La mejor película de ciencia-ficción desde la original Blade Runner (que me perdone Ridley Scott, pero la versión de 1982 ha sido -y sigue siendo- muy superior a cualquiera de los Director’s Cut y ediciones especiales que aparecieron después). Eso es, para mí, la impresionante Looper. Asesinos del futuro (Looper, 2012) que en la Argentina se estrenará comercialmente el 11 de octubre. Olvídense de la ciencia-ficción al estilo La guerra de las galaxias o Viaje a las estrellas. Aquí el universo por descubir es mucho más cercano y alienígena que cualquier raza del espacio exterior que pudiera aparecer en pantalla. En la película de Rian Johnson el eje, el ojo y la lente están puestos sobre la compleja, subyugante y contradictoria naturaleza humana. Hay viajes en el tiempo, sí; y también poderes telequinéticos, pero todo ello sirve como marco teórico a la hora de enfrentar temáticas casi intimistas, al momento de desplegar los pequeños mundos personales que han de colisionar con violencia y determinación.
Looper camina el sendero abierto por Bradbury, por Asimov, por Dick; por las experiencias cinematográficas de Blade Runner, 12 monos, Akira y el primer Terminator. La ciencia-ficción como búsqueda filosófica, como extrapolación temporal de las ansiedades, de las inseguridades, de las problemáticas y preocupaciones existenciales del siglo XXI. La tecnología es un dato del entorno, importante pero no significativo, en lo que hace a los determinantes de la condición humana. Puede alterar algunas costumbres, que de hecho lo hace, pero no modifica las conductas. Debajo de toda la dermis tecnológica que impregna al filme, lo que late es el corazón, la sangre caliente, la emoción, el momento definitorio en que debemos enfrentarnos a aquello que más tememos: Nuestra consciencia.
Looper viene envuelto con la estética del policial retrofuturista (Neo Noir le dicen ahora), con narración en off en primera persona que remite a la más clásica novela negra norteamericana. En un futuro distópico no tan lejano (2044), los EE.UU. colapsaron económica, financiera y moralmente; el Estado parece haber dicho adiós a los ciudadanos y su lugar ha sido ocupado por las mafias organizadas (¿no lo estaba desde antes?). La superpoblación es un hecho; y la humanidad ha abrazado el credo individualista. En un futuro sin futuro, donde lo diferente continúa siendo estigmatizado aunque haya sido aceptado, tolerado y hasta incluido en una sociedad que está preocupada por sobrevivir, los triunfadores del sistema andan en motos voladoras y consumen drogas de diseño. Joe (Joseph Gordon-Levitt) es un tipo anclado en el pasado. Busca reproducir paradigmas que ya han sido abandonados o superados por la moda y el consumo desenfrenado. Se siente algo afortunado porque tiene trabajo. Es un Looper. Un sicario contratado desde el futuro por las mafias del 2072 para asesinar en el pasado a las figuras que el día de mañana serán problemáticas para las corporaciones delictivas. Al morir antes de nacer, la víctima no sólo deja de molestar en el futuro, sino que se vuelve imposible de rastrear en el pasado. El crimen perfecto. El tema es que los Looper también tienen fecha de vencimiento. Y ellos son los encargados de cerrar su propio ciclo, pegándole un tiro en el pecho a su yo futuro.
Desde ese instante trascendental en que el Joe presente se encuentre con el Joe futuro (Bruce Willis), Looper irradiará su espiral filosófica con una violencia áspera, dura y cruel. Expuesta con maestría, mostrando y/o escondiendo la sangre derramada para alcanzar el máximo nivel de empatía con lo que están atravesando los protagonistas. Una épica triste, amarga, descorazonada, que cobrará altura con la irrupción en la trama de la granjera Sara (Emily Blunt) y su pequeño hijo (un increíble Pierce Gagnon). Las fichas necesarias para jugar la partida de ajedrez más importante de la historia: Cambiar la Historia. El Destino contra el Libre Albedrío. Porque este es el tema neurálgico de Looper. La capacidad humana para tomar decisiones. Y hacerse cargo de las consecuencias de esas decisiones. El dilema moral frente a la responsabilidad de nuestros actos. ¿Qué hacemos con/por el amor, la redención, el deber? ¿Qué límites estamos dispuestos a traspasar por nuestros afectos y nuestras convicciones?
Looper. Asesinos del futuro, la mejor película de ciencia-ficción desde la original Blade Runner.
Fernando Ariel García
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