(Aprovechamos la distribución local de la edición española para repostear la crítica -mínimamente retocada- que hicimos a la versión francesa) El 24 de junio de 1935, el mundo detuvo su respiración. La noticia que llegaba desde Medellín, Colombia, lo ameritaba. En un accidente aéreo había muerto Carlos Gardel. Abrazado por las llamas eternas del mito, el Morocho del Abasto fue ungido por la devoción popular. Ido en el punto máximo de su arte como cantor y valuarte de la argentinidad, quedó inmortalizado con su sonrisa ladeada y su voz (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2003), esa voz que cada día canta mejor. 75 años después, mientras las manos anónimas continúan dejando cigarrillos prendidos entre los dedos de su estatua en el cementerio de la Recoleta, termino la lectura de Carlos Gardel (edición integral, a cargo de la española Libros del Zorro Rojo, de los dos tomos de Carlos Gardel. La voix de l’Argentine), que Carlos Sampayo y José Muñoz publicaron originalmente en Francia, entre 2008 y 2010. Que esta biografía historietizada, firmada por dos de los autores más relevantes del panorama mundial, continúe sin edición argentina, también dice algo de nosotros.
Por supuesto, afirmar que Carlos Gardel es sólo una biografía, es faltarle el respeto a la obra. Porque es una biografía, sí, pero también es mucho más que eso. Carlos Gardel no se limita a narrar avatares verídicos o a ficcionalizar hechos inferidos a través de la lectura de las diversas fuentes. Fuentes que, en el caso de Gardel, abundan en la inseguridad de datos canónicos y confiables ciento por ciento, dicho sea de paso. De hecho, el guión de Sampayo se apropia de esos agujeros históricos para discutir todo aquello que es materia opinable alrededor del Morocho del Abasto. Y así, la biografía de un hombre pasa a ser el relato de un mito. O mejor aún, la gestación del relato que lo sustenta.
Porque, en realidad, este Carlos Gardel es una excelente y adecuada excusa para hablar de la Argentina. O de los argentinos. O de la construcción simbólica que, dentro y fuera de nuestras fronteras, ha terminado por definir al argentino. Algo y alguien mucho más parecido al porteño que al habitante de tierra adentro. Por eso se agradece la notable apropiación de la ambigüedad que rodea al personaje principal. Todo aparece con su necesaria cuota de duda alrededor, mediado por ese velo de desconfianza y/o desconocimiento que envuelva la nacionalidad de Gardel, su inclinación política, su elección sexual, su filiación materna y hasta las circunstancias que rodean el trágico accidente de Medellín, capilla ardiente desde donde salió transformado en leyenda. Que a pesar de (o gracias a) tantas incertezas, el Gardel que aparezca a lo largo de la obra sea un hombre de carne y hueso, creíble y hasta probable, habla del buen hacer de los autores, que profundizan los logros narrativos que capitalizaran en la biopic de Billie Holiday.
En realidad, la historieta parece ser un tratado sobre la identidad. O mejor aún, sobre la construcción de una identidad. Una identidad individual, sí, pero también colectiva. Individual, porque las páginas se toman su tiempo para mostrarnos cómo este muchacho engominado va facetando la imagen pública de Carlos Gardel; y colectiva porque queda claro que esa imagen terminará de ser moldeada por los anhelos y esperanzas que cargan los millones que lo siguen. Individual, también, porque la figura de Carlos Gardel está siempre puesta en el centro del relato; y colectiva, también, porque en esa figura céntrica coinciden y desembocan todas las características que terminarán conformando una Nación. Más allá del ídolo, del astro que conquistó el mundo, el cómic habla del espíritu fundante de la Argentina mítica, aquel Crisol de Razas en el que siempre se termina cayendo para intentar explicar cuál es la identidad local.
En el Gardel de Muñoz y Sampayo confluyen el gaucho y el hombre de ciudad, pero también (y sobre todo) esa amalgama irrepetible de emigrados, desplazados, perseguidos por cuestiones políticas o por hambre, que llegaron a estas tierras y se pusieron la Nación al hombro, apropiándosela y al mismo tiempo, inmolándose sin medida por ella. Una generación que hizo de esta Argentina un territorio de sueños pero también de conquistas, donde una vida digna era posible. Donde los hijos pudieron gozar de una mejor calidad de vida que la que le tocó a sus padres. El mito de una Argentina próspera y mucho más igualitaria. Un sueño hermoso y temporario. Una burbuja que terminó explotando, dejando dos llagas que todavía nos arden.
El orgullo de haber sido. El dolor de ya no ser.
Fernando Ariel García
El orgullo de haber sido. El dolor de ya no ser.
Fernando Ariel García
Carlos Gardel
Guión: Carlos Sampayo
Dibujos: José Muñoz
Portada: José Muñoz
144 páginas en blanco y negro
Libros del Zorro Rojo
ISBN: 9788492412754
España, octubre de 2010
Guión: Carlos Sampayo
Dibujos: José Muñoz
Portada: José Muñoz
144 páginas en blanco y negro
Libros del Zorro Rojo
ISBN: 9788492412754
España, octubre de 2010
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