jueves, 11 de enero de 2024

ANACLETO: TERRIBLE OPERARIO DEL RECONTRAESPIONAJE

Anacleto: agente secreto. Director: Javier Ruiz Caldera. Protagonistas: Imanol Arias (Anacleto), Quim Gutiérez (Adolfo), Carlos Areces (Vázquez), Alexandra Jiménez (Katia), Rossy de Palma (madre de Katia), Emilio Gutiérrez Caba (Jefe) y Berto Romero (Martín), entre otros. Guionistas: Pablo Alén, Breixo Corral, Fernando Navarro. Basado en personajes y situaciones creados por Manuel Vázquez Gallego para el cómic Anacleto, agente secreto (1964), publicado por Editorial Bruguera. Productores: Axel Kuschevatzky, entre otros. España, 2015.


En este primer párrafo, me declaro fanático del irrepetible Manuel Vázquez, maestro en el manejo de la línea clara y la brocha gorda, todo junto pero nunca revuelto. Encuentro en sus historietas un juego entre la inocencia y la perversión que, lo confieso, me apasiona. Dice presente en el autorretrato irreverente, bohemio, marginal, provocador y grosero de sus últimas obras; pero también se me aparece en la ingenuidad infantil, pulcra y bondadosa de las aventuras paridas en sus primeros años. Y si muestro una debilidad especial por Anacleto, ello se debe a que mi primer contacto con semejante genio fue en un Mini Infancia de Bruguera dedicado al agente secreto más apto e inepto del noveno arte.


De ahí mi obsesión con Anacleto: agente secreto, film al que vengo buscando desde que me enteré de su existencia, en el lejano 2015. Y después de verlo, tengo que decir que mis expectativas quedaron ampliamente superadas. Si la idea original era plasmar un Superagente 86 filmado por Clint Eastwood, el resultado final es un 10 de 10. Y si esa no era la idea, entonces acabo de inventarme la mejor película de Anacleto que podía haber visto. Es que el director Javier Ruiz Caldera consigue pararse en el punto justo de equilibrio que necesitaba (y exigía) la inmortal creación de Vázquez para funcionar en el universo ficticio de la imagen real. Por un lado, explota los patrones típicos asociados a la comedia negra de enredos, reformulando cuanto lugar común se le presente en el camino. Y, por el otro, logra mantener el verosímil instalado por el moderno cine hollywoodense de acción.


En esta parodia a las películas y series de espías, abordada desde la crudeza visceral que impone el retrato realista de la violencia, Anacleto es un sesentón ya maduro, viudo y padre de un hijo, Adolfo, con el que no logra conectar del todo. Para colmo, la Agencia está en caída y una traición impensada pone su vida (y la de su familia) en manos de su sempiterno enemigo, Vázquez. Sí, es un abordaje crepuscular equivalente al del Dark Knight; y por eso mismo funciona tan bien como relectura nostálgica del material clásico y como botón de muestra para el desarrollo de una moderna franquicia.


Gran parte del mérito recae, obvio, en un Imanol Arias en estado de gracia. No sólo por el physique du rol, sino por la compleja sutileza de su composición. Antihéroe solitario y ético, poblado de contradicciones, su Anacleto es un hombre de acción que no se lleva bien con la retórica. Sabe exhibirse duro, implacable y letal como James Bond; peligroso, frío y eficiente como Ethan Hunt; entrañable y chapucero como Maxwell Smart. Todo junto pero nunca revuelto. Búsquenla.
Fernando Ariel García

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