Batman ’66 Nº 1. Guión: Jeff Parker. Arte: Jonathan Case. Color:
Jonathan Case. Portada: Michael y Laura
Allred. Editor: Jim Chadwick. 95 páginas a todo color. DC Comics. EE.UU., 3 de
julio de 2013.
Ya lo
dije antes. Y con estas mismas palabras. Soy fanático del Batman de Adam West.
Generacionalmente, pertenezco al ejército de pibes que ocuparon las tardes de
su niñez frente al televisor en blanco y negro, detenido en la señal del viejo
Canal 9 para ver las aventuras del Hombre Murciélago antes y después de Música
en Libertad, o algún programa parecido. Aún hoy, después de Tim Burton y Chris
Nolan, sigo pensando que el Batman de Adam West es el mejor Batman fílmico y/o
televisivo de todos. Y por ello, cualquier cosa que toque (de lleno o tangencialmente)
aquella serie televisiva, mi percepción de aquella serie televisiva, me gusta.
Mucho.
Así
que, a pesar de algún que otro sinsabor producido por este número debut de
Batman ’66, mi opinión final está completa e irremediablemente viciada por las
memorias siempre presentes de aquellas experiencias infantojuveniles. Porque,
si alguien no está al tanto, Batman ’66 es el nuevo título digital y semanal
del Hombre Murciélago, basado específicamente en el universo superheroico concebido
para la mítica serie de TV, máximo exponente del arte pop en su vertiente
catódica. Lo cuál implica la presencia (aquí y a futuro) de batitubos, tías
harriets, jefes o’haras, batusis y (Dios lo quiera así) batirepelente de
tiburones. Y el más espectacular Batimóvil de todos los tiempos, por supuesto.
El
trabajo realizado por Jeff Parker (guión) y Jonathan Case (arte), abre la
puerta a grandes felicidades y más altas expectativas. La trama sabe mantener la
ligereza original, su optimista espíritu naif, esa pomposa puesta retórica que le
permitía a los actores abordar los aspectos más cómicos de la historia desde
una espartana seriedad shakespereana; y viceversa. La estética, repleta de
tramas, colores saturados y onomatopeyas que remiten al estridente imaginario
visual de la serie, escenifica el espíritu a go-go hasta un paso antes de caer
en la pose sesentista forzadamente retro. Se nota que a los autores les gusta
lo que están haciendo. Y eso suma.
Primera
entrega del formato DC², pomposamente definido como “el próximo paso en la
evolución de los cómics digitales de DC”, Batman ’66 propone una interactividad
física más ligada al desarrollo de la acción en algo parecido al tiempo real
que a verdaderas necesidades narrativas. De ahí que, cada vez que el lector
haga avanzar la aventura a golpe de teclado, los personajes vayan moviéndose
dentro de la misma viñeta, nuevos globos de texto y efectos de sonido aparezcan y desapazcan de la pantalla, mientras cambia la iluminación y
se generan imágenes panorámicas. Sin caer en la animación total, logra crear sensación
de desplazamiento en el tiempo y el espacio.
Como viene siendo costumbre en toda la
línea de cómics digitales de la DC, tres de estos episodios digitales
terminarán conformando un ejemplar impreso en soporte papel. En el caso de
Batman ’66, el primero estará disponible (en los EE.UU.) a fines de julio.
Al
menos en esta entrega, Batman ’66 carece de las dobles lecturas que el material
original le concedía a sus espectadores adultos, lo cuál se me hace medio
inentendible teniendo en cuenta que el principal consumidor de esta historieta
debería ser un lector de más de cuarenta. Y también tiene algunas concesiones
con la espectacularidad de las acciones físicas que realizan tanto héroes como
villanos, superando en escala aquella hiperkinética exageración televisiva.
Pero está El Acertijo de Frank Gorshin (como en el capítulo piloto de la serie);
y en la gatera esperan su turno la Gatúbela de Julie Newmar, El Guasón de César
Romero, El Pingüino de Burguess Meredith y El Rey Tut de Victor Buono.
Definitivamente,
quiero más.
Fernando Ariel García
Lo que nos espera (algunas imágenes de yapa):
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