Fue uno de los grandes autores españoles que, aquí en la Argentina, no tuvimos la oportunidad de disfrutar como hubiera correspondido a un artista de su talla. Porque más allá de alguna lectura rápida en las páginas de las revistas de terror de la editorial Garbo, o de la fugaz aparición de su Mr. Hyde en las ediciones mexicanas de Macc Division Historietas; la obra de Alfons Figueras no recaló por estas playas. Una pena, por cierto, de acuerdo con lo que uno puede ver ahora en internet.
Forjado como historietista profesional en los años de la Guerra Civil española, Figueras comenzó su carrera con seriales aventureros de corte realista, como Mysto, Mr. Radar y El Hombre Eléctrico. Pero su máximo aporte a la historieta española vendría de la mano del humor negro. Un humor que plasmó a caballo del surrealismo, la parodia y la pantomima, con una fuerte impronta de la cultura de masas de la época, principalmente el cine mudo y la novela de género, así como las tiras para la prensa de la edad dorada de los cómics norteamericanos.
Pasó su talento por la Editorial Bruguera, Buru Lan y la mítica Selecciones Ilustradas de Josep Toutain, por estudios de animación venezolanos y, de nuevo en su España natal, otra vez por Bruguera y Ediciones B. Topolino, Dr. Mortis (no confundir con su homónimo chileno) y Estampas malignas son algunas de sus creaciones que la industria editorial española ha venido rescatando desde hace algunos años. No es mucho.
A los 86 años, Figueras falleció el pasado 6 de julio. La historieta española toda está de duelo. Y nosotros, sin terminar de entender muy bien el por qué, también nos sentimos tristes.
Fernando Ariel García
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