Personajes y situaciones completamente irreales, jugados siempre
al límite del estereotipo. Parodia de aquello que está encarnando con vicios de
puesta shakesperiana. Historia dentro de una historia que juega (y muy bien)
con los distintos niveles de autoconsciencia y de linkeos referenciales.
Violencia descarriada, extrema, digerible gracias al sarcasmo que carga la
mirada que cuenta el cuento. Policial enfermo y enfermizo donde el concepto de “normalidad”
ha sido desterrado hace mucho, mucho tiempo. Loa reverencial hacia los excesos
de todo tipo y color. Una gran película de Quentin Tarantino, sólo que no es de
Tarantino sino del inglés Martin Perdidos en Brujas McDonagh.
Sie7e psicópatas (Seven psychopaths, 2012) es excelente. Pero por
partes, nunca al abarcarla como un todo. Demasiadas vueltas de tuerca en un
guión demasiado fracturado. El filme se pone siempre al borde del ridículo; y
si nunca cae en él es por el soberbio nivel de las actuaciones (Colin Farrell, Woody
Harrelson, ¡Tom Waits!, pero sobre todo Sam Rockwell y Christopher Walken), algunas líneas de diálogo y varios
silencios puestos en los momentos justos; y una serie de microhistorias mucho
más poderosas, contundentes y emotivas que la historia que las contiene. De
hecho, lo mejor del filme está en esos pequeños relatos/grandes historias de un
par de los psicópatas del título. Justo ahí es donde más se nota la distancia
que va del cine al entretenimiento.
Comedia con mucho humor negro británico, Sie7e psicópatas le sigue
los pasos a Marty Faranan, alter ego de McDonagh encarnado por Farrell, borracho
guionista hollywoodense que está intentando terminar (empezar, más bien) un
guión llamado Sie7e psicópatas. De la ayuda que le brinde su amigo Billy Bickle
(Rockwell) y su compañero de andanzas Hans Kieslowski (Walken, en un soberbio homenaje
al director polaco Krzystof Kieslowski y su perspectiva religiosa para abordar
la contradicción humana), surgirá la trama de enredos y el baño de sangre que
llevará a un final (en cierto modo) aleccionador. Sobre todo porque Billy y
Hans se dedican a secuestrar perros para después cobrar las recompensas que por
ellos ofrezcan sus dueños, sin saber (o a sabiendas) de que ahora se están
metiendo con la mascota de un particular mafioso (Harrelson), dispuesto a todo
con tal de recuperar a su perrito.
La segunda mitad de la película tiene mucho de road movie, con la
ruta como metáfora del camino interior que llevará a los personajes a cumplir
sus destinos, prefijados por alguna fuerza mística o construido por el
estoicismo humano. Se detiene en el desierto para abordar el funcionamiento de
los mecanismos de la ficción al retratar fielmente la realidad, que no es otro
que la manipulación de los hechos para alcanzar la esencia de su mensaje. Y
reflexiona sobre el precio de la amistad, el amor, la vida y la muerte. Que, de algún lado
de la pantalla, parecería ser la locura. Irremediablemente.
Fernando Ariel García
Sie7e psicópatas. Director: Martin McDonagh. Protagonistas: Colin Farrell, Sam Rockwell, Christopher Walken, Woody Harrelson, Tom Waits, Harry Dean Stanton, Olga Kurylenko, Abbie Cornish, Gabourey Sidibe y Željko Ivanek, entre otros. Guionista: Martin McDonagh. Film 4/Blueprint Pictures/British Film Institute. Inglaterra, 2012.
Sie7e psicópatas. Director: Martin McDonagh. Protagonistas: Colin Farrell, Sam Rockwell, Christopher Walken, Woody Harrelson, Tom Waits, Harry Dean Stanton, Olga Kurylenko, Abbie Cornish, Gabourey Sidibe y Željko Ivanek, entre otros. Guionista: Martin McDonagh. Film 4/Blueprint Pictures/British Film Institute. Inglaterra, 2012.
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