales al estilo El
tigre y el dragón,
la cucarda más importante que puede exhibir The
Acolyte
es la factura de un nuevo estilo de pelea, el “Fuerza fu” o “Kung
Fuerza”, sistema energético de defensa y ataque que integra los
movimientos del kung fu con el poder de los jedi. El resto, sin
abandonar la zona de confort claramente resguardada por la
franquicia, va a lo seguro y apunta al corazón de los feligreses que
buscan ratificar sus preferencias. Que la Fuerza los acompañe.
Fernando Ariel García
Nota
publicada originalmente en La Nación el 4 de junio de 2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario