Anacleto:
agente
secreto.
Director: Javier
Ruiz Caldera.
Protagonistas:
Imanol
Arias (Anacleto), Quim Gutiérez (Adolfo), Carlos Areces (Vázquez),
Alexandra Jiménez (Katia), Rossy de Palma (madre de Katia), Emilio
Gutiérrez Caba (Jefe) y Berto Romero (Martín), entre otros.
Guionistas:
Pablo
Alén, Breixo Corral, Fernando Navarro.
Basado en personajes
y situaciones creados por Manuel Vázquez Gallego para el cómic
Anacleto, agente secreto (1964),
publicado
por Editorial Bruguera.
Productores:
Axel Kuschevatzky, entre otros.
España,
2015.
En
este primer párrafo, me
declaro fanático del irrepetible
Manuel Vázquez, maestro
en el manejo de la línea clara y la brocha gorda, todo
junto pero nunca revuelto.
Encuentro
en sus historietas un juego entre la inocencia y la perversión que,
lo confieso, me apasiona. Dice presente en el autorretrato
irreverente, bohemio, marginal, provocador y grosero de sus últimas
obras; pero también se me aparece en la ingenuidad infantil, pulcra
y bondadosa de las
aventuras paridas en sus
primeros años. Y
si muestro una debilidad especial por Anacleto, ello se debe a que mi
primer contacto con semejante genio fue en un Mini Infancia de Bruguera
dedicado al agente secreto más apto e inepto del noveno arte.
De
ahí mi obsesión con Anacleto: agente secreto, film al que vengo
buscando desde que me enteré de su existencia, en el lejano 2015. Y
después de verlo, tengo que decir que mis expectativas quedaron
ampliamente superadas. Si la idea original era plasmar un Superagente
86 filmado por Clint Eastwood, el resultado final es un 10 de 10. Y
si esa no era la idea, entonces acabo de inventarme la mejor película
de Anacleto que podía haber visto. Es que el
director Javier Ruiz Caldera consigue pararse en el punto justo de
equilibrio que necesitaba (y exigía) la inmortal creación de
Vázquez para
funcionar en el universo ficticio de la imagen real. Por
un lado, explota los patrones típicos asociados a la comedia negra
de enredos, reformulando cuanto lugar común se le presente en el
camino. Y, por el otro, logra mantener el verosímil instalado por el
moderno cine hollywoodense de acción.
En
esta parodia
a las películas y series de espías, abordada
desde la crudeza visceral que
impone el retrato realista de
la violencia, Anacleto
es un sesentón ya maduro, viudo y padre de un hijo, Adolfo, con el
que no logra conectar del todo. Para colmo, la Agencia está en caída
y una traición impensada pone su vida (y la de su familia) en manos
de su sempiterno enemigo, Vázquez. Sí, es un abordaje crepuscular
equivalente al del Dark Knight; y por eso mismo funciona tan bien
como relectura nostálgica del material clásico y como botón de
muestra para el desarrollo de una moderna franquicia.
Gran
parte del mérito recae, obvio, en un Imanol Arias en estado de
gracia. No sólo por el physique du rol, sino por la compleja
sutileza de su composición. Antihéroe solitario y ético, poblado
de contradicciones, su Anacleto es un hombre de acción que no se
lleva bien con la retórica. Sabe exhibirse duro, implacable y letal
como James Bond; peligroso, frío y eficiente como Ethan Hunt;
entrañable y chapucero como Maxwell Smart. Todo junto pero nunca
revuelto. Búsquenla.
Fernando
Ariel García
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