martes, 2 de febrero de 2021

LUPIN: ENTRE LA JUSTICIA Y LA VENGANZA

Lupin (primera parte). Directores: Louis Leterrier, Marcela Said. Protagonistas: Omar Sy, Vincent Londez, Ludivine Sagnier, Clotilde Hesme, Nicole Garcia, Hervé Pierre, Soufiane Guerrab, Antoine Gouy, Fargass Assandé, Shirine Boutella, Etan Simon. Guionistas: George Kay, François Uzan, Eliane Montane, basados en personajes y situaciones creados por Maurice Leblanc para la serie literaria de Arsène Lupin. Desarrollado para TV por: George Kay, François Uzan. Gaumont Television. Francia, 2021. Estreno en la Argentina: Disponible en Netflix desde el 8 de enero de 2021.


Si están esperando ver en pantalla al sofisticado ladrón de guante blanco creado en 1905 por Maurice Leblanc, lamento confirmarles que aquí no van a encontrar a ningún caucásico elegante, vestido con galera, frac y monóculo. Pero si están buscando una puesta al día audaz, diferente y fiel de ese folletín original, permítanme decirles que Lupin está hecha para ustedes.


Porque el mayor mérito de la serie desarrollada por George Kay y François Uzan reside, justamente, en haber abandonado la fachada de Arsène Lupin para aferrarse al espíritu del personaje (y la saga), aggiornándola de manera asombrosa, entretenida y contemporánea. Encontrando (dicho sea de paso) una justificación inesperada (y sumamente funcional) para emparentar el mito literario con el modus operandi y el código ético de Assane Diop (interpretado por un magnético e irresistible Omar Sy), inmigrante senegalés que aprendió cómo, cuándo y dónde ser Arsène Lupin sin necesidad de copiarle los manierismos.


En los cinco episodios de Lupin, todo se articula a través de la idea del legado. Para el contenido que atraviesa a los personajes, se trata del legado familiar, ese bien inmaterial que pasa de padres a hijos y que termina formando parte de la identidad de cada cual. Simbolizado metaficcionalmente con la novela de Arséne Lupin que Assane recibe como herencia vital de su padre, pero puesto a rodar también como karma que marcará los pasos de su propia paternidad y la de las otras familias involucradas en la trama. Para el continente narrativo, en cambio, el peso del legado pasa por la recuperación y puesta al día de las tradiciones culturales francesas, incluyendo una mirada crítica a sus prácticas imperialistas y a la discriminación racial parisina, que logró ahogar el grito de Égalité que hinchó las gargantas de aquellos viejos revolucionarios.


En resumen, Lupin triunfa trayendo al presente el rocambolesco accionar del lobo solitario que hace el mal por las razones correctas, sumándole aquí el debate moral que plantea la tensión entre el hambre de Justicia y la sed de Venganza que conviven en Assane. Por desgracia, la serie elige seguir la puta costumbre actual de terminar sin terminar, dejando todo colgado con un continuará que se las trae. Por suerte, Netflix ya confirmó la segunda parte para el segundo semestre de este año. Habrá que esperar.
Fernando Ariel García 

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