Después de mucho, mucho tiempo, vuelven
a aparecer esos ojos de llamas heladas, capaces de ver el mal que acecha en el
corazón de los hombres. El sombrero de ala ancha que esconde el abismo que
apenas podemos intuir. El abrigo que lo envuelve todo con las brumas de lo
desconocido. La bufanda que prologa su risa demoníaca. Las dos automáticas que
escupen balas de Muerte, balas de Justicia. Estamos en la Nueva York de 1938,
una época de romanticismo y criminalidad, bisagra histórica que aguanta sobre sus
espaldas todo lo que pasó mientras se apura por escribir los infiernos que
vendrán, más rápido que tarde. A este mundo Art-Deco pertenece, por naturaleza,
The Shadow (La Sombra), el héroe pulp que supo pasearse por la radio
(personificado por Orson Welles), los cómics y el cine, con sensibilidad
policíaca y/o superheroica, con mejores y peores resultados. Por lo poco que
puede verse en este número debut de la serie regular editada por Dynamite, el
irlandés Garth Ennis y el dibujante Aaron Campbell han dado en el clavo. Han
vuelto a las fuentes. Y las han radicalizado lo necesario.
Ennis se ha hecho reconocido por la violencia extrema de sus ficciones, irreverentes, irrespetuosas y profanas, antagónicas a cualquier tipo de orden dogmático y establecido. Abordadas principalmente desde el humor negro, con ingeniosos diálogos que hacen avanzar la trama y delinean quirúrgicamente la psicología de los personajes y las relaciones interpersonales que entablan entre ellos. En este sentido, el universo de La Sombra pareciera caerle como anillo al dedo. La Sombra es una figura misteriosa y amoral, con una misión autoimpuesta por cumplir. Figura hegemónica en su concepción del poder, en el ejercicio desalmado de su posición dominante sobre el resto de los mortales. Frío y letal, inflexible con los enemigos y más inflexible aún con los amigos. Quizás porque no reconoce amistades, sino relaciones utilitarias con personas que, por distintos motivos, le están en deuda perpetua. Heroico y despreciable a la vez, es un hombre que no se permite la jactancia de los intelectuales, tal vez porque está al tanto de su destino.
Primera parte de una larga saga (se intuye), este relato sanguinario y grandguignolesco apunta a transitar las peligrosas calles del thriller de época, con enemigos japoneses y chinos (y, por qué no, alemanes) que, mientras representan la inhumanidad del horizonte bélico mundial, sirven para capitalizar las ramificaciones orientales que La Sombra guarda en relación con sus poderes y su conocimiento de lo oculto. Se explica poco, aunque se lo ve venir a pasos agigantados, la trama que arranca en las noches portuarias derivará (veremos cómo) en alguna misteriosa conspiración que pondrá al mundo en el puño de los nazis; y le tocará al héroe desmontarla a tiempo. O no. Lo que puede verse (palparse) en estas cortas páginas iniciales, es el clima. Y el clima está muy bien construido. Se percibe el peligro, se adivinan las lealtades y traiciones futuras entre espías y asesinos. Se sospecha de todo y de todos; y ahí reside gran parte de la gracia, del impulso que nos lleva a querer leer más.
Fernando Ariel García
The Shadow Nº 1. Guión: Garth Ennis. Dibujos: Aaron Campbell. Color: Carlos López. Portadas: Alex Ross, Howard Chaykin, John Cassaday y Jae Lee. Editor: Joe Rybandt. 32 páginas a todo color. Dynamite Entertainment. ISSN: 72513018928800111. EE.UU., abril de 2012.
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