(Por Andrés Cascioli) Cuando la dictadura creyó que ya estaba fuerte y se quedaría toda la vida, comenzó su tiempo de descuento. Con Humor salimos en 1978, en plena locura por el Mundial. Primero pegamos ahí y en la política económica de Martínez de Hoz. Después, abordamos el tema derechos humanos y quedamos en la mira: nos amenazaban todo el tiempo. Pero entonces ya eramos fuertes. Teníamos una venta importante, y cuando intentaron cerrarnos les salió el tiro por la culata. Censuraron un número y el siguiente vendió 330 mil ejemplares: se agotó. No eramos un grupo de héroes, pero armamos un microclima de trabajo que nos quitaba miedo. Y al crecer el apoyo de los lectores, nos fuimos animando cada vez más. Claro que nosotros los "cebábamos" con preguntas tipo "el Proceso cumple años, ¿qué le regalaría?" Yo debiera decir que sí hubo una cultura que resisitió. Una cultura que el Proceso no logró apagar ni idiotizar, y con la que nos apoyamos mutuamente.
Columna de opinión publicada por la revista Ñ, el 18 de marzo de 2006
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