Toxic Detective (Colección Trouz Nº 1).
Guion: Claudio Cerdán. Dibujos y portada: Sergio Carrera. Ilustraciones: Julián
Totino Tedesco, Renato Guedes, Max Fiumara. Apartado teórico: Claudio Cerdán,
Sergio Carrera. Primavera Revólver. Argentina, octubre de 2022.
El punto de partida para este policial con
toques superheroicos me compró de inmediato. Ni sabía que existía la Sensibilidad
Química Múltiple (SQM), enfermedad crónica que afecta al sistema neurológico,
inmunológico y endocrino, obligando a quienes sufren ese síndrome a vivir alejados
de un sinfín de elementos de uso cotidiano: conservantes, colorantes,
acidulantes y transgénicos, entre muchos otros, además de la polución química
del ambiente. Con este disparador, el español Claudio Cerdán (voz experimentada
y galardonada de la novela negra hispana) y el argentino Sergio Carrera
(fogueado en el cómic mainstream yanqui), armaron esta novela gráfica que dio a
conocer en España la editorial Wild Lemon Books en 2021.
Con referencias que van desde El Eternauta a
los policiales de Ed Brubaker y Sean Phillips, los autores construyeron un
personaje más que interesante. Un hombre enfermo de SQM, obligado a subsistir
en un eterno encierro pandémico, con los estragos psicológicos que semejante
condición de aislamiento le termina imponiendo. A esta soledad obligada por
cuestiones médico-sanitarias, le añadieron también una serie de
condicionamientos socio-urbanos que determinan el entorno casi
post-apocalíptico de esa anónima urbe contaminada, empeñada en fagocitarlo.
En dicho contexto, queda claro que el protagonista
es una especie de fracasado Don Quijote, embriagado por la novela policial en
vez de los relatos de caballería. Y será la desaparición de su virtual
Dulcinea, también padeciente de SQM, la que ponga en marcha el enigma que dará
sustento a la aventura. Obligado a ganar la calle, nuestro detective tóxico
deberá rescatar su relación tóxica de entre los oscuros entramados que tejen la
corrupción policial y el desinterés de una comunidad obsesionada con invisibilizar
las necesidades del prójimo.
Más allá de la bienvenida ambigüedad que la
obra pone en escena, el desarrollo de Toxic Detective no me terminó de
convencer. Lo encontré demasiado previsible, abarrotado de clichés y urgido por
llegar a un desenlace apresurado. Circunstancias que, a mi entender, no
permiten capitalizar los innegables aciertos que la idea original exhibe a
manos llenas, y que el diseño del protagonista reafirma sin condicionamientos. Me
encantaría seguir descubriendo este universo. Creo en la belleza que supura
tanta oscuridad.
Fernando Ariel García
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