miércoles, 2 de mayo de 2012

THE SECRET SERVICE Nº 1: MI BELLO ESPÍA

No soy un gran fanático de Mark Millar. Sus trabajos no me subyugan ni me defraudan. Me divierten, sí, pero suelen resultarme indiferentes, me pasan de largo a nivel emocional. Tal vez porque, a contramano del resto de sus más acérrimos críticos, me atraen más sus diálogos que sus tramas. De su hilvanado de palabras me subyuga la antinatural naturalidad con que le hace bajar línea a los personajes. Una interesante mezcla de controversia general, mala leche y humor sarcástico que, en pocas líneas, exponen ideas que van de la crítica intelectual al debate intrascendente pero provocador. Y en este primer número de The Secret Service volvió a pasarme lo que me pasa siempre, unos pocos parlamentos dedicados a la industria cinematográfica norteamericana, al star system hollywoodense, la piratería y el supuesto peligro islámico, me resultaron mucho más interesantes que el disparador de un thriller tecnológico con algo de burguesa conciencia social a la hora de mirar las diferencias de clase.


Sí soy un gran fanático de Dave Gibbons. De su trazo moderado, elegante, lo suficientemente realista como para construir un mundo imaginario que se nos haga tan creíble como la construcción mediática global en la que habitamos. No sé qué les pasará a ustedes, pero a Gibbons yo le creo todo lo que dibuja. La vida cotidiana de una generación adolescente, sin historia y sin futuro, enclavada en los suburbios de Londres y en los suburbios de la sociedad, rateritos de poca monta, semillero de una criminalidad pandillera sin posibilidades de proyectarse fuera del barrio. Y por otro lado, la exagerada grandilocuencia del glamoroso mundo de los agentes secretos al servicio de su Majestad, una existencia socialmente exitosa, con una doble moral plagada de misterios, peligros, adrenalina, violencia y sangre derramada. A escondidas, por supuesto. 


Del cruce de todas estas líneas se nutre The Secret Service, definida por el propio Millar como una mezcla entre Mi bella dama y James Bond donde, en vez de enseñarle a una jovencita los modales necesarios para pasar por una dama de la alta sociedad, se educará a uno de estos chicos perdidos en el arte del espionaje cool. Cansado de sacar a su sobrino de la cárcel por delitos tan estúpidos como pequeños, el tío con licencia para matar intentará correrlo del ámbito familiar de violencia, abandono y desidia, reconvirtiéndolo en arma letal capaz de llevar a buen puerto delitos legales a gran escala.


Parte de la línea editorial bautizada como Millarworld (junto con Kick-Ass y Supercrooks), The Secret Service nació pensada como película de acción, a cuatro manos entre Millar y Matthew Vaughn, director de Kick-Ass y hombre tras las cámaras en la futura versión fílmica de esta historia de problemas familiares interrelacionados con problemas mundiales. De ahí que una parte del atractivo de esta primera entrega esté centrada en las razones tras los secuestros de los actores protagonistas de las sagas de La guerra de las galaxias, Viaje a las estrellas, Galactica y Dr. Who. Y de ahí que la historieta no funcione del todo como historieta (aún con Gibbons al mando de la narrativa gráfica), pendiente como está por respetar los cánones del cine de acción de alto (altísimo) presupuesto. Habrá que ver qué tal queda este combo en la pantalla grande. Aquí, en soporte papel, ni subyuga ni defrauda. Pasa de largo.
Fernando Ariel García



The Secret Service Nº 1. Guión: Mark Millar. Dibujos: Dave Gibbons. Corresponsable por la trama: Matthew Vaughn. Color: Angus McKie. Portadas: Dave Gibbons y Lenil Francis Yu. Editor: Nicole Boose. 32 páginas a todo color. Marvel Comics / Icon. ISSN: 759606078066. EE.UU., junio de 2012.

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