martes, 30 de enero de 2024

TOXIC DETECTIVE: MEJOR PREMISA QUE DESARROLLO

Toxic Detective (Colección Trouz Nº 1). Guion: Claudio Cerdán. Dibujos y portada: Sergio Carrera. Ilustraciones: Julián Totino Tedesco, Renato Guedes, Max Fiumara. Apartado teórico: Claudio Cerdán, Sergio Carrera. Primavera Revólver. Argentina, octubre de 2022.


El punto de partida para este policial con toques superheroicos me compró de inmediato. Ni sabía que existía la Sensibilidad Química Múltiple (SQM), enfermedad crónica que afecta al sistema neurológico, inmunológico y endocrino, obligando a quienes sufren ese síndrome a vivir alejados de un sinfín de elementos de uso cotidiano: conservantes, colorantes, acidulantes y transgénicos, entre muchos otros, además de la polución química del ambiente. Con este disparador, el español Claudio Cerdán (voz experimentada y galardonada de la novela negra hispana) y el argentino Sergio Carrera (fogueado en el cómic mainstream yanqui), armaron esta novela gráfica que dio a conocer en España la editorial Wild Lemon Books en 2021.


Con referencias que van desde El Eternauta a los policiales de Ed Brubaker y Sean Phillips, los autores construyeron un personaje más que interesante. Un hombre enfermo de SQM, obligado a subsistir en un eterno encierro pandémico, con los estragos psicológicos que semejante condición de aislamiento le termina imponiendo. A esta soledad obligada por cuestiones médico-sanitarias, le añadieron también una serie de condicionamientos socio-urbanos que determinan el entorno casi post-apocalíptico de esa anónima urbe contaminada, empeñada en fagocitarlo.


En dicho contexto, queda claro que el protagonista es una especie de fracasado Don Quijote, embriagado por la novela policial en vez de los relatos de caballería. Y será la desaparición de su virtual Dulcinea, también padeciente de SQM, la que ponga en marcha el enigma que dará sustento a la aventura. Obligado a ganar la calle, nuestro detective tóxico deberá rescatar su relación tóxica de entre los oscuros entramados que tejen la corrupción policial y el desinterés de una comunidad obsesionada con invisibilizar las necesidades del prójimo.


Más allá de la bienvenida ambigüedad que la obra pone en escena, el desarrollo de Toxic Detective no me terminó de convencer. Lo encontré demasiado previsible, abarrotado de clichés y urgido por llegar a un desenlace apresurado. Circunstancias que, a mi entender, no permiten capitalizar los innegables aciertos que la idea original exhibe a manos llenas, y que el diseño del protagonista reafirma sin condicionamientos. Me encantaría seguir descubriendo este universo. Creo en la belleza que supura tanta oscuridad.
Fernando Ariel García

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