martes, 23 de septiembre de 2014

THE GREAT WAR: DÍA DE METRALLA, SANGRE Y MUERTE

The Great War: July 1, 1916: the First Day of the Battle of the Somme. Autor: Joe Sacco. Portada: Joe Sacco. 54 páginas en blanco y negro. W.W. Norton & Company. ISBN: 978-0-393-08880-9. EE.UU., noviembre de 2013. Junto con el libro, la caja contenedora incluye un folleto de 16 páginas con un ensayo escrito por Adam Hochschild y las anotaciones del propio Sacco sobre el proceso creativo de la obra.

Panorama ilustrado. Así, tan escuetamente, se define esta obra grandilocuente, gigantesca e inabarcable de Joe Sacco, dedicada a contar en una viñeta-acordeón desplegable, la jornada grandilocuente, gigantesca e inabarcable del 1º de julio de 1916, primer día de la batalla del Somme, una de los más largos y (de seguro) sangrientos enfrentamientos de la Primera Guerra mundial. Monumental en su concepción, The Great War conmina todos nuestros sentidos, saturando nuestra capacidad de comprensión, haciendo que el instinto surja como única respuesta ante la avalancha de estímulos que ultiman el corazón de lo humano, instalando en su lugar una coraza de civilización que, de ahora en más, encontrará en los adelantos tecnológicos el avance eficientista de la muerte programada.


Prescindiendo de las palabras para poner en escena la escala del horror, el tamaño de tamaña masacre, el trazo visceral de Sacco, densamente detallado y detallista, nos hace protagonistas de esta avasalladora postal, estática y dinámica al mismo tiempo. Y pasamos a ser uno de esos miles y miles de soldados anónimos que marchan al frente, asustados, nerviosos, excitados, resignados, entregados al destino que ha de devorarnos en segundos. Con ellos, pisamos el barro de las trincheras, caemos de los caballos en tierra de nadie, empujamos las maquinarias que escupen fuego y destrucción, dejamos jirones de carne y sueños ente el alambre de púas, acarreamos y somos acarreados gritando de dolor por los estragos de la metralla, morimos antes de caer muertos y somos enterrados en masa, sin otra compañía que el olvido, dejando un rosario de cruces blancas como mudo testimonio del sacrificio al que nos sometieron unos altos mandos inescrupulosos.


Como si se tratara de un oscuro ¿Dónde está Wally?, esta absoluta obra maestra contiene y amplifica la carga épica de la jornada. Se apoya en lo particular para exponer las generalidades de la batalla; y desde las generalidades de la batalla va componiendo una serie de pequeñas historias particulares que empatizan el mosaico. Apoyándose en su soberbia capacidad narrativa, Sacco hace avanzar el tiempo cronológico de los acontecimientos mientras nosotros desandamos el espacio físico del dibujo, alcanzando el delicado equilibrio entre lo íntimo y lo colectivo, entre lo efímero y lo perdurable. Dolorosamente hermoso, este compasivo fresco de la crueldad y el sufrimiento humanos, termina por representar la devastación psíquica y física que la guerra ejerce sobre la percepción humana.


Si la Primera Guerra mundial dividió aguas a la hora de definir la geopolítica global, disparando nuevos equilibrios internacionales, transformaciones sociales y la espiral científico-tecnológica aplicada al concepto de progreso, la batalla del Somme parece haber sido la base sobre la que se instaló este nuevo paradigma. Allí, en el norte de Francia, el Ejército briánico y las tropas francesas enfrentaron a las líneas alemanas con la intención de hacer retoceder a los germanos tras su avance en Verdún, ocupando los territorios del oeste como parte de una estrategia de pinzas de tres puntas. El primer día de la batalla, el retratado por The Great War, cerca de 20 mil soldados británicos murieron; y otros 40 mil quedaron gravemente heridos. Cuatro meses después, cuando la contienda se dio oficialmente por finalizada, las fuerzas aliadas habían avanzado algo más de 15 kilómetros. Los muertos, de ambos bandos, superaban el millón.
El mundo nunca más fue el mismo.
Fernando Ariel García

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