Un día como el de hoy, pero hace 40 años, salía a la calle Let It Be, último disco de Los Beatles en ser editado (que no grabado, ya que esa carga testimonial le corresponde a Abbey Road, publicado el 26 de septiembre de 1969). Let It Be marcó la disolución formal de la banda más importante del rock de todos los tiempos. Es cierto que Paul McCartney ya había anunciado al mundo la separación de los Cuatro de Liverpool el 10 de abril de 1970, pero el nuevo lanzamiento ponía punto final a la composición sonora y al sueño musical de una generación.
Si bien se hicieron (y seguramente se seguirán haciendo) muchas historietas sobre Los Beatles, su historia, su influencia y el legado que han dejado, ninguna como la de este Batman Nº 222, de junio de 1970 (lo cual implica, por la política norteamericana de imprimir en tapa la fecha en que las revistas debían ser retiradas de los kioscos, que la misma salió a la venta en abril), sincronizada de manera vertiginosa con los acontecimientos reales. El disparador principal de la trama es la leyenda urbana de la muerte de Paul McCartney (el famoso Paul is Dead), supuestamente ocurrida por un accidente automovilístico en 1966 y tapada por Los Beatles, que habrían decido reemplazarlo por un doble físico (y con la misma voz) llamado William Campbell, un policía canadiense. Las pistas estarían escondidas en las propias canciones del grupo, esperando ser descubiertas por oyentes capaces de descifrar los significados ocultos o que tomaran la iniciativa de hacer girar los discos al revés.
La referencia más conocida de todas es, justamente, la imagen de portada de Abbey Road, donde la caminata de los cuatro Beatles puede ser interpretada como un rito funerario. John, Lennon, vestido de blanco, sería el sacerdote; Ringo Starr, de negro, el que lleva el luto; Paul, descalzo, el muerto; y George Harrison, de jeans, el enterrador. Además, McCartney es el único que no mantiene el paso de sus tres acompañantes, ya que en lugar de ir caminando con el pie izquierdo por delante lo hace con el derecho. La portada de Batman Nº 222 juega directamente con esta idea. Claro que por cuestiones que intuimos de índole legal, en Batman los Beatles no son los Beatles, sino Los Twists (¿por Twist y gritos?), nombre con que se conoce popularmente al grupo británico Oliver Twists, en obvia referencia al clásico de Charles Dickens, el homónimo baile y uno de los significados de la palabra en inglés, que remite a algún tipo de ruptura. En este contrato de sobreentendidos, Paul McCartney pasa a ser Saul Cartwright, John Lennon es Glennan, George Harrison es Hal, Ringo Starr es Benji; y hasta el Submarino Amarillo deviene Submarino Rosado.
La historia principal de Batman Nº 222, escrita por Frank Robbins (creador de Johnny Hazard), pertenece a la etapa de transición que DC había establecido para que el Hombre Murciélago pudiera despegarse de la impronta entre absurda y cómica (camp de acuerdo con la definición norteamericana) que dejó grabada a fuego la serie televisiva con Adam West. A medio camino del regreso a las fuentes más oscuras y realistas que le significarían la entrada en escena de Denny O’Neil y Neal Adams, este Batman operaba con los pies un poco más en la tierra, en tramas urbanas muy cercanas al policial, aunque los procesos deductivos todavía fueran bastante traídos de los pelos.
En este contexto, el Detective Encapotado se lanzó a investigar qué había de cierto tras la supuesta muerte de Saul, que habría ocurrido tras un accidente de bicicleta en Londres. Como Bruno Díaz, principal accionista de Eden Records, mueve sus influencias para que Los Twists, en medio de la gira que los trae a Ciudad Gótica tras un año de reclusión autoimpuesta en el Himalaya, vayan a parar a la Mansión Díaz. Por supuesto, antes de descubrir la verdad, el Dúo Dinámico deberá sortear una serie de peligros de muy baja monta.
En la ficción, la realidad supera cualquier cálculo enfebrecido pergreñado por los medios de comunicación y/o los fanáticos. Saul está vivo, porque en realidad los muertos son los otros tres. Glennan, Hal y Benji fallecieron en un accidente aéreo cuando viajaban al Himalaya. Logrando ocultar el suceso por un año, Saul entrenó a tres dobles perfctos y elaboró la “noticia” de su propia muerte para que todas las miradas curiosas se centraran en él y dejaran gran margen de libertad a sus compañeros. Los problemas internos surgieron cuando el falso Glennan, preocupado sólo por su imagen, se mostró reticente a renunciar a la plata fácil que estaba ganando. Obviamente, tras la intervención del Dúo Dinámico, el falso Glennan fue a parar a la cárcel; y Saul y los reemplazantes de Hal y Benji pasaron a conformar el trío Fénix.
Al escribir el guión, Robbins (como todo el mundo) estaba al tanto de las peleas internas entre Paul McCartney y John Lennon, que terminaron ahogando a Los Beatles. Como tantos, escogió culpar principalmente a Lennon, absolviendo de culpa y cargo a McCartney. Que, aseguran algunas versiones oficiales, continuaría vivo al día de la fecha.
Fernando Ariel García
Fernando Ariel García
Batman Nº 222
Guiones: Frank Robbins y Mike Friedrich
Dibujos: Irv Novick
Tintas: Dick Giordano
Color: No acreditado
Portada: Neal Adams
Editor: Julius Schwartz
32 páginas a todo color
DC Comics
EE.UU., junio de 1970
Guiones: Frank Robbins y Mike Friedrich
Dibujos: Irv Novick
Tintas: Dick Giordano
Color: No acreditado
Portada: Neal Adams
Editor: Julius Schwartz
32 páginas a todo color
DC Comics
EE.UU., junio de 1970
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