Nápoles,
2 de mayo del año pasado. Antes de la presentación de Memorie dell’Eternauta en
la Scuola Italiana di Comix (http://www.scuolacomix.net),
su director, el enorme Mario Punzo, me lleva a recorrer las instalaciones de la
escuela en donde se están formando los nuevos y futuros valores de la
historieta italiana. En uno de los ambientes de la institución, nos detuvimos
frente a la muestra del Garibaldi de Tuono Pettinato (nombre artístico de
Andrea Paggiaro), revolucionaria mirada sobre el militar y político que fuera
figura protagónica del proceso histórico que culminó con la Unificación de
Italia en 1861, cuyo cientocincuentenario se festejaba ese 2011 por toda la
península, uno de los motivos que llevaron a Rizzoli Lizard a editar el
Garibaldi que mis ojos no alcanzan a contemplar en toda su dimensión artística.
Buenos
Aires, septiembre de 2011. El correo me trae el paquete que mi amigo Loris Tassi despachara desde
Nápoles. Junto con las memorias de esos días y esos aires, me llega un ejemplar
de Garibaldi. Resoconto veritiero delle sue valorose impresse, ad uso delle
giovini menti, el libro que vi en todas las librerías que recorrí de Italia,
salvo en la última a la que entré, en Milán, antes de abordar el avión que me
traería de regreso a casa. ¿Por qué había esperado hasta último momento para
hacerme de un Garibaldi? Por necedad humana, supongo. Para no andar cargando
algo que siempre estuvo a la mano, salvo cuando quise comprarlo. No viene al
caso, pero ya aprendí la lección. De ahora en más, la primera es la vencida.
Casi
un año más tarde de haberlo visto en las paredes de la Scuola, termino la
lectura de Garibaldi en la nocturna comodidad de mi hogar. Y tengo que decir
que Mario Punzo se había quedado corto en sus loas hacia esta historieta.
Garibaldi es irónico, surrealista, satírico, políticamente incorrecto. Pero
estos calificativos no alcanzan para definir una obra que pasa por arriba de
los canones conocidos, un grotesco pop que abreva en las aguas de Los Simpsons
y Mel Brooks, el sentido del humor de la revista Mad y el tempo de la clásica
comedia italiana, poblada de arquetipos prejuiciosos (y de prejuicios
arquetípicos) que encarnan más de lo que simbolizan, cocidos a punto en un
caldero gráfico que apunta a la gestualidad mínima (la necesaria para alcanzar
el mayor efecto cómico), la expresividad desbordada y la paleta cromática de un
universo creativo y personal, tan simple como anárquico, prácticamente
inabarcable.
Relectura
de la literatura escolar falsamente enaltecida, Garibaldi le falta el respeto a
la Historia establecida. Aquí no hay lugar para hechos heroicos o altruistas, sino
para las ambiciones egocéntricas, los intereses
personales, aquellas obsesiones privadas que buscan capitalizarse. Como si los
personajes no estuvieran preocupados por hacer Historia, sino por ir viviendo
de acuerdo a sus convicciones, como si la historia de la Unificación italiana
no hubiera sido posible gracias a Garibaldi, sino más bien a pesar de
Garibaldi. Algo que aparenta ser mucho más realista que la letra muerta de un
manual.
Entre
la leyenda improbable y el hecho documentado, sin preocuparse por la lógica del
discurso histórico, Garibaldi muestra la utilización populista de las gestas
independentistas, la intencionalidad con que se cuenta la Historia, con que se va
construyendo el Relato. La necesidad ideológica de transformar al Hombre en prócer
y al prócer en mito. Garibaldi aparece entonces como la perspectiva desde donde
abordar las tensiones inherentes a todo proceso, sus marchas y contramarchas,
las distintas visiones coexistentes sobre la misma revolución (la unificación a
cualquier costo de Garibaldi, la estructura aristocrática liberal que promovía
Cavour, la independencia de los Estados Pontificios defendida por el Papa Pio
IX), la distribución de los viejos y nuevos privilegios que sobrevendrán cuando
se modifique el status quo.
Especie
de demente algo descerebrado y alegre, con tanto coraje como suerte, Garibaldi
sólo sabe ir para adelante, sin mucha conciencia de lo que va dejando atrás. El
héroe de dos mundos (así denominado por su participación activa en las luchas
independentistas de Italia y la América del Sur, particularmente en el Brasil,
el Uruguay y la Argentina) está lejos de la altura moral que se pretende para
los Padres de la Patria, porque en realidad nadie la tiene. Al mostrarlos como
hombres, Pettinato vuelve mucho más meritoria cada una de sus acciones,
revalorizando aquello que los hizo excepcionales en su tiempo y su lugar, las
ideas que los definieron, los valores que los identificaron, los por qué y para
qué fueron haciendo lo que hicieron, dejando en segundo plano el qué y el cómo.
Lo más notable es el natural entramado que logra al ensamblar la Historia como
fue y la Historia como debería haber sido, generando sentido desde el
imaginario estandarizado por la cultura de masas internacional, desde la más
masiva (el spaghetti western de Sergio Leone y la saga de La guerra de las
galaxias) hasta la más intelectual y específica (la tira diaria The Wizard of
Id).
En
su momento, dejé por escrito mi temor a que el Garibaldi de Tuono Pettinato
quedara injustamente desconocido en la Argentina. Si estas líneas sirven para
evitar que ello suceda, entonces esta Bitácora habrá servido para algo.
Fernando
Ariel García
Garibaldi.
Resoconto veritiero delle sue valorose impresse, ad uso delle giovini menti.
Autor: Tuono Pettinato. Portada: Tuono Pettinato. 120 páginas a todo color.
Rizzoli Lizard. ISBN: 978-88-17-04377-9. Italia, 2010.
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