(Publicado
en Sonaste Maneco Nº 3, enero a marzo
de 2005) Desde
hace más de 2.500 años que el parásito Sarcoptes Scabiei (o
ácaro de la sarna) viene infectando a los seres humanos. Generalmente, produce
una enfermedad cutánea prurítica, o sea que se manifiesta
con una molesta picazón en la piel, popularmente
conocida como sarna. Y la sarna no discrimina. Más allá de razas,
religiones, edades, ingresos económicos, gustos sexuales y calidad
de la higiene personal, cualquiera puede contraerla si un
ácaro hembra logra depositarle sus huevos bajo la piel.
Si la persona infectada no controla la picazón, los surcos que las uñas le
dejan al rascarse podrían infectarse, abriendo las
puertas a alguna enfermedad más complicada. Pero si uno cuenta
con los medicamentos adecuados, la sarna se cura. No tiene
por qué transformarse en un calvario eterno.
¿A cuento de qué viene lo anterior? Bueno, Lucho Lasabbia, el
protagonista de Sarna (publicado en Francia como Mémoires d’une vermine), más allá de ser un reverendo
hijo de puta con pasado y presente de represor, asesino, apropiador de hijos de desaparecidos,
traficante de drogas y tratante de blancas, entre muchas otras cosas, es también la metáfora más
impactante que la historieta argentina contemporánea haya hecho sobre las dirigencias
responsables de que el país esté como está. Las
militares y policiales, por supuesto, pero también
las políticas, sindicales, empresariales, eclesiásticas
y un largo etcétera, transversales en la administración
de la miseria que se viene haciendo, metódicamente,
desde 1976 por lo menos.
Esta “es una historia absolutamente
realista -contó Trillo a la agencia de noticias Télam-. La sátira, el grotesco,
la suciedad, los humores, las lívidos
alteradas, las perversiones y las víctimas son siempre,
en estas tierras, parte del paisaje real, donde la
injusticia es tan natural y los abusos tan enormes
que no parece que haya otras maneras de contar
estas cosas. O desde el heroísmo de los que pierden,
o desde la podredumbre de los que siempre
ganan. (Por eso) Lucho Lassabia es un tipo bello,
bien vestido, de ojos azules falsos y vestido con ropa
de Armani, ya que detrás de ese aspecto se oculta
un tipo sucio, corrupto, miserable y repugnante.
Su figura puede interpretarse también como la
frivolidad menemista que vivimos durante 10 años
seguidos”.
Y digan la verdad. Cuando lo vieron
bajar a Carlos Menem del avión que lo devolvió a la Argentina
sin peligros de quedar detenido en prisión, ¿no sintieron como una
picazón por todo el cuerpo?
Fernando Ariel García
Sarna. Guión: Carlos Trillo. Dibujos: Juan Sáenz Valiente. Portada: Juan Sáenz Valiente. Iron Eggs
Ediciones. 48 páginas a todo color. ISBN: 987-21004-4-6.
Argentina, septiembre de 2004.
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