Y lo hizo en relación al post de la historieta El Rey invisible (http://labitacorademaneco.blogspot.com/2009/08/el-rey-invisible.html), sobre la vida y obra del guitarrista argentino Oscar Alemán, que el propio Canelo nos había hecho descubrir:
Oscar Alemán es, para mí, uno de los más grandes artistas populares argentinos y que tuve la suerte de conocer personalmente.
Con una vida densa al mango, además de músico reconocido en el mundo del jazz pasó las mil y una.
Desde su enorme pobreza en el Chaco durante su niñez, pasando por su estadía en el Brasil y luego en Europa, en momentos de la crisis que desembocó en guerra; logró ser parte importante de los músicos de la espectacular Josephine Baker y tener algún encontronazo con la política de Hitler y más todavía. Es mucho como para luego caer en nuestro olvido.
Hay un documental sobre su vida hecho aquí, en la Argentina, de muy buena calidad. Lleno de datos y documentos.
Quiero contarles que conocí a Oscar Alemán de refilón.
Resulta que allá por los años ‘60 largos, charlé con él cuando yo estaba de visita en la casa de inquilinato donde vivía mi hermano mayor.
Oscar Alemán estaba pasando allí unos días con una novia circunstancial que tenía y que no aparece en su biografía. La casa era del hermano de esta novia, que era además ahijada de confirmación de mi mamá. La casa estaba en la calle Lynch entre Cachi y Diógenes Taborda (el famoso dibujante humorista), frente a la escuela donde yo hice los tres últimos años del primario.
La cuestión fue que el Oscar andaba por el patio de la casa y se armó una pequeña y chispeante charla donde participé.
Algo así como una horita.
Otra vez lo vi cuando, con la invitación de Garayochea, colaboró con la Asociación de Dibujantes de la Argentina (ADA) en un festival en el salón de Luz y Fuerza de la calle Perú. Allí sólo nos dimos la mano y un saludo de recuerdo cuando le entregó a mi viejo un longplay de él, autografiado, que se había ganado por sorteo durante el festival.
Todo esto es para darme dique, pero aprovechando para opinar que nuestros grandes ídolos populares dan para la historieta.
Con una vida densa al mango, además de músico reconocido en el mundo del jazz pasó las mil y una.
Desde su enorme pobreza en el Chaco durante su niñez, pasando por su estadía en el Brasil y luego en Europa, en momentos de la crisis que desembocó en guerra; logró ser parte importante de los músicos de la espectacular Josephine Baker y tener algún encontronazo con la política de Hitler y más todavía. Es mucho como para luego caer en nuestro olvido.
Hay un documental sobre su vida hecho aquí, en la Argentina, de muy buena calidad. Lleno de datos y documentos.
Quiero contarles que conocí a Oscar Alemán de refilón.
Resulta que allá por los años ‘60 largos, charlé con él cuando yo estaba de visita en la casa de inquilinato donde vivía mi hermano mayor.
Oscar Alemán estaba pasando allí unos días con una novia circunstancial que tenía y que no aparece en su biografía. La casa era del hermano de esta novia, que era además ahijada de confirmación de mi mamá. La casa estaba en la calle Lynch entre Cachi y Diógenes Taborda (el famoso dibujante humorista), frente a la escuela donde yo hice los tres últimos años del primario.
La cuestión fue que el Oscar andaba por el patio de la casa y se armó una pequeña y chispeante charla donde participé.
Algo así como una horita.
Otra vez lo vi cuando, con la invitación de Garayochea, colaboró con la Asociación de Dibujantes de la Argentina (ADA) en un festival en el salón de Luz y Fuerza de la calle Perú. Allí sólo nos dimos la mano y un saludo de recuerdo cuando le entregó a mi viejo un longplay de él, autografiado, que se había ganado por sorteo durante el festival.
Todo esto es para darme dique, pero aprovechando para opinar que nuestros grandes ídolos populares dan para la historieta.
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