lunes, 30 de diciembre de 2013

CÓMICS CON ROUGE: CUANDO SOPLA EL VIENTO

Algo de nostalgia y mucho de redescubrimiento. Perspectiva lúdica con código de crónica de viajes. Todo eso (y mucho más) es Cómics con Rouge, el recorrido por la visión femenina del noveno arte que Patricia Masolini ideó para SONASTE MANECO y retoma desde hoy (¿con continuidad?) para LA BITÁCORA DE MANECO. Abróchense los cinturones que despegamos con destino a Londres, a la casa de los viejitos más queribles de los años ’80, justo el día en que se termina su mundo. Y el mundo. 


Aquí estoy, de nuevo con mis crónicas de paseos y redescubrimientos. De paseos por lugares físicos que me remiten a espacios emotivos que suelo guardarme para mí solita. De redescubrimientos de mi faceta de lectora de historietas, que no sabía estaba llevando conmigo todo el tiempo, como se lleva la cartera colgando del hombro, de manera instintiva, sin pensarlo demasiado. Y el aquí de esta crónica me devuelve a los primeros pasos que di por el distrito más íntimamente fashion de mi apurada estadía en Londres, hace unos cuantos años. Nada más y nada menos que por Notting Hill, el barrio que la película del carilindo Hugh Grant y la siempre taquillera Julia Roberts puso en la grilla de los lluviosos domingos a la tarde de casi todos los canales de cable identificados con el romántico imaginario femenino.

Las callecitas de Notting Hill tiene ese no se qué

Obviamente, no fue mérito del filme el ubicar a esta elegante jurisdicción en el sitial de icono mundano y glamoroso que ocupa por derecho propio. Sus entrecruzadas callecitas de sobria elegancia, sus parques señoriales y privados, las casas de cuento, las tiendas exclusivas que mantienen el british style por sobre el charme globalizado, los restó que privilegian el estómago y distinguen el olfato, han estado allí, aggiornándose sin perder su esencia, desde (mucho) antes de que Grant y Roberts los recorrieran en la pantalla grande. Si algo marca diferencia en Notting Hill es la confluencia de sentidos que apabulla cualquier sensación de tiempo y lugar. El gozo que transmite nos hace olvidar el andar del reloj. No importa si es un día, un año o una vida, Notting Hill siempre nos dejará (a nosotros, pobres habitantes momentáneos conocidos como turistas) gusto a poco.

Sofisticación y colorido

Con el gobobo, habíamos arrancado caminando desde la City of Westminster, pasando por Chelsea y cruzando el majestuoso Hyde Park. Cuando nos dimos cuenta del rumbo que habían tomado nuestros pasos, ya estábamos en Notting Hill. Por suerte era sábado, día en que el mercado callejero de Portobello se muestra en todo su hipnótico esplendor. Situado sobre Portobello Road, los días de semana está abarrotado por anticuarios y diseñadores alternativos que mantienen la marca inglesa de sofisticada originalidad. Pero los fines de semana, esas mismas calles aparecen literalmente ocupadas por un sinfín de vendedores ambulantes, dealers que instalan sus puestos en las veredas, cooptando la atención de los visitantes con su oferta de color, forma y estilo. Considerada la feria de antigüedades más grande del mundo, Portobello Road está a la altura de su fama; y todo lo exótico y exclusivo que uno tenga ganas de encontrar estará allí, esperando por ser descubierto.

Uno de los infinitos puestos de Mercado de Portobello

Íbamos así, a la deriva, incapacitados de abarcar tanto con nuestro limitado par de ojos, cuando nos dimos de bruces con una librería de viejo, atiborrada de volúmenes encuadernados en cuero, de sueños añejados en nobles estantes de madera, de recuerdos ordenados alfabéticamente según el nombre del autor, cuando lo vi. O me vio, no sé qué pasó primero. Es una constante en nuestros viajes, aquello que no sabemos que queremos se nos aparece de improviso, con la modestia de los grandes, silbando bajito para llamar sólo nuestra atención. Para recomponer esa relación que nunca debió haberse interrumpido por las urgencias cotidianas de la vida. Mis deditos se fueron solos hasta el ejemplar de tapas blandas algo gastadas por las lecturas previas. Y cuando lo agarré, les juro que los viejitos de la tapa me sonrieron, gratificados por el encuentro.



When the Wind Blows (Cuando sopla el viento, 1982), la novela gráfica de Raymond Briggs que yo descubrí como dibujo animado con la música de David Bowie, Roger Waters y Genesis, en un viejo cine de la Buenos Aires de mediados de los ‘80, ya sin el ropaje dictatorial que habíamos cambiado para vestir la democracia que tanto nos había costado reconquistar, me había estado esperando quién sabe cuánto tiempo en ese templo de la palabra impresa de Portobello Road.


Cuántos recuerdos se me agolparon. Los años hippies de mi juventud, los de la izquierda soñadora de la revolución necesitada de belleza y arte. Los años de aquellos años, donde construir un país más justo parecía posible, aunque el fantasma de la pesadilla nuclear sobrevolara nuestras conciencias. Quién no pasó en su vida juvenil por ser un poco hippie, un poco de izquierda, un poco revolucionario, un poco artista y muy soñador (como Notting Hill). En esa etapa estaba cuando descubrí la película When the Wind Blows. Era el éxito del momento de aquellos ochenta. No salíamos contentos del cine, pero sabíamos que a través de un dibujo animado, para mí el mejor de todos los tiempos, entonábamos la crítica más dura a la guerra nuclear.

Fotograma del filme animado de 1986

Encontrar el libro en el cual se basó la película fue como reencontrarme con esa chica que fui; y que cada tanto vuelvo a desempolvar para no aburguesarme demasiado. Qué bueno que nos queden resabios de aquello, qué bueno que vuelva a sentir la misma bronca cuando lo vuelvo a leer. Y me transporto en el tiempo y se me enciende la misma impotencia que me dio el destino de esa dulce pareja de ancianos, en su apacible lugar de su íntimo mundo. Sin necesidad de grandes interpretaciones, con diálogos reconocibles y personajes simples, Raymond Briggs supo poner en lo cotidiano y simple la sensibilidad del tema; logró trasmitirnos la maldad de las decisiones que los capitostes de turno toman en nombre del bien, sin mirar a quién. En la oscuridad del cine (ayer) o en el brillo de la página impresa (hoy), todos esperábamos que la radiación no hiciera su trabajo meticuloso sobre la pareja de ancianos crédulos, confiados en que la información proporcionada por su Gobierno los iba a salvar del fin. Tal vez porque todos nosotros, más crédulos aún, pensábamos que al final iba a triunfar el bien. Todavía lo esperamos. ¿Todavía lo creemos?

Tema central de la película, a cargo de David Bowie

Si no tuvieron el privilegio generacional de descubrir When the Wind Blows cuando el mundo bipolar era una realidad que soñaba con la pesadilla atómica, no importa. Salgan a buscarla ahora, por librerías de viejo, por la red de redes. El contexto histórico ha cambiado, un nuevo miedo ha reemplazado a otro, pero la humanidad de una pareja de abuelitos sigue manteniéndose inalterable. Y el amor sigue siendo más fuerte. Véanla con los ojos bien abiertos, léanla con la cabeza bien abierta. Pero abríguense. Corre frío, mucho frío, cuando sopla el viento.

SALUDOS NAVIDEÑOS: PALOMO

Caros amigos: 
Les mando los mejores deseos para estas fiestas y los tiempos por venir. A modo de tarjeta postal les envío una foto que le tomé al gran Oski en Roma, junto a su compañera, la periodista chilena Carmen Correa, por allá por 1977. En una palazzina de la via Aurelia accanto al Vaticano. 
Unabrax,
Palomo

SALUDOS NAVIDEÑOS: NORBERTO LUIS ROMERO


lunes, 23 de diciembre de 2013

¡FELIZ NAVIDAD!

Portada de Lúpin 351 (diciembre de 1994), a cargo de Guillermo Guerrero

SALUDOS NAVIDEÑOS: MARK WHEATLEY

SALUDOS NAVIDEÑOS: LOMBARD

Imagen con los personajes de la serie Ernest & Rebecca, de Antonello Dalena y Guillaume Blanco

SALUDOS NAVIDEÑOS: VÍCTOR SANTOS


SALUDOS NAVIDEÑOS: ÁLVARO PONS


SALUDOS NAVIDEÑOS: PRAYAN ANIMATION STUDIO


SALUDOS NAVIDEÑOS: ROBERTO GOIRIZ


SALUDOS NAVIDEÑOS: NANDO


SALUDOS NAVIDEÑOS: MARCOS PRIOR LÓPEZ

Ilustración de Jan

SALUDOS NAVIDEÑOS: EDIXON RODRÍGUEZ Y ÉTNICA PRODUCCIONES


SALUDOS NAVIDEÑOS: RUBÉN EDUARDO SOTO DÍAZ


SALUDOS NAVIDEÑOS: ANNA BASBACKER


SALUDOS NAVIDEÑOS: LA CRUJÍA EDICIONES


viernes, 20 de diciembre de 2013

SALUDOS NAVIDEÑOS: FRED HEMBECK

Recreación de la portada original de Batman Nº 27 (febrero 1945), 
dibujada por Jack Burnley

SALUDOS NAVIDEÑOS: JILL THOMPSON

El Grinch, personaje del Dr. Seuss, en homenaje a Chuck Jones

SALUDOS NAVIDEÑOS: LUCCA COMICS & GAMES

SALUDOS NAVIDEÑOS: QUIM BOU


SALUDOS NAVIDEÑOS: VICENTE CIFUENTES (II)

Uno de los personajes de Legendary, serie integral de Cifuentes

SALUDOS NAVIDEÑOS: VICENTE CIFUENTES (I)

Poison Ivy, una de las principales archienemigas de Batman

SALUDOS NAVIDEÑOS: EL DELGA

RODOLFO FUCILE TE REGALA UN LIBRO PARA LAS FIESTAS

(Información de prensa) El libro impreso estará listo muy pronto, pero como Rodolfo Fucile quiere que todos los niños y las niñas del mundo tengan su presente navideño, les regala su libro de dibujos Fuera de Serie en edición digital LIBRE Y GRATUITA.


Descargar PDF:

Ver online: 

Si quiere un ejemplar impreso, escriba un mail a: info@rodolfofucile.com.ar

Más información:

SALUDOS NAVIDEÑOS: JORGE DE LOS RÍOS

jueves, 19 de diciembre de 2013