(Información de prensa) ¿Quién, de todos nuestros parientes, se acercó a preguntar qué comíamos, si íbamos a la escuela... después de que nuestro padre desapareció? Disculpas por la demora (Argentina / Israel, 2018), documental de Shlomo Slutzky y Daniel Burak, se estrena comercialmente el 13 de septiembre.
Motivado por las coincidencias de profesión, origen y apellido, el periodista y documentalista argentino-israelí Shlomo Slutzky contacta en la red al periodista argentino-holandés Mariano Slutzky.
En el encuentro, Shlomo descubre que Mariano es el hijo de Samuel Slutzky, Sami, el primo médico de su padre cuya existencia y trágico final habían permanecido innombrados en la familia desde su desaparición a manos de la dictadura cívico-militar en 1977.
Motivado por las coincidencias de profesión, origen y apellido, el periodista y documentalista argentino-israelí Shlomo Slutzky contacta en la red al periodista argentino-holandés Mariano Slutzky.
Son pocos los restos que Mariano y su hermana, Alejandra, conservan de su padre, apenas unas cartas y dibujos enviados desde la cárcel, a través de los cuales intentaba educar a sus pequeños hijos para “los nuevos tiempos de libertad y felicidad próximos a llegar”.
Mariano acusa a los familiares compartidos de haberlo abandonado de niño, tras el secuestro y desaparición de su padre.
Shlomo, quien desde 1976 vive en Israel y no supo del secuestro, decide salir en búsqueda del sinceramiento de aquellos parientes que le ocultaron el destino de Sami, y la incorporación de Mariano a la familia.
Juntos, buscan justicia por el asesinato sin cuerpo y persiguen a un sospechoso de complicidad sobre cuyo paradero en Israel, Shlomo ha reunido sorprendente información. Pero el pasado trae heridas difíciles de superar.
Cuenta Shlomo Slutzky que, "en 1977, cuando la Dictadura cívico-militar secuestró e hizo desaparecer al primo hermano de mi padre –el Dr. Samuel (Sami) Slutzky-, mi familia en Buenos Aires se desentendió de sus dos hijos, quienes finalmente lograron arribar a Holanda como niños-refugiados con ayuda de Amnistía Internacional. En un intento de pagar esa deuda familiar, me propongo acompañar a Mariano –ante cuyos ojos de niño detuvieran, golpearan y secuestraran a su padre en junio del 77-, en el juicio a los asesinos, la persecución de un sospechoso de complicidad con el asesinato –hoy paradójicamente refugiado en Israel-, y el 'juicio' a los Slutzkys en Argentina, sobre quienes cabe preguntarse si actuaron a la altura de las circunstancias".
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