Yo,
Ciborg.
Guiones:
Alfredo
Grassi.
Dibujos
y portada:
Lucho
Olivera.
Deux
Studio.
Argentina, marzo
de 2023.
La
leí en
la última mitad del
‘78, cuando apareció serializada en las páginas de Skorpio Nº
42 a 48 + Libro de Oro 4.
La volví
a leer
en los ‘90, cuando Record
la
recopiló
en un tomo. Y ayer
terminé de leer la nueva edición en libro de Deux, un poco chiquita
para mi gusto. También
le entré un par de veces más a lo
largo del tiempo,
completa o por partes, porque es una historieta que me gusta
y
me atrapa desde
siempre, y
siempre como
si fuera la primera vez.
No sólo por el nivel artístico de Lucho Olivera (que por sí sólo
es motivo más que válido y suficiente), sino por el poético
hermetismo de la prosa de Alfredo Grassi.
No
sé por qué, pero cada vez que me concentro
en ese
manojo
de palabras
justas
y perfectas, inteligentes y sensibles, aristocráticas y populares,
deliberadamente
distantes, caigo vencido ante una oscuridad incierta que termina
sintiéndose como una epifanía de la liberación. Será por su
condición de aventura iniciática, a mitad de camino entre el Sgt.
Kirk de Oesterheld-Pratt y las Crónicas marcianas de Bradbury, que
termina reconvertida en un vertiginoso descenso a la conciencia de un
hombre torturado por conocer su origen, por forjar su destino.
Es
que en el núcleo ideológico de la trama de Yo, Ciborg, siempre
termino encontrando una profunda
y
desangelada religiosidad.
Un
diálogo descarnado entre posiciones antagónicas y, a la vez,
complementarias. Un territorio en disputa que problematiza los
diferentes
escenarios,
mientras define
la
salida ética
a ese
agobiante
laberinto existencial. Biología vs.
tecnología, eternidad vs.
finitud, razón vs.
emoción, ciencia
vs. fe, objetividad
vs.
subjetividad, historia vs.
memoria, acción vs.
reflexión. Un
camino desbordante de preguntas, cuyas respuestas sirven
para
ir
dejando atrás la
ambigüedad que porta ese
protagonista mitad hombre y mitad máquina.
Fernando
Ariel García
No hay comentarios:
Publicar un comentario