Atómica. Director: David Leitch. Protagonistas: Charlize Theron, James McAvoy, Eddie Marsan, John Goodman, Toby Jones, James Faulkner, Roland Møller, Sofia Boutella, Bill Skarsgård y Sam Hargrave, entre otros. Guionista: Kurt Johnstad, basado en la novela gráfica The Coldest City, de Antony Johnston (guión) y Sam Hart (dibujos). Banda sonora: Incluye canciones de A Flock of Seagulls, The Beatles, Blondie, David Bowie, The Clash, Alice Cooper, The Cure, Chambaland, Duran Duran, Echo & The Bunnymen, Eurythmics, Falco, The Fixx, George Michael, Depeche Mode, Health, Led Zeppelin, Ministry, Nena, New Order, Owl City, Public Enemy, Queen, Peter Schilling, Siouxsie & The Banshees y otros. Denver and Delilah Productions / Closed on Mondays Entertainment / 87Eleven. EE.UU. / Reino Unido / Alemania, 2017. Estreno en la Argentina: 7 de septiembre de 2017.
Por favor, que vuelvan los ’80. Ya sé que, en algunas cosas, fueron unos años de mierda. Pero viéndolos a la distancia ya no me parecen tan malos, sobretodo del ’83 para adelante. ¿Nostalgia de la juventud? Puede ser, ya sabemos que en la vejez uno empieza a quedarse sólo con las cosas buenas del pasado. Y Atómica (Atomic Blonde) estiliza de manera sublime la memoria emotiva de esa época. Con distinguida elegancia, buen gusto y alto abolengo fashionista que, la verdad, no molesta para nada. Al contrario. Y un uso funcional de aquella música pop que, desde la pantalla de MTV, supo redefinir el lenguaje y las plataformas de la comunicación contemporánea.
Estamos en noviembre de 1989. Desde un poco antes hasta algo después de la caída del Muro de Berlín. Etapa interesante para ambientar una de espías con necesidad de mantenerse vigentes en ese escenario bipolar cada vez más resquebrajado, enredados con una lógica analógica destinada a desaparecer con la Guerra Fría; y a merced de una lista completa de agentes y misiones capaz de cargárselos de a uno y en fila. Sobre todo a ese agente doble que tiene a mal traer a las agencias de ambos lados de la Cortina de Hierro.
Con el telón de esa ciudad a punto de estallar, dispuesta a dar vuelta la página de la Historia, el director David Leitch monta una coreografía de precisión suiza donde conviven los pasos de violencia quirúrgica y profesional con los escarceos sexuales donde la mente controla al deseo, y las manipulaciones psicológicas son la moneda de cambio con más valor en el mercado. Al filme se le nota (y mucho) que está pensado y minuciosamente ejecutado para el lucimiento permanente de una Charlize Theron que sabe exhibir el pathos determinante de la época como una segunda piel, razón por la cual todo funciona como funciona.
El mayor mérito de Atómica, me parece, es haber tomado sólo aquello que le servía de la poco conocida novela gráfica The Coldest City (2012) para hacer un tanque hollywoodense que modifique la historia central, sin traicionar las bases que la sustenta. Transformar la contundencia seca del espionaje burocrático original en una heroína de acción de alto impacto, preparada para liquidar a James Bond y a Jason Bourne después de pasárselos por la entrepierna, requería de estos cambios. No sé cómo le hubieran sentado estas modificaciones al cómic, pero a la película le vinieron como anillo al dedo.
No hay nada después de los títulos finales. Pero igual vale la pena quedarse. Siempre es lindo volver a escuchar a Mercury y a Bowie cantando a dúo Under Pressure, ese hitazo de los ’80. Um bum ba da… Um bum ba de…
Fernando Ariel García
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