¿Orientalismo fabulado? ¿Fábula oriental? Ni lo uno
ni lo otro. O tal vez ambos, al mismo tiempo y de manera fragmentada,
superpuesta, sincronizada, enhebrada con el hálito mítico de los viejos cuentos
de hadas, donde lo real y lo fantástico aparecen subsumidos en lo verídico, una
nueva definición del universo, la exposición descarnada de la naturaleza
humana. Una metáfora de la vida, la búsqueda de la verdad como concepto
filosófico-existencial. El descenso a la caverna del inconsciente. A los
mosntruos alados que conforman y deforman nuestros miedos arcaicos, nuestros
temores irracionales. Otra forma de ver el pasado que no termina de irse.
Pandas, dragones y niños dioses. La China de Soares y Serpa, en una monumental doble página
Tendré que hacerle caso a la dedicatoria de Soares. Él sabe por qué lo dice. Y yo, después de leer el libro, también
Camino del héroe que encuentra en los dibujos de Serpa al compañero de ruta ideal. Una obra de esta naturaleza simbólica, que nunca explicita lo que significa, que avanza ocultando aquello que muestra, necesita imperiosamente de estas imágenes filosas como espejos. Signos de tenebrosa armonía, capaces de conjugar la naturalidad del dolor, del castigo físico, de la tortura, de la castración física y emocional, de la pérdida de contacto entre el Hombre y sus raíces naturales, la deformación del amor hecho daño.
Lectura alegórica sobre la búsqueda (y asunción) de una identidad, de un rol, de un deseo, O pequeno deus cego escenifica el eterno dilema entre el libre albedrío y el destino manifiesto. Y como toda fábula, es también una historia de iniciación con un mensaje claro, conciso y contundente. El conocimiento nos hace libres.
Fernando Ariel García
O pequeno deus cego.
Guión: David Soares. Dibujos: Pedro Serpa. Color: Pedro Serpa. Edición: Mário Freitas.
Portada: Pedro Serpa. 48 páginas a todo color. Kingpin Books. ISBN:
978-989-96437-7-2. Portugal, octubre de 2011.
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