martes, 24 de abril de 2012

GARIBALDI: HÉROE DE DOS MUNDOS

Nápoles, 2 de mayo del año pasado. Antes de la presentación de Memorie dell’Eternauta en la Scuola Italiana di Comix (http://www.scuolacomix.net), su director, el enorme Mario Punzo, me lleva a recorrer las instalaciones de la escuela en donde se están formando los nuevos y futuros valores de la historieta italiana. En uno de los ambientes de la institución, nos detuvimos frente a la muestra del Garibaldi de Tuono Pettinato (nombre artístico de Andrea Paggiaro), revolucionaria mirada sobre el militar y político que fuera figura protagónica del proceso histórico que culminó con la Unificación de Italia en 1861, cuyo cientocincuentenario se festejaba ese 2011 por toda la península, uno de los motivos que llevaron a Rizzoli Lizard a editar el Garibaldi que mis ojos no alcanzan a contemplar en toda su dimensión artística.
Buenos Aires, septiembre de 2011. El correo me trae el paquete que mi amigo Loris Tassi despachara desde Nápoles. Junto con las memorias de esos días y esos aires, me llega un ejemplar de Garibaldi. Resoconto veritiero delle sue valorose impresse, ad uso delle giovini menti, el libro que vi en todas las librerías que recorrí de Italia, salvo en la última a la que entré, en Milán, antes de abordar el avión que me traería de regreso a casa. ¿Por qué había esperado hasta último momento para hacerme de un Garibaldi? Por necedad humana, supongo. Para no andar cargando algo que siempre estuvo a la mano, salvo cuando quise comprarlo. No viene al caso, pero ya aprendí la lección. De ahora en más, la primera es la vencida.
Casi un año más tarde de haberlo visto en las paredes de la Scuola, termino la lectura de Garibaldi en la nocturna comodidad de mi hogar. Y tengo que decir que Mario Punzo se había quedado corto en sus loas hacia esta historieta. Garibaldi es irónico, surrealista, satírico, políticamente incorrecto. Pero estos calificativos no alcanzan para definir una obra que pasa por arriba de los canones conocidos, un grotesco pop que abreva en las aguas de Los Simpsons y Mel Brooks, el sentido del humor de la revista Mad y el tempo de la clásica comedia italiana, poblada de arquetipos prejuiciosos (y de prejuicios arquetípicos) que encarnan más de lo que simbolizan, cocidos a punto en un caldero gráfico que apunta a la gestualidad mínima (la necesaria para alcanzar el mayor efecto cómico), la expresividad desbordada y la paleta cromática de un universo creativo y personal, tan simple como anárquico, prácticamente inabarcable.
Relectura de la literatura escolar falsamente enaltecida, Garibaldi le falta el respeto a la Historia establecida. Aquí no hay lugar para hechos heroicos o altruistas, sino para las  ambiciones egocéntricas, los intereses personales, aquellas obsesiones privadas que buscan capitalizarse. Como si los personajes no estuvieran preocupados por hacer Historia, sino por ir viviendo de acuerdo a sus convicciones, como si la historia de la Unificación italiana no hubiera sido posible gracias a Garibaldi, sino más bien a pesar de Garibaldi. Algo que aparenta ser mucho más realista que la letra muerta de un manual.
Entre la leyenda improbable y el hecho documentado, sin preocuparse por la lógica del discurso histórico, Garibaldi muestra la utilización populista de las gestas independentistas, la intencionalidad con que se cuenta la Historia, con que se va construyendo el Relato. La necesidad ideológica de transformar al Hombre en prócer y al prócer en mito. Garibaldi aparece entonces como la perspectiva desde donde abordar las tensiones inherentes a todo proceso, sus marchas y contramarchas, las distintas visiones coexistentes sobre la misma revolución (la unificación a cualquier costo de Garibaldi, la estructura aristocrática liberal que promovía Cavour, la independencia de los Estados Pontificios defendida por el Papa Pio IX), la distribución de los viejos y nuevos privilegios que sobrevendrán cuando se modifique el status quo.
Especie de demente algo descerebrado y alegre, con tanto coraje como suerte, Garibaldi sólo sabe ir para adelante, sin mucha conciencia de lo que va dejando atrás. El héroe de dos mundos (así denominado por su participación activa en las luchas independentistas de Italia y la América del Sur, particularmente en el Brasil, el Uruguay y la Argentina) está lejos de la altura moral que se pretende para los Padres de la Patria, porque en realidad nadie la tiene. Al mostrarlos como hombres, Pettinato vuelve mucho más meritoria cada una de sus acciones, revalorizando aquello que los hizo excepcionales en su tiempo y su lugar, las ideas que los definieron, los valores que los identificaron, los por qué y para qué fueron haciendo lo que hicieron, dejando en segundo plano el qué y el cómo. Lo más notable es el natural entramado que logra al ensamblar la Historia como fue y la Historia como debería haber sido, generando sentido desde el imaginario estandarizado por la cultura de masas internacional, desde la más masiva (el spaghetti western de Sergio Leone y la saga de La guerra de las galaxias) hasta la más intelectual y específica (la tira diaria The Wizard of Id).
En su momento, dejé por escrito mi temor a que el Garibaldi de Tuono Pettinato quedara injustamente desconocido en la Argentina. Si estas líneas sirven para evitar que ello suceda, entonces esta Bitácora habrá servido para algo.
Fernando Ariel García
Garibaldi. Resoconto veritiero delle sue valorose impresse, ad uso delle giovini menti. Autor: Tuono Pettinato. Portada: Tuono Pettinato. 120 páginas a todo color. Rizzoli Lizard. ISBN: 978-88-17-04377-9. Italia, 2010.

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