Doctor Strange en el Multiverso de la locura.
Director: Sam Raimi. Protagonistas: Benedict Cumberbatch (Doctor Stephen
Strange), Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff / Bruja Escarlata), Chiwetel Ejiofor (Karl
Mordo), Benedict Wong (Wong), Xochitl Gomez (America Chavez) y Rachel McAdams (Christine
Palmer), entre otros. Participación especial de Julian Hilliard (Billy), Jett
Klyne (Tommy) y Bruce Campbell. Guionista: Michael Waldron, basado en
personajes y situaciones creados por Stan Lee, Steve Ditko, Jack Kirby, Joe
Casey y Nick Dragotta, entre otros, para diversos cómics de Marvel. Marvel Studios. EE.UU., 2022. Estreno en la
Argentina: 5 de mayo de 2022.
No voy a confirmar ni a desmentir nada.
¿Aparece Tom Cruise como el Superior Iron Man? ¿Patrick Stewart como el
Profesor X? ¿Teyonah Parris como la versión Monica Rambeau de la Capitana
Marvel? ¿Hayley Atwell como la Capitana Carter? ¿Charlize Theron como Clea?
¿Debutan en el Universo Cinematográfico de Marvel los 4 Fantásticos y los
Inhumanos? ¿La Bruja Escarlata se carga al Spider-Man de Tobey Maguire? ¿Reaparece
Visión? ¿Regresa La Anciana? ¿El cameo de Bruce Campbell tiene que ver con su
clásico personaje de Ash Williams, el protagonista de la saga The Evil Dead?
Como pasó con Spider-Man: Sin camino a casa,
será la propia película la que se encargue de revelar aquello que la propia
Marvel no mostró en los trailers. Lo que voy a decir es que, de todo lo
expuesto en el párrafo anterior, aquello que sí pasa en Doctor Strange en el Multiverso
de la locura (Doctor Strange in the Multiverse of Madness) es, a mi modo de
ver, lo peor que la película tiene para ofrecer. Porque sucede de manera
completamente gratuita, sin ninguna necesidad argumental y sin consecuencias
reales para la trama. Si se le sacara esa parte del metraje al film, la
narración funcionaría mejor, mucho más compacta y concentrada en lo que
realmente importa.
Espejitos de colores aparte, la película de Sam
Raimi es visualmente demoledora. Aun con los excesos gratuitos que alargan inútilmente
algunos tramos (¿la pelea de las notas musicales? ¿En serio?), el in crescendo
está muy bien construido, el manejo del Multiverso es tan interesante como el
de Loki y los paralelismos entre universos aparecen mediados por cuestiones
filosóficas que What If…? no se había animado a preguntar. Y para los que
llegan sin haber visto las series (la única que importa de verdad es WandaVision),
la teoría multiversal aparece conceptualizada con la incorporación de la
superheroina America Chavez, de quien se deja bien claro su ascendencia latina
aunque no se menciona su publicitada identidad LGBTIQ+.
Algo raro en una película que hace de la
identidad su verdadero leitmotiv. Porque bajo la capa superheroica y el
uniforme terrorífico (por momentos, parece una de zombies), aquello que abraza
esta segunda aventura en solitario del Doctor Strange es el proceso de
construcción íntima de una persona, tenga o no tenga superpoderes. Cómo define
su personalidad a través de sus elecciones, sus renuncias, sus compromisos, su
fe, su deseo, sus compañías y, sobre todo, la tramitación de sus ausencias.
Para mí, Doctor Strange en el Multiverso de la
locura tiene un grande, enorme logro narrativo. Elaborar, en espejo, las caras
y las formas del amor y el horror. Y atravesar a los personajes principales con
esas dos espadas, para contar(nos) la desgarradora humanidad que sangra desde
esas heridas. Y coincido con Wanda. No me parece justo el haberse ensañado
tanto con ella y haberle hecho atravesar semejante crueldad. Por suerte para
nosotros, como espectadores, Elizabeth Olsen la rompe toda y la vuelve a armar.
Hay que quedarse hasta el final.
Fernando Ariel García
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