jueves, 31 de octubre de 2019

LOS LOCOS ADDAMS: LO PRIMERO ES LA FAMILIA

Los locos Addams. Directores: Conrad Vernon y Greg Tiernan. Voces (en inglés): Oscar Isaac (Homero Addams), Charlize Theron (Morticia Fruncidas de Addams), Chloë Grace Moretz (Merlina Addams), Finn Wolfhard (Pericles Addams), Nick Kroll (Tío Lucas Addams), Bette Midler (abuela Addams), Conrad Vernon (Largo), Snoop Dogg (Tío Cosa), Allison Janney (Margaux Needler), Elsie Fisher (Parker Needler), Jenifer Lewis (Tía Sopor), Martin Short (abuelo Bernardo Fruncidas) y Catherine O'Hara (abuela Rosa Fruncidas), entre otros. Voces (en castellano): Pisano (Homero Addams), Susana Zabaleta (Morticia Fruncidas de Addams), Gloria Aura (Merlina Addams), Carlos Siller (Pericles Addams), Carlo Vázquez (Tío Lucas Addams), Erica Edwards (abuela Addams), Rubén Moya (Largo), Snoop Dogg (Tío Cosa), Azucena Cierco (Margaux Needler), Itzel Mendoza (Parker Needler), Rebeca Manríquez (Tía Sopor), Jorge Roig (abuelo Bernardo Fruncidas) y Rocío Garcel (abuela Rosa Fruncidas), entre otros. Guion: Matt Lieberman, Erica Rivinoja y Conrad Vernon, basado en personajes y situaciones creadas por Charles Addams y desarrolladas por David Levy y Donald Saltzman para la serie de TV Los locos Addams. Metro-Goldwyn-Mayer / Nitrogen Studios / Bron Creative / Cinesite / The Jackal Group. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 31 de octubre de 2019. 


¿Cuáles son los verdaderos locos Addams? ¿Los protagonistas de ese centenar de chistes gráficos publicados por Charles Addams a partir de 1937 en las páginas de The New Yorker? ¿Ese conglomerado de personajes anónimos, sin relación explícita entre ellos y de aparición aleatoria, unidos por la extravagancia macabra de sus acciones con un pie en la comedia y otro en el horror victoriano? ¿O esa familia aristocrática, amorosa y disfuncional de la sitcom televisiva en blanco y negro, ensamblada bajo los códigos del humor negro atp y bautizada Addams en honor y referencia cultural a su creador? 


Para los directores Conrad Vernon y Greg Tiernan (así como para millones de fanáticos en todo el mundo), la respuesta es tan simple como demoledora. Los verdaderos locos Addams son los de la serie de TV, estrenada en 1964 y elevada a la categoría de icono cultural en lo que tarda chasquear los dedos y aprenderse la inmortal banda sonora compuesta por Vic Mizzy. Señas identitarias que esta incursión animada de Los locos Addams (The Addams Family) incluye de manera emotiva sobre el imperdible final del metraje. 


El gran logro del film radica en la síntesis alcanzada y exhibida. La peli se ve (y se siente) como un capítulo XXL de la serie, pero dirigido por Tim Burton y dibujado por el propio Charles Addams. Los signos primordiales e inconfundibles de los cómics originales, están presentes para aquel que sepa reconocerlos. La dinámica familiar respeta (y profundiza) las sutilezas con que John Astin (Homero), Carolyn Jones (Morticia), Jackie Coogan (Tío Lucas) y Ted Cassidy (Largo), vistieron a sus personajes hasta hacerlos entrañables. Y la perspectiva gótica para el abordaje de la comedia se hace notar hasta en los momentos que enfrenta álgidos fenómenos contemporáneos como el bullying, el maltrato infantil y la discriminación. 


Lo único innecesario son los excesos discursivos a la hora de bajar el mensaje. Realmente, me parece que no hacía falta verbalizar tanto los beneficios sociales del apego a los valores humanos de la inclusión y el respeto a las diferencias, del apoyo paterno a las elecciones genuinas de sus hijos; y de la conveniente puesta al día de aquellas tradiciones cerradas que no representan los intereses y deseos de las nuevas generaciones. Las acciones de los personajes dejan en claro que lo monstruoso radica en la mirada que (pre)juzga y no en el sujeto (u objeto) que es observado. 
Un pedido final. Para la secuela, que vuelva Sam Picasso. 
Fernando Ariel García

AMANDA: DEL FIN COMO UN NUEVO PRINCIPIO

Amanda. Director: Mikhaël Hers. Protagonistas: Vincent Lacoste, Isaure Multrier, Stacy Martin, Ophélia Kolb, Marianne Basler, Jonathan Cohen y Greta Scacchi, entre otros. Guión: Mikhaël Hers y Maud Ameline. Nord-Ouest Films / Arte France Cinéma. Francia, 2018. Estreno en la Argentina: 31 de octubre de 2019 (exhibida con anterioridad dentro del 2º Tour de Cine Francés en Buenos Aires, durante octubre de 2019). 

La nueva (gran) película de Mikhaël Hers no es una sola película, sino dos. O más bien, sí es una sola película. Honestamente partida al medio por la fragilidad del destino. Incapacitada de continuar transitando el camino que pretendía recorrer. Obligada por las circunstancias a readaptarse a las nuevas condiciones que, por desgracia, le vienen brutal y definitivamente impuestas. Como la vida misma de aquellos miles de personas que han sido atravesadas por una adversidad semejante. 



David es un parisino veinteañero que se gana la vida administrando la llegada y la partida de turistas a un edificio de departamentos en la ciudad luz, mientras trabaja part-time para la comuna. Va a enamorarse de Lena, una vecina recién mudada. Y cultiva una profunda, sentida y cálida relación con su hermana Sandrine, madre soltera de la pequeña Amanda (im-pre-sio-nan-te actuación de Isaure Multrier), una niña de siete años que encuentra en David la figura paterna que necesita para crecer. 



Todo discurre por los plácidos carriles de la comedia familiar de enredos, influida por el romanticismo típico del género adolescente, lleno de idas y vueltas que definen el carácter de los personajes mientras los acerca y los aleja como excusa para definir la unión indisoluble que se perfila. Hasta que esa cotidianeidad deja de existir, violenta e instantáneamente; y David y Amanda deberán entablar un nuevo pacto de convivencia, capaz de transformar ese final en una suerte de nuevo principio. 


Aquí es donde el drama engrandece al film, que renuncia al exceso melodramático, al golpe bajo, al subrayado grueso que busca la lágrima rápida. En su lugar, apela a una austera sensibilidad que le permite plantear, sutil y profundamente, los miedos concretos que aparecen tras una devastación emotiva de esta naturaleza. Dado el verosímil propuesto, hay un abordaje auténtico del terror, de los traumas, de la incomprensión que acompaña la negación, incluso de la justificación del odio hacia aquello que (sentimos) produjo el daño. De la necesidad de reforzar los lazos para seguir adelante sin olvidar ni desconocer lo que pasó. Y, por supuesto, del amor incondicional. Piedra basal del edificio que David y Amanda deberán apuntalar si quieren mantenerse erguidos, a pesar de las rajaduras que seguirán estando ahí por siempre. 
Fernando Ariel García

miércoles, 30 de octubre de 2019

UN DÍA LLUVIOSO EN NUEVA YORK: LA CIUDAD QUE (CASI) TODO LO PUEDE


Un día lluvioso en Nueva York. Director: Woody Allen. Protagonistas: Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law, Diego Luna, Liev Schreiber, Kelly Rohrbach, Annaleigh Ashford, Rebecca Hall, Cherry Jones, Will Rogers, Suki Waterhouse y Ben Warheit, entre otros. Guión: Woody Allen. Director de Fotografía: Vittorio Storaro. Gravier Productions / Perdido Productions. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 7 de noviembre de 2019.
El mundo cabe en una ciudad. Al menos, en una ciudad como Nueva York. Y mucho más si es la Nueva York que saben ver los ojos de Woody Allen. Un espacio conocido y reconocible, bello y perverso, íntimo y monumental, neurótico y hedonista, cálido y egocéntrico, romántico y desamorado, solidario e interesado, gentil y caníbal. El lugar ideal para que la fauna típica de Allen potencie su lado hipocondríaco mientras camina intentando encontrarse. O, al menos, alcanzar la indulgencia divina que le permita aceptarse tal cual es.



Y si la vida entera cabe en un día, un fin de semana le alcanza y le sobra para tomar las determinaciones que viene aplazando desde hace mucho, tal vez demasiado. Porque en ese instante crucial parecen encontrarse los personajes que habitan Un día lluvioso en Nueva York (A Rainy Day in New York), aunque algunos no lo sepan o se nieguen a aceptarlo. Una pareja universitaria en escapada íntima, una joven habituada al hastío y al amor, un director inseguro de sus capacidades artísticas, un escritor con sospechas sobre la fidelidad de su esposa, un actor mediocre que compró el personaje de estrella que interpreta dentro y fuera del set, una dama de la alta sociedad con un secreto que deberá revelar.


Crisis existenciales que la lluvia de Nueva York lavará con una capa de brutal honestidad y sincera toma de conciencia, mezclando las cartas para volver a repartir las oportunidades. Porque, como siempre en Allen, la ciudad es un personaje más de la trama. El más importante, el eterno omnisciente, el único capaz de discernir entre verdad e impostura. El que conoce los deseos ocultos y las necesidades silenciadas, razón por la cual está habilitado para ejercer de cupido. El que todo lo puede.


O casi todo. Porque todavía no ha podido estrenar el film en los EE.UU., después de que Amazon Studios se negara a distribuirlo a raíz del renovado interés público sobre el estado de las acusaciones de violencia de género y violación que pesan sobre Woody Allen, aunque la Justicia neoyorquina haya determinado que las denuncias en su contra no eran concluyentes. La decisión de Amazon fue validada (de hecho) por parte el elenco principal de la película (Timothée Chalamet, Selena Gomez, Rebecca Hall, Jude Law), que se mostraron arrepentidos de haber trabajado con el director y donaron sus salarios a organizaciones sociales comprometidas con el movimiento Mee Too.


Si estás entre las personas que pueden separar la obra de arte del artista, Un día lluvioso en Nueva York puede no ser la mejor película de Woody Allen, pero es una de esas películas que el mejor Woody Allen sabe hacer como nadie.
Fernando Ariel García

CRÍMENES IMPOSIBLES: SUSPENSIÓN SUSPENDIDA

Crímenes imposibles. Director: Hernán Findling. Protagonistas: Federico Bal, Sofía del Tuffo, Carla Quevedo, Marcelo Sein y Guido D’Albo, entre otros. Guión: Nora Leticia Sarti. Wit Producciones. Argentina, 2019. Estreno en la Argentina: 31 de octubre de 2019. 

Suspensión de la incredulidad. Así se le dice a la acción voluntaria con la cual el espectador deja de lado su sentido crítico y acepta los hechos fácticos que la obra expone ante sus ojos y frente a su intelecto. Es el trámite imprescindible que se necesita para validar las propuestas improbables, ilógicas o directamente irreales, que el reino de la ficción despliega como experiencia inmersiva para satisfacer nuestra demanda de diversión y atento entretenimiento. 




En Crímenes imposibles, thriller paranormal de Hernán Findling, se cumple este contrato implícito entre las partes. No a la perfección, ya que hay algunos engaños fraudulentos en lo que se muestra y luego se reconstruye, pero aquello que se oculta para su posterior resignificación está (en su mayoría) bien escondido y mejor jugado. El final pone en un correcto lugar las piezas que han estado moviendo el detective signado por la tragedia personal; y la misteriosa monjita autoincriminada de homicidios, algo que sólo podría haber hecho estando poseída por un demonio. 


Resulta curioso (al menos) que una película que postula su base narrativa desde la tensión entre valores contrapuestos como la realidad y el sueño, la razón y la fe, no pueda explotar de manera convincente el material que nace del choque entre estas clásicas contradicciones del cine de género que la representa. Tal vez porque el argumento ordena las ideas de manera obvia, con diálogos pretenciosos y altisonantes, algo que la lograda imaginería visual no alcanza a salvar. 


O tal vez porque la suspensión de la incredulidad necesita de altos niveles de credibilidad ficcional para llegar a manifestarse como empatía hacia los personajes y las situaciones que los involucran. Credibilidad que, a nivel actoral, Crímenes imposibles no tiene. Sobre todo entre los protagonistas excluyentes de la trama, más cerca de la impostura que de la composición. Un yerro que le impide al film delinear el dramatismo que busca, el suspenso que sugiere y la redención que necesita. 
Fernando Ariel García

jueves, 24 de octubre de 2019

ZOMBIELAND - TIRO DE GRACIA: SECUELA QUE ATRASA

Zombieland: Tiro de gracia. Director: Ruben Fleischer. Protagonistas: Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone, Abigail Breslin, Zoey Deutch, Avan Jogia, Rosario Dawson, Thomas Middleditch y Luke Wilson, entre otros. Guión: Rhett Reese, Paul Wernick y David Callaham, basado en personajes y situaciones creados por Rhett Reese y Paul Wernick. Columbia Pictures. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 24 de octubre de 2019. 

Hace diez años, los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick, junto con el director Ruben Fleisher y los actores Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin, renovaron (¿sin querer queriendo?) el cine de género de muertos vivos. Lo hicieron con Zombieland, una película que maridaba el terror y el gore más sanguinario con la comedia adolescente yanqui. La premisa era simple: Por una mutación descontrolada, el mal de la vaca loca terminó convirtiendo a los EE.UU. en una post-apocalíptica Tierra de Zombis. Poco desarrollo argumental, mucha sangre y una seguidilla incontrolada de chistes misóginos y descerebrados, terminaron consolidando un éxito inesperado, fulminante y de culto. 


Diez años después, los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick, junto con el director Ruben Fleisher y los actores Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin, llamaron a un par de amigos y decidieron (¿sin querer queriendo?) volver a hacer la misma película y venderla como secuela. Zombieland: Tiro de gracia (Zombieland: Double Tap), sigue maridando el terror y el gore más sanguinario con la comedia adolescente yanqui. Su premisa es simple: A una década de la mutación descontrolada, los EE.UU. mantienen su status de post-apocalíptica Tierra de Zombis, catalogados ahora de acuerdo con su coeficiente intelectual. Poco desarrollo argumental, mucha sangre y una seguidilla incontrolada de chistes misóginos y descerebrados, terminan consolidando una película chata, previsible y excesivamente autorreferencial. 


En lo que hace a la temática zombi, el film se convierte en una metaficción que se autoproclama como kilómetro cero del actual fenómeno multimediático que The Walking Dead ha sabido capitalizar como nadie. En ese sentido, se muestra consciente del tiempo transcurrido entre películas y sabe jugar con los antiguos y nuevos significantes del género, resignificándolos dónde corresponde y cuándo le conviene. Es en el terreno de la comedia donde la película no registra los cambios de paradigmas ocurridos dentro y fuera de la ficción. El problema no es la elección del humor tonto (sobre gustos…), sino su manifestación en forma de gags que hace diez años estaban naturalizados en forma y contenido, pero hoy suenan decididamente machistas y estigmatizantes. 


Lo mejor de Zombieland: Tiro de gracia está entre los títulos de cierre y después de los créditos finales. Pero hay que aguantarse toda la película para llegar a ese momento de genuina gloria retroreivindicatoria. 
Fernando Ariel García

MALÉFICA: MAGIA PARA CERRAR LA GRIETA

Maléfica: Dueña del Mal. Director: Joachim Rønning. Protagonistas: Angelina Jolie (Maléfica), Elle Fanning (Princesa Aurora), Michelle Pfeiffer (Reina Ingrith), Chiwetel Ejiofor (Conall), Sam Riley (Diaval), Ed Skrein (Borra), Imelda Staunton (Knotgrass), Juno Temple (Thistlewit), Lesley Manville (Flittle), Harris Dickinson (Príncipe Phillip) y Robert Lindsay (Rey John), entre otros. Guión: Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue, basado en personajes y situaciones de la película animada de Disney La bella durmiente y el cuento La Belle au bois dormant, de Charles Perrault. Canción de cierre: You Can't Stop the Girl, interpretada por Bebe Rexha. Walt Disney Pictures / Roth Films. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 17 de octubre de 2019. 

Lo mejor que tenía la Maléfica de 2014 era la vuelta de tuerca ejercida sobre el personaje. De aquella maldad encarnada en hada oscura, convertida en icono por la película animada de Disney, a esta bruja madre, amorosa y abnegada, entregada a la crianza de la famosa Bella Durmiente a la que ella misma había maldecido con el sueño eterno. Tan buena resultó esta jugada que, para Maléfica: Dueña del Mal (Maleficent: Mistress of Evil), productores y guionistas decidieron repetirla. 


Situada cinco años después de la primera parte, la secuela arranca con Maléfica establecida en el título (y el inconsciente colectivo de los aldeanos) como Dueña del Mal. Algo que difícilmente mejore una vez que Aurora le cuente que va a casarse con el príncipe Phillip, uniendo así el destino de los hados y las gentes de los reinos del Páramo y la poderosa Ulstead. Para peor, la Reina Ingrith (madre de Phillip) no esconde su agenda personal, tendiente a profundizar la grieta entre vecinos antes que al tendido de puentes entre culturas. 


¿Metáfora intencional de la era Trump? Vaya uno a saber. Lo interesante del film es la instalación de halcones y palomas a ambos lados del río, por lo cual la batalla no se libra sólo entre humanos y seres mágicos, sino entre valores equitativamente encarnados por las dos partes en pugna. Porque una de las (pocas) novedades que trae esta Maléfica: Dueña del Mal es la instalación de una raza específica y un linaje mítico-bestial para Maléfica, otra víctima del prejuicio y el impacto psicológico de las fake news propagadas desde el poder establecido. 


El problema es que a toda esta saga le sobran efectos especiales y le falta magia. Sumamente lineal, completamente predecible y carente de todo nivel de sofisticación subtextual para adultos, el film no se corre un milímetro de lo ya probado y aprobado comercialmente. En ese sentido, abunda en personajes femeninos poderosos y determinantes, relegando a los hombres a roles de comparsas fácilmente manipulables. Y en este escenario de extremos desdibujados, irremediablemente terminan chocando las miradas contemporáneas del empoderamiento de género con la vetusta concepción paternalista del clásico cuento de hadas. Una grieta que esta Maléfica no parece estar muy interesada en cerrar. 
Fernando Ariel García

jueves, 10 de octubre de 2019

GUASÓN: EL HOMBRE QUE (HACE QUE) RÍE

Guasón. Director: Todd Phillips. Protagonistas: Joaquin Phoenix (Arthur Fleck / Guasón), Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Bill Camp y Shea Whigham, entre otros. Participación especial de Brett Cullen (Thomas Wayne), Carrie Louise Putrello (Martha Wayne), Dante Pereira-Olson (Bruce Wayne) y Douglas Hodge (Alfred Pennyworth). Guión: Todd Phillips y Scott Silver, basados en personajes y situaciones creadas por Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson para las historietas de Batman publicadas por DC Comics. DC Films/ Village Roadshow Pictures / Bron Creative / Joint Effort. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 3 de octubre de 2019. 

Por fin, después de mucho traquetear, de venir corriéndola de atrás sin saber muy bien cómo pararse de igual a igual frente a los tanques de Marvel, DC encontró la fórmula que no sólo la despega del molde superheroico canónico del cine contemporáneo, sino que la posiciona a años luz de su eterno rival. Guasón (Joker) es al Universo Marvel lo que los viejos dibujitos de la Warner eran a los cartoons de Disney. El triunfo del arte sobre el marketing, del riesgo de asumir los valores de la libre expresión sobre el confort de ceñirse al reinado de lo políticamente correcto. 


Guasón es la mejor película de superhéroes que pueda hacerse hoy día. Punto. Está ubicada ahí, bien al lado del Batman de Adam West y los primeros dos Supermanes de Christopher Reeve. Y gran parte del mérito se lo lleva Joaquin Phoenix, en un papel (re)consagratorio que lo eleva al sitial que ocupa con pleno derecho. Una bestia actoral, un animal herido que sangra empatía, dolor, frustración y agobio, el total fracaso de vivir que Goyeneche cantó como nadie. 


Es difícil definir al inclasificable film de Todd Phillips. Y está bueno que así sea. Digamos que se asemeja al orgasmo alcanzado en conjunto por dos universos en cópula furiosa, pasional y cruel, unidos por los lazos de un amor que busca, siempre, entregarle el máximo placer a su pareja. Guasón funciona muy bien dentro del universo del cómic, animándose a jugar los estándares sin exigirse el apego a las reglas establecidas. Está plagado de referencias icónicas que el ojo conocedor va a agradecer, pero las deja al costado, como elementos de color, como notas al pie que ni cortan ni pinchan a la hora de evaluar el gran lienzo. 


Y Guasón funciona muy bien también dentro del universo cinéfilo, en especial el que remite al cine yanqui de los ’70. El de las películas independientes y comerciales al mismo tiempo. El del realismo sucio, de calles duras y amorales, de perdedores en caída libre, de violencia seca, dura, mordida, asordinada y definitiva como una trompada en la mandíbula. O un tiro entre los ojos. El cine de Coppola, De Palma, Lumet, Friedkin, el primer Spielberg, el George Lucas que produce más que el que filma. Y sobre todo (y todos), el cine de Martin Scorsese. Principalmente Taxi Driver y El rey de la comedia, con un De Niro actual que parece hecho para sufrir al De Niro que fue en esos filmes, deconstruido y reconstruido aquí bajo el adn de Phoenix. 


Lo más interesante de Guasón es que, aun funcionando muy bien dentro de los universos comiquero y cinéfilo, funciona mucho mejor fuera de ellos. Como retrato coral de una sociedad destinada a parir psicópatas, donde el Estado se muestra incapaz de contener a sus ciudadanos abusados, explotados, marginados y enfermos, principalmente porque se ha dedicado a abusarlos, explotarlos, marginarlos y enfermarlos, mucho antes de abandonarlos pintándoles una falsa sonrisa en las caras. 
Que no haya secuela, por favor. 
Fernando Ariel García

PLAYMOBIL: MUNDO DE JUGUETE

Playmobil: La película. Director: Lino DiSalvo. Protagonistas: Anya Taylor-Joy y Gabriel Bateman. Voces (en inglés) de Jim Gaffigan, Adam Lambert, Wendi McLendon-Covey, Kenan Thompson, Meghan Trainor, Daniel Radcliffe, Lino DiSalvo, Kirk Thornton, Dan Navarro y Paloma Michelle, entre otros. Guión: Blaise Hemingway, Greg ERB y Jason Oremland, sobre una historia original de Lino DiSalvo, basada en la línea de juguetes Playmobil. Canciones: Heitor Pereira, Anne Preven, Stephan Moccio. Method Animation / ON Animation Studios / DMG Entertainment. Francia, 2019. Estreno en la Argentina: 10 de octubre de 2019. 

Un film francés con muñecos alemanes que hablan en inglés. En algún momento debe haber habido un cortocircuito comunicacional entre las partes, porque Playmobil: La película (Playmobil: The Movie) tiene de todo, menos imaginación. Preocupada en mostrar el amplio catálogo de productos de la empresa, se olvidó de lo más importante: La exhibición de la naturaleza lúdica que ha hecho de estos juguetes una de las marcas más reconocidas (y reconocibles) del mundo entero. 


Puede ser que esté siendo demasiado duro. Después de todo, a mi hija de once años le encantó. Tal vez porque ella haya sido el público buscado como destinatario principal. Aquí no hay espacio para ninguna lectura adulta, no es ni una producción Pixar ni una aventura de Lego. Esquemática, lineal y sumamente predecible, el conservadurismo que destila la trama es tan ramplón y evidente como obvia es la carga de valores morales que se le busca inyectar a la línea de muñecos, escenarios y accesorios. 


Historia de superación personal y fortalecimiento de lazos familiares, la aventura va del mundo real al mundo Playmobil y del mundo Playmobil al mundo real, que termina siendo un mejor lugar gracias a la capacidad de los juguetes para empoderar a las personas, ayudándolas a desarrollar confianza en sus propias capacidades y eficiencia en la gestión de recursos. Un programa que puede brillar en la grilla de los canales de televenta, pero nunca en las salas de cine. 
¿Para cuándo la película con los muñequitos del chocolatín Jack?
Fernando Ariel García

martes, 8 de octubre de 2019

¿DÓNDE ESTÁS, BERNADETTE?: A VECES, ES MEJOR NO BUSCAR

¿Dónde estás, Bernadette? Director: Richard Linklater. Protagonistas: Cate Blanchett, Billy Crudup, Emma Nelson, Kristen Wiig, James Urbaniak, Judy Greer, Troian Bellisario, Zoë Chao y Laurence Fishburne, entre otros. Guión: Michael H. Weber, Scott Neustadter, Holly Gent Palmo, Vincent Palmo Jr. y Richard Linklater, basado en el libro homónimo de Maria Semple. Annapurna Pictures / Color Force. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 10 de octubre de 2019. 

Un director con todos los pergaminos posibles: Richard Linklater, el de Boyhood y la trilogía Antes del amanecer / atardecer / de la medianoche. Una novela epistolar que estuvo un año en la lista de los libros más vendidos del New York Times. Un elenco afiatadísimo, encabezado (nada más y nada menos) que por Cate Blanchett. Una producción de la soberana hostia. Y aun así, con todo esto a favor, ¿Dónde estás, Bernadette? (Where'd You Go, Bernadette) se me hizo una película desconectada de lo verosímil, un artificio narrativo aparatoso, pasado de rosca y sumamente pretencioso. Vano, pueril y, finalmente, hueco. 


Estamos en Seattle. La Bernadette del título ha sido una arquitecta talentosa y esmerada, la más brillante de su generación, destinada a marcar un antes y un después en su área de incumbencia. Pero ya no. Cuando arranca la peli es una mujer atravesada por los miedos, ahogada por cuanto tipo de neurosis ande dando vueltas por ahí. Está casada con un hombre que la corresponde en su amor, uno de esos capos de Microsoft que están revolucionando la forma de conectarse entre las personas. Y juntos, tienen una hija que, como regalo por su ingreso a la universidad, pide un viaje familiar a la Antártida. 


Lo que sigue es una insostenible acumulación de excesos que cometen el pecado de la literalidad, cerrando los vasos comunicantes que tendían a la sátira, la crítica social y el misterio policial que promete desde el afiche. Está claro, de entrada, la tesis que propone el film: Un artista que no satisface sus impulsos creativos, se enferma. Un artista que sí lo hace, más allá de la respuesta que obtenga su arte, mantiene el equilibrio emocional consigo mismo y su entorno inmediato y mediato. 


Me parece que el propio Linklater debería prestar más atención a lo que pregona. Una cosa es la creación y otra el capricho faraónico, desmesurado. ¿Dónde estás, Bernadette? tiene más de lo segundo que de lo primero. Una lástima.
Fernando Ariel García

HÉROES EN CRISIS: TERAPIA DE (SUPER)GRUPO

Héroes en crisis. Guión: Tom King. Dibujos: Clay Mann, Travis Moore, Lee Weeks, Mitch Gerads, Jorge Fornés. Ilustraciones: JG Jones, Clay Mann, Ryan Sook, Trevor Hairsine, Mitch Gerads. Color: Tomeu Morey, Arif Prianto, Mitch Gerads. Portada: Clay Mann. Traducción: No acreditada. 288 páginas a color. OVNI Press. Argentina, septiembre de 2019. ISBN: 978-987-724-556-1. 

Nadie sale entero de una guerra, un desastre natural, un grave accidente, un golpe terrorista, un hecho de inseguridad irreversible, un abuso de cualquier naturaleza. Quedan traumas físicos y/o psicológicos, que necesitan de tratamiento médico y seguimiento especializado. Y en este Héroes en crisis (compilado local de la miniserie Heroes in Crisis, publicada por DC en los EE.UU. entre 2018 y 2019), el guionista Tom King se anima a abordar la respuesta formal que el Universo DC encontró para que sus superhéroes atraviesen (y superen) el trastorno de estrés postraumático. 


Este escenario en donde se edificará el argumento, es de lo mejor que tiene el cómic. Los microrelatos que plantean los paladines en una intimidad a la que accederemos como voyeuristas privilegiados, tienen más contenido (simbólico y real) que las casi 300 páginas que le lleva a los autores desentrañar el caso policial que sustenta la trama. En el Santuario, ese hospital ultrasecreto para superhéroes traumatizados, ocurrió un asesinato masivo de paladines. Que tiene a Harley Quinn y a Booster Gold como principales sospechosos; y a Batman, Superman y la Mujer Maravilla como investigadores a cargo. 


La estructuración del relato logra (de verdad) hacer interesantes una larga lista de obviedades, la estandarizada caracterización de los personajes principales y una vuelta de tuerca final que deja abierta la puerta para (hasta ahora) los dos desprendimientos que DC ha puesto a la venta en el mercado yanqui. Lo que despega a Héroes en crisis de otras sagas anuales es (para mí) el planteo moral que King clava en el status quo del género. La decisión a tomar en el momento en que haya que elegir entre hacer lo que corresponde o hacer lo que se debe. Sobre todo cuando el fiel de la balanza oscila entre la lealtad a los pares o la sujeción a la Ley. Y no hay espacio para mantenerse en el medio.
Fernando Ariel García

jueves, 3 de octubre de 2019

PUNTO MUERTO: BUENOS AIRES ROJO SANGRE

Punto muerto. Director: Daniel de la Vega. Protagonistas: Osmar Nuñez, Luciano Cáceres, Rodrigo Guirao Díaz, Natalia Lobo, Daniel Miglioranza, Diego Cremonesi, Sergio Boris, Enrique Liporace y María Eugenia Rigon, entre otros. Guión: Daniel de la Vega. Furia Films / Malevo Films Argentina (MFA) / Ninja Films y Asoc. Argentina, 2018. Estreno en la Argentina: 3 de octubre de 2019. 

En algún lugar de Buenos Aires, a principios del siglo XX, se lleva a cabo una convención de escritores policiales. En un caserón alejado, demasiado grande y con muchas habitaciones, literatos, críticos y fanáticos se preparan para debatir y filosofar sobre la naturaleza del género y la solución a su enigma más relevante: El asesinato en un cuarto cerrado por dentro. Hasta que la realidad pretende copiar a la ficción; y un inexplicable crimen pone en problemas a Luis Peñafiel (Osmar Nuñez), escritor que viene de plantear una situación demasiado parecida en su última novela. 


Habitada por múltiples referencias a los clásicos del policial deductivo (de Edgar Allan Poe a Sherlock Holmes, pasando por Fantomas, Agatha Christie y la colección de El Séptimo Círculo, curada por Borges y Bioy Casares), Punto muerto es una notable metaficción sobre los mecanismos del proceso creativo, especialmente ese delicado tránsito que une (y separa) la declamación de la narración; y la razón intelectual de la pasión emotiva. 



Pero más allá de sus méritos analíticos, el film de De la Vega brilla sobremanera por su resolución visual, esplendoroso homenaje al blanco y negro expresionista de la era de oro. Un festín cinéfilo que abreva del imaginario noir francés al fantástico británico de la Hammer, decantando en una Buenos Aires victoriana, ucrónica y exquisita, donde un villano a la Jack el Destripador no sólo es plausible sino, sobre todas las cosas, funcional y creíble. Fértil terreno que, esperemos, De la Vega vuelva a transitar. Más pronto que tarde.
Fernando Ariel García

EL REINO DE LA CORRUPCIÓN: EL PRECIO DEL PODER

El reino de la corrupción. Director: Rodrigo Sorogoyen. Protagonistas: Antonio de la Torre, Josep María Pou, Bárbara Lennie, Nacho Fresneda, Ana Wagener y Luis Zahera, entre otros. Guión: Rodrigo Sorogoyen, Isabel Peña. Tornasol Films / Trianera PC AIE / Atresmedia Cine / Le Pacte / Mondex & Cie / Bowfinger International Pictures. España / Francia, 2018. Estreno en la Argentina: 3 de octubre de 2019. 

No se habla de partidos políticos específicos; y la verdad es que no hace falta. En España, todos los españoles saben de quiénes está hablando El reino de la corrupción (El reino a secas, en el original). Y fuera de España, cada cual podrá elegir la representación que más le guste, porque si algo deja claro el notable thriller de Rodrigo Sorogoyen es que la corrupción no es potestad de un único partido, sino condición necesaria de un sistema de connivencias que incluye a los tres poderes del Estado, las dirigencias empresariales y sindicales, las corporaciones multimediáticas y todo aquel actor que pase a formar parte de dicho entramado. Y también a los ciudadanos de a pie, capaces de efectuar comportamientos corruptos de baja escala. 


Manuel López Vidal (un enorme Antonio de la Torre) es el político español con mayor proyección nacional de su partido. Secretario de una comunidad autonómica con una vida hecha y feliz; y un futuro más que promisorio, es sobre todas las cosas una mierda de persona. Por supuesto, no es el único culpable en este universo de arreglos y retornos; pero será el principal acusado cuando la filtración de unas grabaciones legales deje en evidencia un escándalo de proporciones mayúsculas. 


Lo que sigue es un juego de billar a dos bandas. Por un lado, las bolas que el partido político hará chocar con la intención de que sólo Manuel pague los platos rotos. Y por el otro, la carambola que intentará hacer Manuel para que el partido político no lo abandone, apelando a la búsqueda de unos cuadernos (¡upa!) que dejarían en evidencia los verdaderos alcances de la red de corrupción. 


En el mientras tanto, un thriller político que se anima a denunciarlo todo, tensando las cuerdas sociales hasta el agobio moral, sin perder nunca la verosimilitud del relato, logrando que el espectador empatice (por largos momentos) con el villano principal de la película. Uno de los tantos cuestionamientos que el film deja en la sala cuando las luces se encienden. 
Fernando Ariel García