Titanes del Pacífico: La insurrección. Director: Steven S. DeKnight. Protagonistas: John Boyega, Scott Eastwood, Cailee Spaeny, Burn Gorman, Charlie Day, Tian Jing, Jin Zhang, Adria Arjona, Rinko Kikuchi, Karan Brar, Wesley Wong, Ivanna Sakhno, Mackenyu, Lily Ji, Shyrley Rodriguez, Rahart Adams y Levi Meaden, entre otros. Guión: Steven S. DeKnight, Emily Carmichael, Kira Snyder y T.S. Nowlin, basado en personajes y situaciones creados por Travis Beacham. Productor: Guillermo del Toro. Double Dare You / Double Negative / Legendary Entertainment /Perfect World Pictures /Twisted Media / Universal Pictures. EE.UU., 2018. Estreno en la Argentina: 22 de marzo de 2018.
Robots gigantes versus monstruos gigantes. ¡Uy!, perdón. Acabo de spoilearles todo. Hablando en serio (aunque lo anterior no fuera chiste), Titanes del Pacífico: La insurrección (Pacific Rim: Uprising) es honesta en su planteo y ni se preocupa por ir más allá. Aceptémoslo sin culpas, si no vamos en busca de ese combo detonator de Ultraman, Godzila, los Power Rangers, Transformers, Evangelion y demás parentela, no pagaríamos la entrada al cine para ver esta película. Por ello, tal vez, la secuela al filme de 2013 es tan generosa que hasta incluye un momento Gundam que dan ganas de pararse y empezar a aplaudir como loco.
Ambientada una década después de la primera parte, la historia esboza un par de subtramas sobre el futuro de los Jaegers (los robots gigantes), la naturaleza de los Kaijus (los monstruos gigantes que, no casualmente, llevan el nombre con que el Japón bautizó al género de los monstruos gigantes), el camino de redención personal de los protagonistas y el eterno dilema sobre la supremacía del hombre sobre la tecnología (o viceversa), que también puede leerse como la lucha por el liderazgo político-económico entre los EE.UU. y China. Pero eso no le importa a nadie. Y La insurrección lo sabe. Por eso se dedica a repartir tortazos y patadas ninja por el mundo, mientras monta un escenario de megadestrucción urbana y natural que nos agarra de los ojos y no nos suelta hasta el final.
Pensada y realizada para ver en grande (IMAX 3-D), Titanes del Pacífico: La insurrección es más de lo mismo; y eso es lo mejor que tiene para ofrecernos. Robots gigantes versus monstruos gigantes. Muchos robots gigantes contra muchos monstruos gigantes en muchas peleas sobre el aire, la tierra, el agua, el hielo. Y en medio de las ciudades, obvio, rompiendo edificios, volando autos, incendiándolo todo, aplastando lo que quede en pie antes de volver a romper, volar, incendiar y aplastar lo poco que siga quedando en pie.
Opíparo banquete fast-food, el segundo eslabón de la autoasumida trilogía (como mínimo) va tan a los bifes que pone la esperada escena post-créditos finales antes de los créditos finales. Para no hacerle perder el tiempo a nadie. Y para que todos nos vayamos contentos a casa, esperando la próxima entrega con la misma ansiedad con que esperábamos, 40 años atrás, sentarnos frente a la tele para ver un nuevo episodio de Ultraman. O, en su defecto, una aventura de Los Magníficos Justicieros.
Fernando Ariel García
Bueno, lo que se esperaba, parece. La veré.
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