lunes, 8 de agosto de 2011

MEMORIE DELL’ETERNAUTA: “DE NARRACION DE GENERO A NARRACION UNIVERSAL”

Hoy mismo, en el sitio web italiano Politicamente Corretto (http://www.politicamentecorretto.com/index.php?news=40595), Roberto Colonna escribió la siguiente crítica a Memorie dell’Eternauta:



“Pocos días antes de la capitulación norteamericana en Vietnam, el coronel Harry Summers, máximo responsable de los negociadores militares en Hanoi, dijo al coronel Tu, su contraparte vietnamita (…): ‘Usted sabe que nunca nos ha derrotado en el campo de batalla’. ‘Puede ser verdad -respondió Tu-, pero también es irrelevante’”.
Fabio Mini,
L’arte della guerra cinese: La lezione eterna di Sunzi

Fernando Ariel García y Hernán Ostuni han tenido éxito en el difícil intento de analizar El Eternauta, “la más importante aventura de ciencia-ficción escrita en el sur del mundo y la mejor historieta argentina de todos los tiempos” (F. García, H. Ostuni, 2010, pág. 15). Memorie dell’Eternauta. Storia di un fumetto desaparecido, publicado en Italia por la turinense 001 Edizioni; y traducido al italiano por Francesca Magistro, Michele Marra y Giliola Viglietti, enfrenta la obra maestra de Oesterheld desde múltiples puntos de vista, desde aquellos textuales y de los contenidos, hasta aquellos estilísticos de las planchas y los dibujos, sin descuidar la influencia que los eventos históricos y políticos han tenido en la realización de aquello que hoy, con un término de uso común pero discutible desde mi punto de vista, podría ser definido como graphic novel (novela gráfica). De hecho, podría casi decirse que Ostuni y García han reconstruido, a través del estudio de El Eternauta, algunos momentos cruciales de la historia argentina del siglo XX. En realidad, es la propia historieta la que “fuerza” necesariamente a ajustar las cuentas con algunos de los más tristes acontecimientos que han marcado a esa nación del cono sur. En ese sentido, El Eternauta puede de verdad ser considerado “una metáfora perfecta de los últimos 25 años” de la Argentina (F. García, H. Ostuni, 2010, pág. 33) porque, como subraya Juan Sasturain en el prólogo a la obra de Oesterheld editada por el diario Clarín en 2001, es “una historia que deviene profecía”. Por lo pronto, una de las características más impactantes de El Eternauta reside justamente en su sorprendente naturaleza “predictiva”. Característica que no se encuentra en la atmósfera vagamente fantacientífica que distingue a este cómic porque, si se necesitara etiquetar los razonamientos, hay que decir que toda la “buena” ciencia-ficción se ha ocupado, en el fondo, del “presente”. Basta con pensar en autores como Philip K. Dick, Richard Matheson o Kurt Vonnegut, sólo por citar algunos que, si bien ambientaron sus historias en futuros hipotéticos, escribieron sobre su tiempo y los problemas de sus respectivas contemporaneidades. Lo que sorprende al leer páginas de El Eternauta es que, aún hablando del presente “a través” del futuro, es capaz de anticipar algunas cosas que, al poco tiempo, habrían de estallar en su total dramatismo. Por otra parte, considerando el hecho de que Oesterheld será, desgraciadamente, una de las víctimas de la última y terrible dictadura militar argentina, la historia asume connotaciones desconcertantes. Uno no puede menos que quedarse perplejo al confrontar algunas increíbles coincidencias: La primera (y más importante y célebre) versión de El Eternauta fue escrita y publicada entre 1957 y 1959; la toma del poder por parte de la Junta Militar presidida por Jorge Rafael Videla sucedió en 1976; la muerte del desaparecido Oesterheld (que fue secuestrado por un comando de las fuerzas armadas golpistas el 27 de abril de 1977; y visto con vida por última vez por el psicólogo Eduardo Arias, él también un detenido secuestrado, el último día de ese mismo año) puede ser ubicada sobre el final de los años setenta. No por casualidad, en su ensayo García y Ostuni recuerdan continuamente los acontecimientos argentinos de los últimos sesenta años, porque esta elección también nos permite comprender de manera eficaz la estructura de la trama construida por Oesterheld. Los dos autores se detienen sobre los dos aspectos que distinguen, en su parecer, a El Eternauta: La supervivencia y la resistencia. Si inicialmente, con la fosforescente nevada mortal, emerge preponderante la necesidad de todos los personajes por sobrevivir a un evento excepcional y terrible; después, cuando queda claro que el país está sufriendo el ataque de una fuerza alienígena, el problema principal deviene aquel del deber resistir y vencer a un enemigo aparentemente invencible. La resistencia al invasor se lleva a cabo sobretodo por personas comunes, pertenecientes a diferentes clases sociales; son trabajadores, obreros, pequeños emprendedores, profesionales, docentes, suboficiales, quienes organizan una respuesta y reaccionan contra la invasión: “El planteo inicial de Oesterheld expresa la necesidad de una alianza de clases para la solución de los problemas nacionales. Todos juntos, los sectores medios, la clase obrera, los militares y los intelectuales podrán encontrar la salida viable y necesaria, frente a una cambiante realidad de proporciones imposibles de mensurar” (F. García, H. Ostuni, 2010, pág. 23). De hecho, supervivencia y resistencia constituyen las coordenadas de cualquier lucha, desde las pacíficas hasta las más violentas; y transforman a El Eternauta en una metáfora de la humanidad y de su manera de “hacer” civilidad. Aún estando ambientado de manera inequívoca en las calles de Buenos Aires; y poseyendo una dimensión específicamente arrgentina, esta historieta tiene en la fuerza de su mensaje el elemento que la eleva de narración de género a narración universal. Bien vista, como justamente sostienen García y Ostuni, son los grandes temas del individuo y, en particular, del individuo moderno, los que se imponen en las páginas de Oesterheld: “Humanismo contra totalitarismo. Violencia de abajo contra violencia de arriba. Sueños comunitarios. Represión ilegal. La realización del ser humano como base de todos los actos de gobierno. Justicia. Condena de los culpables” (F. García, H. Ostuni, 2010, pág. 170). Y es justo esta riqueza de argumentos, así como la magistral escritura del guión, la intensidad de la historia y los espléndidos dibujos de Solano López lo que explica, probablemente, el motivo por el cual El Eternauta continúa fascinando a nuevos y viejos lectores, estimulando debates, discusiones, análisis y libros de estudio, a casi cincuenta y cinco años de su publicación”.

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