Wacky Raceland Nº 1. Guiones: Ken Pontac. Arte y diseños: Leonardo Manco. Color: Mariana Sanzone. Conceptos iniciales: Mark Sexton. Portadas: Leonardo Manco (regular), Dave Johnson, Tommy Lee Edwards, Ivan Reis (alternativas). Editora: Marie Javins. 32 páginas a color. DC Comics. ISSN: 61941-33870. EE.UU., agosto de 2016.
La Tierra está en ruinas. El final le llegó con inundaciones globales, tormentas devastadoras y virus mutantes desparramados por doquier. En este escenario post-apocalíptico, el piloto que salga victorioso de una serie de extrañas y peligrosas carreras, ganará el derecho de pasar a formar parte de la élite habitacional del último bastión de la humanidad, conocido como Utopía.
La premisa huele a Mad Max (no en vano los conceptos básicos son obra de Mark Sexton, artista conceptual de la multioscarizada Mad Max: Fury Road) y mantiene el sabor en boca que nos dejó el apolillado clásico Death Race 2000 de Roger Corman. Y de eso se trata, aunque en verdad estamos hablando de Wacky Raceland, reversión historietística de Los Autos Locos (Wacky Races), que DC presenta como parte del combo dedicado a reformatear los clásicos animados de Hanna & Barbera (ya salieron Future Quest y Scooby-Doo, queda por aparecer Los Picapiedra).
El cóctel es tan interesante como poderoso. Tomar el límpido mundo infantil de los ’60 y pasarlo por el procesador fantacientífico ochentoso de la distopía, oscureciendo las diáfanas luces originales y ensombreciendo aún más las mínimas zonas negras que pudiera presentar el material apto para todo público, permite el lucimiento de un Leonardo Manco inspiradísimo a la hora de trasladar los valores gráficos de un universo a otro.
Penélope Glamour rescata a Pedro Bello
Pero el resultado global está por debajo de los méritos visuales. El abandono de la inocencia pone al cómic en la transitadísma ruta del hiperrealismo sucio, saturado de poses violentas y bravuconadas estereotipadas. Los personajes y los autos responden a los nombres por todos conocidos (con la preeminencia, en este debut, de Penélope Glamour, Pierre Nodoyuna y Patán; y Lucas y el Oso Miedoso, respectivamente a bordo de El Compact Pussycat, El Súper Ferrari y El Alambique Veloz), aunque no terminen de enganchar emocionalmente con el impulso nostálgico que me llevó a comprar la revista.
No es Jack Sparrow. Es Pierre Nodoyuna (y Patán, en la última viñeta)
Para mí, al menos, a esta carrera a muerte a través de un desierto abrasador, con lagos radioactivos, tormentas de arena nanotecnológicas y la amenaza de mutantes caníbales, le hace falta humor. Es más Mad Max que Los Autos Locos. Y aunque esté muy bien, no es lo que yo esperaba.
Hay problemas en la largada, pero queda mucha ruta por recorrer. Y si algo saben estos corredores, es volantear.
Fernando Ariel García
Leonardo Manco
Dave Johnson
Tommy Lee Edwards
Ivan Reis
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