Malvinas. El cielo es de los halcones (edición integral). Guion: Néstor Barron. Dibujo y portada: Walther Taborda. Color: Wes Hartmann. Primavera Revólver. Argentina, octubre de 2022.
Soy clase 65. Hice la colimba en la recuperada democracia, después de la Guerra de Malvinas. Por esas cuestiones del azar, en el sorteo me había tocado Fuerza Áerea y en el revoleo de destinos, aterricé en la séptima brigada de Morón. Estaba dedicada a los helicópteros, pero entre los suboficiales y oficiales que recorrían las instalaciones, siempre se oía alguna historia de admiración hacia los pilotos de aviones que habían peleado en el sur. Que volaron besando las heladas aguas con unos huevos de acero. Que le pusieron el pecho a un enemigo con más y mejores recursos. Que se la habían jugado de verdad, no cómo la mayoría de los mierdas del Ejército, que sacrificaron a los soldaditos como si nada.
Lo que se escuchaba, mientras uno estaba al pedo haciendo saltos de rana, corriendo en Villa Cardos Paz o pelando papas, destilaba orgullo. Por pertenecer a una estirpe heroica que acababa de escribir una página importantísima de la aviación mundial, que en algún momento debería ser reconocida a nivel internacional. Sin desmerecer ni menospreciar la labor profesional de aquellos pilotos argentinos ni la de los cabos ni mayores que nos bailaban como tagarnas, creo (y también lo creía en ese momento) que a ese rosario de apreciaciones benevolentes le sobraba una pátina de bronce y se le birlaba una esencial información de contexto: la Dictadura y el rol de las Fuerzas Armadas en esa maquinaria dedicada al desmantelamiento del Estado y la aniquilación de personas.
La trilogía de Néstor Barron y Walther Taborda enfoca todas esas facetas. Malvinas. El cielo es de los halcones (Malouines. Le ciel appartient aux faucons, originalmente publicada en Francia, Bélgica y Suiza entre 2010 y 2014) distingue entre personas e instituciones para enfocarse en el papel de la Fuerza Aérea durante la Guerra de Malvinas. Maneja el triunfalismo desde el presente histórico de los personajes, generando una mayor sensación de epopeya en el lector que, obviamente, conoce el desenlace de antemano. Centrando los álbumes en los modelos de aviones utilizados durante el conflicto (Skyhawk, Pucará y Super-Étendard), va concatenando los logros aeronáuticos a pesar de las condiciones adversas y los problemas técnicos.
Leyendo la edición integral de corrido, noté que con el paso de las secuencias el costado humano de la trama iba cediendo presencia ante el avasallante predominio de la táctica y estrategia aeronáutica desplegada por la Argentina. La incorporación de información y diálogos reales, recuperados de primera mano o en archivos locales y británicos, fue robusteciendo la calidad de las acciones realizadas y el coraje de quienes las llevaron a cabo. Y al mismo tiempo iban incrementando el nivel de nacionalismo en página hasta que el bronce llegó a cubrirlo todo. Desde mi punto de vista, una pena. Porque el fugaz intercambio entre el colimba y el Capitán que se da en el primer tomo, con referencias a la desaparición forzada del hermano del soldado, sigue siendo una de las síntesis más profundas, desgarradoras y emotivas que la historieta local le haya dedicado al trauma de Malvinas.
Fernando Ariel García
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