(Información de prensa) Victoria, una película de Juan Villegas, se estrena el próximo 1º de octubre, con exhibiciones en el MALBA y el Centro Cultural San Martín.
Victoria tiene 36 años. Tiene una familia, un marido, una hija, perros, una casa. Y Victoria canta. Y canta maravillosamente bien. Canta tangos y canciones de otras regiones de Latinoamérica. Este es el retrato de un año de su vida. El canto y la vida como parte de un universo indivisible. Una reflexión sobre los complejos vínculos entre el dinero y el arte, entre lo íntimo y lo profesional.
"A Victoria Morán la conocí como espectador, hace ya muchos años -cuenta Villegas-. Yo era (y soy) un gran admirador de Nelly Omar. Y vi en Victoria una continuación de su legado como cantora. Pero había algo más. Victoria es prácticamente de mi misma generación. Y tenía la sensación, al verla cantar, de que ella estaba ejecutando una música del pasado (el tango), pero que la convertía en un hecho artístico en tiempo presente. Y tuve la intuición, en algún momento, de que yo me sentía igual con respecto al cine. Muchas veces pienso que el cine es un arte del pasado. Yo, como cineasta, me siento como alguien que ejecuta un arte muerto. Es una idea bastante melancólica. Sin embargo, curiosamente, en mi caso se ha convertido en algo muy liberador. Nunca fui más libre haciendo una película. Una vez que tomé la decisión de hacer la película y empecé a conocer a Victoria, tuve que decidir qué recorte iba a hacer de su vida. Un personaje puede admitir, siempre, infinitos relatos posibles. Yo tenía que elegir uno. Descubrí que me interesaban tres cosas de ella. En principio, como señalé antes, su vínculo como artista con un arte que no es de este tiempo. También me propuse hacer un retrato de lo que implica ser un artista independiente, que en el caso de ella se manifiesta no solo en la autogestión sino también en la elección del repertorio. Y, por último, me parecía importante generar una reflexión acerca de las relaciones entre lo doméstico y lo profesional, entre el dinero y el arte, entre lo público y lo privado. También me interesaba cierta idea del folklore. No el concepto pintoresco y costumbrista que se tiene de lo folklórico. Sino la de un arte hecho desde lo cotidiano, desde el día a día, desde lo doméstico. El folklore como un amateurismo esencial. Un poco esa idea punk de 'cualquiera puede cantar'”.
Dijo la crítica:
Roger Koza (Con los Ojos Abiertos / La Voz del Interior): En Victoria se reúnen escenas de la vida cotidiana, pero justamente en el intersticio de lo ordinario Villegas descubre un lugar específico para el arte que rara vez se le asigna: La música como una forma de habitar el mundo.
Quintín (La Agenda): La construcción de ese espacio es el trabajo de un cineasta y la película, tan sobria en su puesta en escena como Morán frente al micrófono, es consistente con el personaje que retrata, tan precisa como ella y tan poco ostensible. Uno de los puntos notables de Victoria es que muestra hasta qué punto Morán tiene convicciones musicales firmes pero también está dispuesta a jugar con su entorno, a no caer en la solemnidad. Ese tono de discreta y lúdica seguridad es el de Victoria, tal vez la mejor película de Villegas.
Diego Battle (Otroscines): Villegas debuta en el documental con un registro sencillo, para nada pretencioso, pero de una belleza y una sobria elegancia poco habituales en el registro de un artista. Uno de los films más sensibles y delicados de este Bafici.
Victoria Morán (Argentina, 1977): La historia de Victoria Morán comienza en el año 1996 cuando concursa en un certamen de cantantes de tango, en el local La Casita de mis Viejos, de Villa Urquiza. Allí, además de ganar el concurso, conoce a varios artistas que irán acompañándola en el camino que hoy ya transita por sus propios méritos. Con muchos de ellos comparte escenario en diversos lugares de la noche porteña. Participó en varias ediciones del Festival Internacional de Tango, actuando en los teatros Alvear, Metropolitan, en Harrods (Sede Central del Festival) y Usina del Arte. Fue la voz protagónica del musical de tango Danza maligna, presentado en el Festival Internacional de Tango de París, en junio de 2003. Se presenta habitualmente en programas radiales y televisivos, participando además de documentales sobre el origen del tango y sobre los cantores nacionales, identificada como una de las seguidoras de la línea gardeleana y de la huella de Nelly Omar. Asimismo, se desempeñó durante dos años como docente de la cátedra de Canto I en el Conservatorio de Estilos Tangueros “Argentino Galván”, que depende de la Academia Nacional del Tango. Actualmente, dicta sus clases de canto y seminarios de manera particular en el distrito de Berazategui, donde reside. Acaba de editar su segundo disco, Por el camino, que transita el repertorio menos difundido e incluye cuatro canciones en las que Victoria se destaca como compositora.
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