viernes, 28 de enero de 2011

ACTO DE GUERRA: EL HOMBRE Y SUS CIRCUNSTANCIAS

¿Cómo se debe contar la Historia? ¿Cuál es el lugar que el protagonista de los hechos debe ocupar a la hora de contar la Historia?
No lo tengo muy claro. En lo personal, no me llevo muy bien con las memorias. Mejor dicho, con el género literario (permítaseme el llamarlo así) de las “Memorias”. Soy consciente del valor documental que guardan los testimonios de primera mano, pero no me gusta cuando los protagonistas (bien o malintencionadamente) terminan convirtiendo su vivencia personal de un determinado hecho en el hecho histórico propiamente dicho. Creo que la Historia (o la lectura de la Historia) se hace con la sumatoria de voces, de recuerdos, de experiencias, de verdades relativas y hasta encontradas.
Por eso me fascina la “Ficción histórica” (permítaseme el llamarla así), porque me parece que cuando la Historia no alcanza para explicar la Historia, es el momento en que debe entrar en escena la ficción. Para poner un poco de orden en el caos, para encontrar el sentido trascendente de aquello que pasó, ayer nomás o hace miles de años. La ficción tiene la capacidad (la licencia) de reordenar las cosas, de contextualizarlas, de ponerlas en perspectiva, manipulando concientemente los significantes y los significados, de hacer jugar las similitudes, los juegos poéticos, las paradojas que, a veces, la vida se olvida de colocar en el momento preciso. De manera intencionada, al descomponer los hechos en sus partes fundantes y quedarse sólo con los elementos que necesita para la reconstrucción dramática del hecho, la ficción puede sacar una enseñanza, exhibir la contundencia de un mensaje.
Supongo que por eso me gustó tanto El síndrome Guastavino de Carlos Trillo y Lucas Varela. Y que por eso mismo me gustó tanto este Acto de guerra de Rodolfo Santullo y Matías Bergara, las dos historietas más importantes del pasado 2010 si me apuran una toma de posición. Aquí, Santullo y Bergara se sumergen en el Montevideo que va de septiembre de 1968 a junio de 1973, los años anteriores y posteriores al golpe de estado del 27 de junio de 1973, cuando el por entonces presidente uruguayo, Juan María Bordaberry, disolvió las cámaras de Senadores y Representantes, creó un Consejo de Estado y limitó notoriamente la libertad de expresión de los ciudadanos, todo ello con el apoyo y beneplácito de las Fuerzas Armadas y policiales.
Partiendo de cuatro historias de vida, de cuatro anécdotas o memorias, los autores construyen cuatro ficciones que nos permiten vislumbrar, en todas sus aristas (o casi todas) el discurrir, tan cotidiano como extraordinario, de hombres y mujeres, de tupamaros y represores protagonistas de la Historia. Apoyándose en los pequeños detalles, los autores ponen ante nuestros ojos (ante nuestras neuronas) la desmesura de la dictadura, los interrogatorios, el secuestro, la tortura, el exilio. La metodología de aplicación sistemática del terror. Pero también el gesto heroico, el chiquitaje, la impotencia, la traición, la desesperación, la solidaridad, la sangre. El Hombre y sus circunstancias.
¿Cómo se debe contar la Historia?
Así.
Fernando Ariel García
Acto de guerra
Guiones:
Rodolfo Santullo
Dibujos: Matías Bergara
72 páginas en blanco y negro
Grupo Belerofonte
ISBN: 978-9974-96-989-6
Uruguay, mayo de 2010

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