Loki. Directora: Kate Herron. Protagonistas: Tom
Hiddleston (Loki, Loki Presidente), Owen Wilson (Mobius M. Mobius), Sophia Di
Martino (Sylvie), Gugu Mbatha-Raw (Ravonna Renslayer), Wunmi Mosaku (Hunter
B-15), Tara Strong (voz de Miss Minutes) y Jonathan Majors (Aquel que
Permanece), entre otros. Participación especial de Jack Veal (Kid Loki), DeObia
Oparei (Loki Fanfarrón), Richard E. Grant (Loki clásico), Jaimie Alexander (Sif)
y Chris Hemsworth (voz de Thor sapo). Guionistas: Michael Waldron, Elissa
Karasik, Bisha K. Ali, Eric Martin y Tom Kauffman, basados en personajes y
situaciones creadas y desarrolladas por Stan Lee, Larry Lieber, Jack Kirby y
Walter Simonson, entre otros, para los cómics Marvel. Productores: Kevin Feige
y Tom Hiddleston, entre otros. Marvel Studios. EE.UU., 2021. Estreno en la
Argentina: Disponible en Disney+ desde el 9 de junio de 2021.
Visto lo que está disponible de la Fase 4 del
Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), tres series completas y dos
películas, el resultado es que me está gustando mucho (mucho) más el menú
televisivo que la oferta cinematográfica. Me da la sensación de que, en la caja
boba, la Casa de las Ideas se permite tomar el riesgo de elaborar y
desarrollar, justamente, ideas; mientras que en la gran pantalla sólo se dedica
a explotar las fórmulas ya (a)probadas por los consumidores del espectáculo más
exitoso que ha parido el Hollywood contemporáneo.
Loki, cuarto eslabón de esta fase, me pareció
un golazo, a la altura de WandaVision. Lo del mate escondido tras una pila de
papeles es un lindo mimo para los argentinos, pero lo que realmente me mató es
el formato elegido para contar el cuento. Esa onda kafkiana de atemporal thriller
burocrático resulta ser el marco perfecto para abordar una historia centrada en
la construcción de la identidad de una persona, sopesando la cantidad de
variables posibles que se abren ante cada decisión que vamos tomando. Aquello
que nos define viene a ser lo mismo que nos impide evolucionar hacia otros estadíos.
¿Mejores o peores? Lo interesante es que aquí todo deviene materia opinable.
Porque el centro neurálgico de la serie está
puesto, me parece, sobre la dicotomía destino prefijado – libre albedrío,
poniendo en duda los valores absolutos que ambas posiciones defienden denodadamente;
y prestando atención al cono de sombras que se forma en la conjunción de esos
opuestos que se atraen y se reniegan, se abrazan y se expulsan. ¿Será por esa
cualidad contradictoria inherente a la raza humana? Quiero creer que sí. La
exquisita labor interpretativa de Tom Hiddleston así me lo demuestra. La
vulnerabilidad que le hace conocer a su Loki es realmente definitoria, y eso lo
vuelve uno de los personajes más fuertes del UCM.
Por lo demás, la serie está pensada para
explicarle al público masivo que no leyó ni leerá los cómics de Marvel, qué es
el Multiverso. Conocimiento necesario (por lo que parece) para disfrutar a
pleno de las próximas películas de Spider-Man, el Doctor Strange y Ant-Man. Y
un concepto que los Zombies Marvel ya manejamos de taquito. Tal vez por eso,
buscando evitarnos el aburrimiento producido por la repetición redundante, los
seis episodios de Loki se muestren tan profusos en guiños para el comiquero
iniciado. Aplausos de pie para el Loki clásico (hallazgo de Richard E. Grant) y
los microsegundos del Thor sapo; y un chapeau! para el demente que metió al
helicóptero de Thanos en el medio del kilombo. Detalles emotivos que a uno le
siguen haciendo creer que la arquitectura faraónica del UCM todavía vale la
pena.
Va a haber segunda temporada. Y eso está muy
bien.
Fernando Ariel García
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