viernes, 24 de diciembre de 2021

¡FELIZ NAVIDAD!

La Bitácora de Maneco les desea

Felices Fiestas Merry Christmas Buon Natale Joyeux Noël Feliz Natal


Portada de la revista argentina Patoruzú, 
publicada el 21 de diciembre de 1937

miércoles, 22 de diciembre de 2021

MATRIX. RESURRECCIONES: MENTIRA LA VERDAD

Matrix. Resurrecciones. Directora: Lana Wachowski. Protagonistas: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Yahya Abdul-Mateen II, Jessica Henwick, Jonathan Groff, Neil Patrick Harris, Priyanka Chopra Jonas, Jada Pinkett Smith, Lambert Wilson y Daniel Bernhardt, entre otros. Guionistas: Lana Wachowski, David Mitchell y Aleksandar Hemon, basado en personajes y situaciones creadas por las hermanas Wachowski. Village Roadshow Pictures / Venus Castina Productions. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 22 de diciembre de 2021. Disponible en HBO max desde el 28 de enero de 2022.


Déjà vu. O ya visto, en francés. Se suele utilizar esta frase hecha para definir el extraño fenómeno de tener la sensación de estar viviendo una situación o una experiencia puntual que ya se ha vivido o experimentado en el pasado. En Matrix. Resurrecciones (The Matrix. Resurrections), la directora Lana Wachowski va un paso más allá; y la convierte en un juego de espejos simbólico que define y motoriza el conflicto entre los personajes principales y el concepto identitario de la Matrix. Un diálogo de paralelismos y divergencias entre la trilogía original y esta cuarta película.


Porque, hay que decir la verdad, Wachowski consiguió lo que, a priori, parecía imposible. Una película que sea una secuela y un relanzamiento y, al mismo tiempo, no sea ni una secuela ni un relanzamiento. Sino algo mucho más complejo y atractivo, un artefacto de relojería metanarrativo donde, como corresponde al espíritu de la saga, la acción y la reflexión van de la mano, a ambos lados de la pantalla. Porque vuelve a clavar la duda existencial en el lugar indicado, en el momento justo. ¿Qué es la realidad? ¿Lo que estamos viviendo o lo que creemos que estamos viviendo?


Equilibrada fusión entre el cyberpunk y la filosofía, Alicia en el país de las maravillas y los cómics de superhéroes, las películas occidentales de acción, la estética animé y las peleas coreografiadas al estilo del cine chino de artes marciales. Mientras va siendo todo eso, Resurrecciones también es una historia de amor. Y el afilado análisis del lugar que la saga de Matrix ocupa en el imaginario mundial; poniendo en el tapete cómo las corporaciones pretenden alimentarse de la energía vital de la (tal vez) ficción audiovisual más importante de los últimos veinte años, por su impacto en la vida cotidiana de las personas y en la industria global del entretenimiento.


Y como si todo esto no fuera suficiente, Wachowski sumó a su discurso cinematográfico un fuerte contenido político en contra de la hegemónica concepción binaria de la existencia. No se trata sólo de celebrar la libertad individual traducida en identidad de género. Sino de entender que los mandatos familiares, sociales y culturales también forman parte de las estrategias de sometimiento humano que la Matrix utiliza sin compasión ni remordimientos.


De más está decirlo, Resurrecciones está lejos de ser una película perfecta, pero es una obra inteligente e inquietante. Mejor dicho, es inteligente por lo inquietante. Y por eso, creo, vale la pena verla. Quédense hasta el final. No es un tanque fílmico de Marvel o DC, pero tiene escena post-créditos.
Fernando Ariel García

miércoles, 15 de diciembre de 2021

SPIDER-MAN. SIN CAMINO A CASA: MULTIVERSO Y RESPONSABILIDAD

Spider-Man: Sin camino a casa. Director: Jon Watts. Protagonistas: Tom Holland (Peter Parker / Spider-Man), Zendaya (MJ), Jacob Batalon (Ned Leeds), Benedict Cumberbatch (Doctor Strange), Alfred Molina (Otto Octavius / Doctor Octopus), Willem Dafoe (Norman Osborn / Green Goblin), Jamie Foxx (Max Dillon / Electro), Thomas Haden Church (Flint Marko / Sandman), Rhys Ifans (Curt Connors / Lizard), Marisa Tomei (May Parker), Jon Favreau (Happy Hogan), Benedict Wong (Wong), J.K. Simmons (J. Jonah Jameson), Angourie Rice (Betty Brant) y Tony Revolori (Flash Thompson), entre otros. Guionistas: Chris McKenna y Erik Sommers, basado en personajes y situaciones creados por Stan Lee y Steve Ditko para los cómics de Marvel. Columbia Pictures / Sony Pictures Entertainment / Marvel Studios / Pascal Pictures. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 16 de diciembre de 2021.


Llegó el día. Después de tantas expectativas, tantas filtraciones y tantas fake news generadas alrededor de Spider-Man: Sin camino a casa (Spider-Man: No Way Home), el final de la trilogía “hogareña” del nuevo trepamuros (ver aquí y aquí) se muestra al público con todo lo que tiene para ofrecer. La misma película se encargará de responder si Tobey Maguire y Andrew Garfield vuelven a calzarse el icónico traje rojo y azul; y si el rincón Netflix del Universo Cinematográfico Marvel (UCM) pasa a ser considerado canónico. O no.


Porque más allá del ruido y el fanatismo que despiertan estas dudas nunca aclaradas (aunque siempre alimentadas) por Marvel, Sin camino a casa es un film que viene a marcar un punto y aparte en el UCM y en el Spider-Man de Tom Holland. En el UCM, porque le otorga al concepto del Multiverso el peso específico (visual y, sobre todo, emocional) que habían dejado entrever las series de Loki y What If…? Principalmente, por hacer lo que ya habían hecho la película animada Spider-Man: Un nuevo universo y el evento televisivo de la Distinguida Competencia: Crisis en Tierras Infinitas. Darle carnadura existencial al recurso técnico de los universos paralelos; y forjar un sólo lienzo narrativo metaficticio con las pasadas vidas audiovisuales de la licencia. Y para eso, ahí están (ahí brillan) Willem Dafoe y Alfred Molina, recordándonos lo buenas que fueron las dos primeras películas de la trilogía dirigida por Sam Raimi; y Jamie Foxx, confirmando lo buenas que podrían haber sido las dos entregas de Marc Webb, si no la hubiera pifiado tanto con el registro elegido (ver aquí y aquí).


Pero lo más importante, sin dudas, es el impacto que el film guarda para el arácnido de Tom Holland. Por fin, Spider-Man asume la gran responsabilidad que conlleva su gran poder. Como en los mejores cómics de Stan Lee y John Romita, el superhéroe demuestra que ya no necesita tutores de ningún rango (tecnológico o místico) para re-afirmarse en sus convicciones, plantarse de igual a igual ante cualquier Vengador y hacer valer su cosmovisión de las cosas. Tomando los riesgos que tenga que tomar, pagando los costos que tenga que pagar; y aprendiendo a vivir con las consecuencias de sus actos.


Tan entretenida como innecesariamente extensa, Spider-Man: Sin camino a casa no tiene sorpresas. Es la película que se esperaba que fuera. Épica, melodramática, empática y emotiva, entrega (para bien de algunos, para mal de otros) aquello que se estaba esperando de ella. Conviene quedarse hasta el final, porque hay escenas post-créditos. Y lo que se viene, promete ser muy interesante.
Fernando Ariel García

WHAT IF…?: MULTIVERSO PARA TODOS (Y TODAS)

What If…? Director: Bryan Andrews. Protagonistas: Jeffrey Wright (Watcher), Hayley Atwell (Peggy Carter / Capitana Carter), Chadwick Boseman (Star-Lord T'Challa, Pantera Negra), Benedict Cumberbatch (Dr. Stephen Strange / Supremo Doctor Strange), Chris Hemsworth (Thor), Sebastian Stan (Bucky Barnes / Soldado del Invierno), Michael B. Jordan (Killmonger), Samuel L. Jackson (Nick Fury), Ross Marquand (Ultron, Johann Schmidt / Red Skull), Paul Bettany (J.A.R.V.I.S. / Vision), Jeremy Renner (Clint Barton / Hawkeye), Mark Ruffalo (Bruce Banner / Hulk), Tom Hiddleston (Loki), Paul Rudd (Scott Lang / Ant-Man), Evangeline Lilly (Hope van Dyne / Wasp), Michael Douglas (Hank Pym / Ant-Man), Lake Bell (Natasha Romanoff / Black Widow), Mick Wingert (Tony Stark / Iron Man), Hudson Thames (Peter Parker / Spider-Man), Alexandra Daniels (Carol Danvers / Capitana Marvel), Josh Keaton (Steve Rogers / Capitán América), Don Cheadle (James Rhodes), Josh Brolin (Thanos), Benicio del Toro (El Coleccionista), Kurt Russell (Ego), Karen Gillan (Nebula), Seth Green (el pato Howard), Natalie Portman (Jane Foster), Emily VanCamp (Sharon Carter), Clark Gregg (Phil Coulson), Dominic Cooper (Howard Stark), Stanley Tucci (Abraham Erskine), Toby Jones (Arnim Zola), Michael Rooker (Yondu Udonta), Danai Gurira (Okoye), Jaimie Alexander (Sif), Rachel McAdams (Christine Palmer), Benedict Wong (Wong), Tilda Swinton (Anciana), Jon Favreau (Harold "Happy" Hogan), Angela Bassett (Ramonda), Andy Serkis (Ulysses Klaue), Kat Dennings (Darcy Lewis), Jeff Goldblum (Grandmaster), Cobie Smulders (Maria Hill), Frank Grillo (Brock Rumlow), Taika Waititi (Korg), Neal McDonough (Dum Dum Dugan), Georges St-Pierre (Batroc), Fred Tatasciore (Drax), Brian T. Delaney (Peter Quill), Stephanie Panisello (Betty Ross); Mike McGill (Thaddeus Ross), Kiff VandenHeuvel (Obadiah Stane), Beth Hoyt (Pepper Potts), Ozioma Akagha (Shuri) y Cynthia McWilliams (Gamora), entre otros. Guionistas: A. C. Bradley y Matthew Chauncey, basado en el concepto desarrollado por Roy Thomas para los cómics de Marvel. Marvel Studios. Diseñadora de personajes: Amelia Vidal, entre otros. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: Disponible en Disney+ desde el 11 de agosto de 2021.


Digamos que si Loki definió (no sólo) teóricamente de qué se trata el Multiverso, los nueve episodios de What If…? vienen a experimentarlo de manera práctica. Sobre todo, teniendo en cuenta el peso gravitatorio que el concepto va a tener en Spider-Man: Sin camino a casa y la futura Doctor Strange in the Multiverse of Madness. Algo que, dicho sea de paso, los veteranos lectores de los cómics de la Casa de las Ideas manejan de taquito.


Pero como los realizadores de Marvel Studios saben que sus películas y series son consumidas por muchos más espectadores que lectores de cómics, escogieron (de manera acertada, creo yo) explicarlo todo de manera tan efectiva como narrativa, generando una serie visualmente impactante que deja lo importante en claro: Donde el Universo Cinematográfico Marvel (UCM) es una concatenación de hechos concretos, el Multiverso funciona como un ramillete infinito (y paralelo) de posibilidades.


Aclarado esto, la figura gravitatoria del Watcher pasa a funcionar como anfitrión y sistematizador externo de cada variante que anda dando vueltas por ahí. La única condición que le viene impuesta (quién sabe por quién) es la de observar sin intervenir. Ley que, obviamente, en algún momento tendrá que ser puesta a prueba, para que la serie cierre un arco argumental y no se quede en un compilado de historias sueltas. Mientras tanto, tendremos la posibilidad de seguir las versiones alternativas de algunas instancias cruciales del UCM, acontecidas de manera similar pero divergente a las que conocemos.


¿Qué pasaría si Peggy Carter se transformara en la primera Vengadora, ocupando el lugar que le hubiera correspondido a Steve Rogers? ¿Qué si T’Challa fuera elegido para ser Star Lord, en lugar de Peter Quill? ¿Qué si los Vengadores hubieran muerto antes del ataque a la ciudad de Nueva York por parte de Loki? ¿Qué si el Doctor Strange perdiera algo mucho más importante que sus manos en el accidente automovilístico que le cambió la vida? ¿Qué si Killmonger evitara que Tony Stark se convierta en Iron Man? ¿Qué si Thor fuera sólo un boludón grandote y malcriado? ¿Qué si Ultrón le ganara a los Vengadores? Son algunas de las preguntas que irá respondiendo la serie, pero con altibajos.


Algunos capítulos están más logrados, generan una vuelta de tuerca realmente interesante. Otros son un choreo que se apoya, sabiamente, en las virtudes del diseño gráfico y el talento vocal de los actores originales. El final me resultó un tanto pretencioso, armado para justificar la interacción de las variantes como licencia propia. Y está el capítulo de los Marvel Zombies, un sentimiento propio, una experiencia aparte; y el piloto para una nueva serie.
Habrá segunda temporada.
Fernando Ariel García

sábado, 11 de diciembre de 2021

PEARL HARBOR: HISTORIA ANTIGUA, HISTORIETA VIEJA

Commando Nº 5497. Guion: Ferg Handley. Dibujos: Morhain y Defeo. Portada: Keith Burns. DC Thompson & Co. Ltd. Reino Unido, 7 de diciembre de 2021.


Hace 80 años, el 7 de diciembre de 1941, la Armada Imperial japonesa atacó la base naval de los Estados Unidos en Pearl Harbor, Hawái. Con las primeras luces de la mañana, más de 300 aeronaves (entre cazas de combate, bombarderos y torpederos) dañaron y/o hundieron un centenar de naves estadounidenses atracadas en el puerto, matando en el camino a más de 2400 personas, entre militares en servicio y personal civil, dejando heridas a más de 1000. La mayoría de los historiadores coincide en que la agresión pretendía ser una acción preventiva, que intentaba evitar la intervención de la flota estadounidense en la campaña militar del Imperio del Japón contra las posesiones del Reino Unido, Francia, Holanda y los EE.UU. en el sureste asiático. El resultado, hoy harto conocido, fue la efectiva entrada de los EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial.


Con un timing perfecto e impecable, la veterana revista británica Commando, que desde hace 60 años viene publicando un cómic bélico autoconclusivo cada semana, distribuyó el pasado 7 de diciembre este Pearl Harbor guionado por Ferg Handley y dibujado por nuestro Morhain (+ Defeo). Si bien el ataque a la base naval ocupa el cuerpo principal de la aventura, las primeras páginas se toman el trabajo de contarnos la historia personal de Jimmy Steele, un fumigador de Ohio que, por esas cosas de la vida y su odio hacia los nazis, termina siendo piloto e instructor de la Real Fuerza Aérea británica, la tan mentada RAF. Experiencia que lo depositará en Pearl Harbor, justo para formar parte del “día de la infamia”, como terminó bautizándolo Franklin Delano Roosevelt.


Tengo que ser honesto. No me gustan nada las historietas de Commando, ambientadas principalmente en los diferentes escenarios de la Segunda Guerra Mundial. Las encuentro peyorativamente populares, ideológicamente arcaicas y maniqueas a más no poder. Exaltan valores eurocentristas y defienden posturas supremacistas. Sus héroes son clásicos representantes del paternalismo más rancio, construidos en base a una masculinidad tóxica, que encuentra en la acción bélica la única validación para su hombría conservadora; y la justificación necesaria para cosificar y estigmatizar al enemigo. Sus cómics pueden ser modelos 2021, pero están realizados tal como se hubieran hecho hace sesenta años. Y en este caso puntual, el ataque a Pearl Harbor no parece una tragedia, sino una estudiantina donde se pueden poner a prueba las condiciones morales occidentales y efectivizar la venganza sobre un puñado de viciosos deshumanizados. Como siempre, Commando sigue confundiendo la historia antigua con la historieta vieja.
Fernando Ariel García

lunes, 6 de diciembre de 2021

INMORTAL: EFECTOS MECÁNICOS MATAN EFECTOS VISUALES

Inmortal. Director: Fernando Spiner. Protagonistas: Belén Blanco, Daniel Fanego, Diego Velázquez, Analía Couceyro y Patricio Contreras, entre otros. Guionistas: Fernando Spiner, Eva Benito, Pablo De Santis. Boya Films. Argentina, 2020. Estreno en la Argentina: 2 de diciembre de 2021.


Cuando en 1998 vi La sonámbula, salí del cine completamente extasiado. La película de Fernando Spiner me confirmaba que aquí en la Argentina también podía hacerse el tipo de ciencia-ficción que a mí más me gustaba y me gusta. El de la especulación científica con impronta e identidad nacional, capaz de (re)crear una ciudad de Buenos Aires con todos sus tópicos y locaciones, pero corrida del racional eje cotidiano. Un paso adelante de la línea de lo extraño, lo inquietante, lo imprevisible, lo probable. Un estado de duermevela entre el realismo y el fantástico, habitado por nuestra coyuntura social, política y cultural. Un espacio conocido y reconocible, pero colonizado por lo extraordinario.


Inmortal vuelve a reafirmar el talento y la capacidad narrativa de Spiner para la apropiación de los cánones del género, a la hora de producir la más interesante incomodidad que pueda atravesar al espectador. Sobre todo, porque logra articular las lógicas de la distopía y la ucronía al ensamblar una sucesión de hechos posibles (que no han sucedido) en la escala de necesaria credibilidad argentina para que el presupuesto ficticio no estalle en diez mil pedazos antes de saltar al vacío del ridículo.


En la Buenos Aires del final macrista, conviven (sin que nadie se entere) dos universos paralelos: uno en estado de descomposición simbólica; y otro en estado de construcción concreta. El primero es la realidad que nos rodea y nos imprime ritmos, humores y actividades. El segundo recibe el nombre de Leteo; y es una especie de dimensión comercial creada por la industria de la ciencia para que los muertos puedan continuar con su vida después de morir. Hay una cuestión sucesoria, mínima, que disparará la acción. Pero lo importante pasa por ver cómo se tramita el duelo y la ausencia a ambos lados de la grieta entre el más acá y el más allá. Y a dónde nos terminará llevando la tensión que se produce al cruzar de un lado al otro.


El único problema que no logra salvar el film está en la convivencia visual de la realidad y Leteo. La primera, marcada por el estético ojo clínico del director, encuentra lo fantástico en los diseños circulares y cruzados de las autopistas, en las calles vacías del microcentro porteño, en la pomposa (y algo degradada) arquitectura de la ciudad, en el esqueleto fabril del conurbano bonaerense, exaltando aquello que no vemos al mirar. Leteo, al contrario, armada digitalmente con retazos yuxtapuestos de Buenos Aires, no encuentra la identidad sobrenatural que su naturaleza reclama, exige y pretende mostrar. En este duelo discursivo de Spiner, lo artesanal se impone a lo tecnológico; y los efectos mecánicos siempre triunfan sobre los efectos visuales. Como si la inmortalidad viniera ganada por el talento y no por la cantidad (y calidad) de los recursos disponibles.
Fernando Ariel García

jueves, 11 de noviembre de 2021

EL RESCATE: TIROS, LÍOS Y COSHA GOLDA

El rescate. El día de la redención. Director: Hicham Hajji. Protagonistas: Gary Dourdan, Serinda Swan, Andy García, Brice Bexter, Ernie Hudson, Martin Donovan, Robert Knepper, Samy Naceri, Yassine Azzouz, Lilia Hajji y Brahim Rachiki, entre otros. Guionistas: Hicham Hajji, Lemore Syvan, Samy Chouia. Voltage Pictures / H Films / Buffalo 8 Productions. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 11 de noviembre de 2021.


El largo trayecto por un entorno árido, pesado y desierto que, de repente, desemboca en una pesadilla. La secuencia de los títulos iniciales de El rescate. El día de la redención (Redemption Day) viene como anillo al dedo a la hora de definir el balance final de este ambicioso film de Hicham Hajjii, primer marroquí/árabe en escribir, producir y dirigir un largometraje de Hollywood. Un logro más que interesante que, lamentablemente, queda totalmente deslucido por los pobrísimos resultados artísticos alcanzados.


El rescate es la típica película patriotera yanqui, protagonizada por un forzudo marine, héroe de la guerra de Siria, capaz de detener solito cualquier avanzada terrorista y justificar, de paso, la injerencia norteamericana en Medio Oriente. Cuna de gordos pozos petroleros cuyo manejo quieren asegurarse la CIA y las grandes empresas del sector, que a veces parecen ser lo mismo y otras veces lo son.


El negocio del crudo y su relación con la política exterior USA, por supuesto, dice presente en el argumento. Al igual que los sueños totalitarios de un grupo terrorista que quiere llamar la atención de Isis copiando sus modos violentos y brutales de acción, pero con un patetismo tragicómico que los hace lucir bastante ridículos y sobreactuados. En el medio, el marine heroico, traumado por sus vivencias bélicas, que deberá volver a la frontera entre Marruecos y Algeria si quiere rescatar con vida a su esposa.


Para ser un thriller de espionaje internacional, al film le falta suspenso, intriga y sorpresa. Para ser una bélica, le faltan combates creíbles y pathos existencial. Para ser una de acción, le falta (mucha) acción y le sobran testosterona y movimientos físicos espasmódicos. Para ser un drama familiar, le falta empatía y le sobran lágrimas de cocodrilo. Para ser cine industrial del bueno, debería sacarse de encima tanto cliché, tanto estereotipo berreta y tanto tópico transitado en exceso. Sin todo esto, claro, estaríamos hablando de otra película. O, al menos, de una película.
Fernando Ariel García

miércoles, 10 de noviembre de 2021

DIOS MÍO, ¿Y AHORA QUÉ HEMOS HECHO?: LOS UNOS SIN LOS OTROS

Dios mío, ¿y ahora qué hemos hecho? Director: Philippe de Chauveron. Protagonistas: Christian Clavier, Chantal Lauby, Ary Abittan, Medi Sadoun, Frédéric Chau, Noom Diawara, Frédérique Bel, Julia Piaton, Émilie Caen, Élodie Fontan, Pascal Nzonzi, Salimata Kamate, Tatiana Rojo, Claudia Tagbo, Hedi Bouchenafa, Loïc Legendre, Patson, Gilles Cohen, Philippe Beglia, Marie-Hélène Lentini, Michel Emsalem, Christelle Burger y Matthieu Burnel, entre otros. Guionistas: Philippe de Chauveron y Guy Laurent. Les Films du 24 / Les Films du Premier / TF1 Films Production. Francia, 2019. Estreno en la Argentina: 4 de noviembre de 2021.


No vi la primera película de la saga, Dios mío, ¿qué hemos hecho?, el gran suceso cómico del cine galo de 2014. Pero, la verdad sea dicha, al encarar la secuela uno enseguida entiende de qué va la cosa. Asentados en medio de la campiña francesa, los Verneuil son un acomodado matrimonio burgués, católico y apegado a la tradición gaullista más acérrima. A la fuerza, por lo que parece, tuvieron que superar sus prejuicios más conservadores, ya que sus cuatro hijas han contraído matrimonio con descendientes de inmigrantes, de diferentes etnias y distintas religiones. Una se casó con un musulmán, otra con un judío sefaradí, la tercera con un chino budista; y la última con un africano nacido en Costa de Marfil.


Cinco años después, con la familia viviendo en plena armonía e integración multicultural, Dios mío, ¿y ahora qué hemos hecho? (Qu'est-ce qu'on a encore fait au bon Dieu?) pone a los Verneuil frente a una nueva situación límite: Las cuatro hijas (y sus familias, obviamente) planean irse a vivir fuera de Francia. Los motivos (que no vienen al caso) son variados, pero podríamos decir que tienen que ver con la posibilidad de realizarse a nivel personal y de crecer en el ámbito profesional.


Con gags más simpáticos que graciosos, el film de Philippe de Chauveron seguirá los intentos del matrimonio para evitar la partida de hijas, yernos y nietos. El humor, utilizado como vehículo crítico para el abordaje de la naturaleza racista que sustenta la idea de superioridad francesa, aparece como elemento catártico del proceso de construcción de una nueva identidad de clase, en tiempos signados por los movimientos migratorios. Una resistencia cultural que la película sitúa específicamente en los personajes más veteranos de la familia ampliada, anclada en cerrados valores tradicionales, más por costumbre que por convicción.


Por supuesto, Francia será el lugar ideal para cerrar cualquier grieta generacional, incluida ahora la del matrimonio igualitario. El discurso del film busca revalidar la vigencia del lema oficial de la República: Liberté, égalité y fraternité para todos, sin importar credo, raza ni opción sexual. Un ideal que parece posible y probable en la clase más alta y privilegiada, que es aquella que el director retrata con cariño y comprensión. No gozan de esa suerte los refugiados y los descendientes de inmigrantes que forman parte de la clase trabajadora, enfrentados a constantes problemas de vivienda, empleo y acceso a la salud. De manera simbólica (¿sin habérselo propuesto?), Chauveron consiguió reflejar la brutal y obscena desigualdad que determina la estratificación social gala contemporánea: Los unos sin los otros. Pero eso, claro, no llama a la risa.
Fernando Ariel García

miércoles, 3 de noviembre de 2021

ETERNALS: TODO PARA TRIUNFAR

Eternals. Directora: Chloé Zhao. Protagonistas: Gemma Chan (Sersi), Richard Madden (Ikaris), Kumail Nanjiani (Kingo), Lia McHugh (Sprite), Brian Tyree Henry (Phastos), Lauren Ridloff (Makkari), Barry Keoghan (Druig), Don Lee (Gilgamesh), Salma Hayek (Ajak), Angelina Jolie (Thena) y Kit Harington (Dane Whitman), entre otros. Participación especial de David Kaye (voz del Celestial Arishem), Bill Skarsgård / Arie Dekker (Kro, líder de los Deviantes), Patton Oswalt (Pip el Troll) y (no vamos a spoilear nada, aunque ya salió por todos lados) como Eros / Starfox. Guionistas: Chloé Zhao, Patrick Burleigh, Ryan Firpo y Kaz Firpo, basado en el cómic The Eternals (1976), creado por Jack Kirby. Marvel Studios. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 4 de noviembre de 2021.


Un grupo de diez superhéroes con cupo femenino del 50 por ciento. Una latina que oficia de líder, una de ascendencia asiática, una yanqui típica, una afroamericana sorda interpretada por una afroamericana sorda; y una que representa el estándar hegemónico de belleza renacentista. Del lado masculino, un modelo de galán rudo y tierno, uno de ascendencia pakistaní, un afroamericano gordo y gay; y un caucásico con pinta de nerd. Si una película representa a la perfección el ideal inclusivo de la actual corrección política, es ésta Eternals de Marvel. Sobre todo, porque, si bien ninguno de estos seres todopoderosos ha nacido en el planeta Tierra, todos (algunos más que otros, es cierto) han llegado a autopercibirse como seres humanos. Y eso es lo que más le importa a la trama.


La película de la oscarizada Chloé Zhao arranca siguiendo, en líneas generales, la premisa original del cómic que marcó el regreso del Rey Jack Kirby a la Casa de la Ideas. Un pastiche fantacientífico influido por la literatura especulativa de Erich von Däniken (¿alguien se acuerda del best-seller Recuerdos del futuro?), donde los grandes progresos de la humanidad en la era antigua, habrían sido administrados y/o provocados por la injerencia de avanzada vida inteligente extraterrestre en nuestro planeta. En el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), ese rol le cabe a los Eternals.


Por suerte, Zhao se queda sólo con la premisa del cómic de Kirby. Porque, la verdad sea dicha, The Eternals fue (y sigue siendo) una de sus obras más ambiciosas y menos logradas. En algún momento del metraje, la directora de Nomadland sacude la estantería, cambia las reglas del juego y mejora notoriamente la propuesta primigenia. Dejando el humor en cómodo segundo plano, desarrolla una serie de cuestiones filosóficas mucho más compleja e interesante que la lucha por la supervivencia. Y se anima a plantear situaciones que el UCM no había tocado. Hasta ahora.


La construcción de una identidad queda en el centro de la escena. Y a su alrededor, se van concatenando distintas instancias que refieren, de manera aleatoria, al uso arbitrario de la fuerza como abuso de una posición dominante, la naturaleza tóxica de determinados liderazgos, la obediencia debida, las mentiras que oculta cualquier historia oficial travestida de palabra santa. Todo planteado como pequeñas escaramuzas que van a desembocar en la gran guerra final: El duelo definitorio entre la doctrina del destino manifiesto y el principio del libre albedrío.


En el medio, grandes secuencias de masas coreografiadas con buen gusto y precisión suiza, batallas monumentales con increíbles efectos visuales, momentos de poética introspección que se animan a bucear en el sentido de la melancolía, pasos de comedia musical, canciones de Pink Floyd, BTS y Lizzo. Con todas las fichas puestas a ganador, lo increíble es que Zhao haya parido una película larguísima y aburrida, tediosa y pesada, insoportable por momentos. Un film que le hace honor al nombre. Eternals no sólo es eterna, lo peor es que se hace eterna. Al divino botón.
Fernando Ariel García

martes, 2 de noviembre de 2021

EL CASO COLLINI: EL HUEVO DE LA SERPIENTE

El caso Collini. Director: Marco Kreuzpaintner. Protagonistas: Elyas M'Barek, Alexandra Maria Lara, Franco Nero, Heiner Lauterbach, Stefano Cassetti, Manfred Zapatka, Jannis Niewöhner y Rainer Bock, entre otros. Guionistas: Robert Gold, Jens-Frederik Otto y Christian Zübert, basado en la novela homónima (2011) de Ferdinand von Schirach. Constantin Film / SevenPictures Film / Mythos Film / Rolize GmbH & Co. Alemania, 2019. Estreno en la Argentina: 28 de octubre de 2021.


Empieza la película y al toque uno ya sabe para dónde va a rumbear. El asesinato de un emblemático hombre de negocios alemán, a manos del silencioso italiano de apellido Collini (un Franco Nero que se los come a todos a fuerza de miradas y gestos tan ásperos como contenidos), viene gritando a los cuatro vientos que el oculto motivo tiene que estar emparentado con el momento más oscuro, aberrante y condenado de la historia germana contemporánea: El nazismo, los crímenes de guerra y la reinserción de los jerarcas nazis menos conocidos en las distintas capas de la moderna sociedad alemana.


Demorarse cerca de medio metraje para llegar a este punto es el mayor pecado de El caso Collini (Der Fall Collini), film de Marco Kreuzpaintner que adapta el homónimo best-seller del escritor y jurista Ferdinand von Schirach. Es cierto que necesita presentar a los personajes principales para hacernos empatizar con sus historias, sus causas y sus decisiones, sobre todo porque los lazos que los unen (y separan) son los que conforman el nudo emocional que evita que la película sea sólo la lectura de uno (o varios) expedientes procesales.


Porque El caso Collini es, principalmente, la puesta en escena de un drama judicial resuelto, como corresponde, en las salas de un tribunal de Justicia. Ámbito burocrático dónde se llevará a cabo el duelo, real y simbólico, entre un joven abogado principiante, idealista y preocupado por dictar Justicia; y un leguleyo veterano, ya hecho y derecho en los negocios afines a los acuerdos extrajudiciales, ocupado en hacer cumplir la Ley. En el medio, el asesinato que hecha a rodar la imparable bola revisionista y todos los giros administrativos que uno pueda imaginarse.


Lo más interesante de El caso Collini es que, en el momento en que todo corre riesgo de quedarse anclado en la previsibilidad del thriller legal narrado de manera clásica, sólida y muy convincente, el quid de la cuestión salta de la responsabilidad personal a la colectiva. Y ahí hace estallar una serie de planteos éticos y morales que contienen y sobrepasan los alcances puntuales del caso en cuestión. ¿Cuál es el límite entre la culpa y la responsabilidad? Y, en consecuencia, ¿cómo se castiga a una generación de culpables cuándo esa misma generación de culpables es la responsable por el dictado de las leyes que deben garantizar la Justicia a las víctimas y sus deudos?


Aceptando la culpabilidad de Collini, pero haciendo valer el derecho a su legítima defensa y al sanador valor absoluto de la Verdad, del careo entre estas dos monstruosidades incomparables entre sí, debería salir a la luz una sentencia reparadora para las víctimas del nazismo, aunque su condición de víctima nunca justifique su metamorfosis hacia la figura de victimario. Pero, ¿qué pasaría si esa transición fuera el resultado no deseado de un proceso espúreo de desnazificación de las estructuras del Estado? ¿Es posible que la propia Justicia haya garantizado la impunidad del nazismo remanente en Alemania? ¿Será ese el huevo de la serpiente de las nuevas ultraderechas europeas? El caso Collini se anima a responder esas preguntas. Lástima que tarde tanto en asumir su condición de gran película.
Fernando Ariel García

miércoles, 27 de octubre de 2021

TERREMOTO 8.5: GEOPOLÍTICA DEL CAOS

Terremoto 8.5. Directores: Kim Byung-seo y Lee Hey-jun. Protagonistas: Ma Dong-seok, Lee Byung-hun, Ha Jung-woo, Jeon Hye-jin, Bae Suzy y Robert Curtis Brown, entre otros. Guionistas: Kim Byung-seo, Kim Tae-Yoon, Kwak Jeong-deok y Lee Hey-jun. CJ E&M / Dexter Studios / Perfect Storm Film. Corea del Sur, 2019. Estreno en la Argentina: 28 de octubre de 2021.


Este sí que es un caso de timing perfecto. A poco más de un mes de la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla española de La Palma, cuando nos siguen asombrando las imágenes de esas devastadoras coladas de lava incandescente desembocando en el Atlántico después de carbonizar el suelo a su paso, llega a los cines argentinos este tanque surcoreano del 2019. Una película que trata justamente de un volcán que, después de estar inactivo cerca de mil años, entra en violenta erupción y pone en peligro de desaparecer a toda la península coreana.


El título argentino, Terremoto 8.5, es un poco engañoso. Y me parece que viene puesto para intentar capitalizar la inmanencia en el inconsciente colectivo del clásico de todos los clásicos del cine catástrofe, el Terremoto de 1974 con Charlton Heston, Ava Gardner, Walter Matthau y un larguísimo etcétera de primeras figuras. Porque si bien el terremoto está presente durante todo el metraje del film hecho a cuatro manos por Kim Byung-seo y Lee Hey-jun, el eje dramático pasa por el acontecimiento volcánico, no por el movimiento sísmico derivado del mismo.


Por eso la película se titula, en su coreano original, Baekdusan, en referencia al Monte Baekdu, el más alto de la República Democrática Popular de Corea, enclavado justo en el límite fronterizo entre Corea del Norte y la República Popular China. Un lugar venerado por los pobladores locales, ya que la narrativa mitológica local le atribuye al monte no sólo el origen del pueblo coreano, sino la representación de su espíritu identitario, fuente de innumerables leyendas, canciones, relatos orales y escritos.


Que semejante representación mítica de la vida aparezca reconvertida en mensajera de la muerte incandescente para toda la península, dota al metraje de una carga simbólica que a nosotros nos pasa de largo, ocupados como estamos siguiendo las imágenes impactantes por la escala de semejante destrucción masiva. Y si el cataclismo es la lujosa vestimenta elegida por la trama para tenernos enganchados durante más de dos horas, es porque la historia que se nos cuenta tiene mucho de previsible y bastante poco de original. Cuestiones personales entrelazadas con los acontecimientos naturales. Personajes opuestos que se hermanan hasta conseguir la estatura de héroes. Mucha pose con exceso de testosterona y humor tonto puesto en el momento necesario para aflojar tensiones. Si fuera una peli yanqui, Bruce Willis y Dwayne Johnson entraban de taquito.


Lo más interesante, para mí al menos, está en el costado geopolítico que pone a rodar este Terremoto 8.5, poniendo en escena la injerencia estadounidense junto con la injerencia china sobre la necesaria (de acuerdo con la lógica argumental) invasión surcoreana a Corea del Norte para una misión suicida con armas nucleares. Definitoria partida de ajedrez político, diplomático y militar, que mete más miedo que el volcán desbocado. Y promete ser más destructor que los ríos de lava mordiéndote los talones.   
Fernando Ariel García

sábado, 23 de octubre de 2021

RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS: EL FUEGO EN EL QUE ARDÍA

Retrato de una mujer en llamas. Directora: Céline Sciamma. Protagonistas: Noémie Merlant, Adèle Haenel, Luàna Bajrami, Valeria Golino, Christel Baras, Cécile Morel, Armande Boulanger y Michèle Clément, entre otros. Guionista: Céline Sciamma. Arte France Cinéma / Hold Up Films / Lilies Films. Francia, 2019. Estreno en la Argentina: 21 de octubre de 2021.


Vi Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu) el 6 de marzo de 2020. Lo recuerdo porque fue la última privada de prensa a la que asistí antes de que apareciera la pandemia y el posterior aislamiento social preventivo y obligatorio. Con todo cerrado, la excelente película de Céline Sciamma no pudo estrenarse en salas cinematográficas el 19 de marzo del año pasado. Y si hubo que esperar diecinueve meses para poder verla en pantalla grande, es porque este film brillante y urgente merece ser visto así, en pantalla grande, arropado por la previa liturgia cinematográfica correspondiente.


Estamos en la Bretaña francesa de 1770. Y seguimos los pasos de una joven pintora que debe hacer, en secreto y en soledad, el retrato matrimonial de otra joven, que acaba de dejar el convento y no quiere contraer matrimonio. Observándose de día y recreándose de noche, entre las dos mujeres va apareciendo algo completamente prohibido en ese entonces, en esos lugares y en esas pertenencias sociales.


La fuerza del viento en playas frías, agrestes y desoladas. El vaivén de las olas que avanzan sin pedirle permiso a la arena, antes de regresar a su núcleo acuoso de confort. El crepitar de los leños prendidos en la noche más oscura. Todos signos, poéticas metáforas que van construyendo el camino irrefrenable de la atracción, del deseo, de la pasión que se abre paso frente a cualquier imposición social o religiosa. La consumación gloriosa de la libertad, aunque eso implique un probable final trágico para las involucradas.


Lo más interesante de Retrato…, me parece, es que no se asume como una historia de amor lésbico, sino como una historia de amor. Una novela romántica decimonónica que, con inteligencia, con sensibilidad y mucha emoción, desmenuza el imaginario patriarcal, machista y heteronormativo que está siendo desarticulado (de a poco, es cierto) en los tiempos contemporáneos al espectador. Un juego de espejos sutil, brutal, contundente. Un melodrama erótico moderno y de época, que confirma cierta inercia cultural que arrastra el paso del tiempo. Y lo logra con una belleza plástica que duele. Y también reconforta.
Fernando Ariel García

lunes, 18 de octubre de 2021

IN MEMORIAM: ROBIN WOOD (1944-2021)

Errante sumerio. Apache blanco. Jenízaro negro. Verdugo de mutantes y vampiros. Agente secreto (irlandés y letal, argento y un poco chanta). Soldado de la Legión Extranjera. Bárbaro atlante. Azote de la mafia. Periodista de la editorial Palomita. No sólo fue todo eso (y mucho más), sino que nos hizo serlo con él. Ayer murió Robin Wood y hoy el mundo de la historieta se despertó un tanto más vacío de ideas, huérfano de fantasías, profundamente triste. En su memoria y celebrando la vigencia de su obra, reproducimos esta entrevista que apareció publicada en SONASTE MANECO Nº 13, con motivo de los 40 años de Nippur, en febrero de 2008.
Por Fernando Ariel García


Siempre se dijo que quería ser dibujante de historietas, no guionista. Si es así, ¿cómo fue que terminó convertido en uno de los autores fundamentales de la Editorial Columba? ¿Tenía conocimientos del manejo técnico del guion o los fue aprendiendo y desarrollando sobre la marcha?
Mi vida de guionista nunca se ha separado mucho de mi vida de vagabundo impenitente, que ya lleva décadas y aún no ha cesado. ¿Cómo empecé a trabajar en el mundo de la historieta? Aquí entra el tema de mi caótica vida. Hijo natural, a los doce años trabajé en el desierto, en la Ruta Transchaco. Y luego estuve cuatro años como obrajero en el Alto Paraná. Era un verdadero psicópata lector de todos los libros que me caían en la mano. De hecho, a los ocho años leí Todos los hombres son mortales de Simone de Beauvoir. Creo que nunca empecé a trabajar en el mundo de la historieta, sino en el de la fantasía. Soy irlandés de origen y aunque ello no sea una justificación per se, puede considerarse una raíz. “Esa raza de locos cuyas canciones son siempre tristes y sus combates son siempre alegres”, se dice de nosotros.

Homenaje de Carlos Gómez a Robin Wood

Quise ser dibujante sin aceptar que no tenía el menor talento para ello. E iba a Bellas Artes (que en mi caso no eran ni bellas ni artes) y allí conocí a Luis Lucho Olivera, un verdadero genio con el cual nos pasábamos horas hablando de la historia de Sumeria, la civilización del 5 mil antes de Cristo. Lucho se convirtió en una estrella y yo en un estrellado. Pasé años trabajando en fábricas y viviendo en miserables pensiones con cuatro camas por cuarto. Un día Lucho me confió que estaba desesperado por la baja calidad de los guiones que recibía; y sabiendo que yo de adolescente había ganado dos premios literarios, me pidió un guion. Lo hice y se tituló Historia para Lagash. Y allí nació un mítico guerrero llamado Nippur. No tenía ningún conocimiento técnico y tuve que aprender sobre la marcha la fusión de textos y dibujos. Por eso me llevó un buen tiempo superar el exceso literario que primaba en mis primeras historietas.


Gran parte de sus trabajos tienen una fuerte presencia del hecho histórico, sea una revolución, una guerra, un tipo específico de cultura, personalidad o situación que jalonó, de alguna manera, el progreso de la humanidad y el discurso conocido de la Historia. ¿Se trata de alguna pasión personal, de imposiciones editoriales o de causas fortuitas?
La influencia de la Historia o de esas situaciones que la jalonaron se debe, efectivamente, a mi gran pasión por la Historia. Pero la Historia real, no la desabrida de las escuelas ni la visión politizada donde todos son buenos o malos. Me gusta la historia humana y escarbar en ella. Al hacerlo, uno siempre se lleva sorpresas. En mis primeros tiempos en Columba, escribí muchos unitarios acerca del Descubrimiento de América; y también de las guerras de independencia y civiles por las razones que expuse antes: Pasión por la historia real. Y Columba me daba absoluta libertad para elegir mis temas.


¿O sea que Nippur surgió de su amor puntual por la sumeriología?
Surgió por mi pasión y por la de Lucho Olivera. No puedo decir que quisiéramos hacer algo diferente. Simplemente intentamos con aquello que nos complacía y así creamos a ese joven príncipe sumerio a quien las desgracias y las guerras convierten en un hombre amargado, al principio; y en uno más sabio y humorista después. Y que termina transformándose en una leyenda en el momento en que ya no lo desea.


Cuando Nippur se convirtió en un objeto de culto, creí que era por su heroicidad y valor, pero con el tiempo comprendí que lo era por su humanidad. Por esa humanidad que nace del dolor, del sufrimiento y también del amor hacia otros; y de los otros para con uno. Entonces, lentamente, comenzaron a aparecer otros personajes en su vida. Hattusil, el terrible jorobado y su mejor amigo. Karien, la amazona y madre de su hijo Hiras, el amado de los pájaros. Sargón, el rey que debe sacrificar su amistad por razones de estado. Y Ur-El, el gigante de Elam cuyo destino es morir en brazos de Nippur, cerrando así una amistad legendaria.


Algunas de sus primeras series (Nippur de Lagash, Dennis Martin, Jackaroe) nacieron como unitarios. ¿Cuándo se dio cuenta de que esos personajes podían soportar el peso de una cabecera propia sobre sus espaldas? ¿Fue una idea suya o de la editorial?
Es cierto, casi todas mis primeras series nacieron como unitarios. En esa época, yo era un debutante y aún no captaba el poder real de la historieta, pero la editorial me pidió que las continuara por el enorme impacto popular que habían alcanzado. Así comencé a experimentar con las series; y poco a poco comprendí que esa era la mejor manera de llegar a los lectores, de hacer que adopten a los personajes, que los quieran y que quieran seguirlos episodio tras episodio. Tengo una enorme colección de cédulas de identidad con nombres de personas reales que se llaman Nippur, Gilgamesh, Hiras, Jackaroe y Dago, por ejemplo. Hasta ese punto llega el cariño de los lectores por sus héroes.


Y cuando crea una nueva serie, ¿lo hace pensando en quién va a ser el encargado de dibujarla?
Sí. Cuando escribo, ya pienso en el dibujante. Cada dibujante tiene su potencial; y es ese potencial el que hay que explotar. Darle la oportunidad de lucirse en aquello que hace mejor. Es una cuestión de sentido común.


¿Y también piensa cuánto puede “durar” una serie? ¿Conoce de antemano cómo va a terminar?
Eso no. Nunca pienso en los finales de las series. A decir verdad, ni siquiera sé qué voy a escribir cuando empiezo un proyecto. No tengo ideas preconcebidas, ni plan ni sistema. Me siento a escribir y algo sale.


Por lo general, cuando se habla del “estilo Columba”, es inevitable referirse al abuso de la palabra impresa, sobre todo porque los textos de apoyo repetían aquello que mostraba el dibujo. Sin embargo, en sus trabajos, los textos de apoyo se dedicaban a comunicarle al lector los estados emocionales y/o las características psicológicas de los personajes, complementando así la acción gráfica. Por ser usted el referente más importante de Columba, ¿tenían sus guiones un tratamiento especial, gozaban de ciertas licencias creativas que el resto de las historietas no tenían?
La Editorial Columba siempre fue criticada. Por mil razones distintas, que a veces llegaban al ridículo. Columba era una empresa comercial y actuó como tal. Se la acusó de exceso de texto sin razonar que, cincuenta años atrás, ese era el estilo en boga. También se dijo que sus colores eran malos. Y a veces lo eran y otras no. Que su papel fuera de baja calidad y la impresión bastante pobre, también ocurría. Pero los críticos de Columba olvidan que Columba dio trabajo a generaciones de dibujantes. Los críticos criticaban, Columba daba trabajo, era así. 

Homenaje de Yildirim Orer a Robin Wood

Columba llegó a vender un millón de ejemplares por mes; y la mayor parte de su venta era en la campaña, el interior del país. Sé que este comentario mío alzará un bramido de la intelectualidad historietística, pero las historietas de Columba eran la historieta justicialista, la historieta peronista, la que llegaba a todos los sectores modestos. A los pobres, a los agricultores, a los gauchos y hasta a las clases cultivadas de Buenos Aires. Era la historieta que leía toda la Argentina. ¿No les parece eso un gran mérito?


Con respecto a mis guiones, simplemente gozaban de un tratamiento preferencial porque vendían. Y recuerden que yo trabajé con Columba dos años y luego me compré una mochila, una máquina de escribir portátil y un cuchillo de monte; y dejé la Argentina por veinte años, excepto algunas visitas esporádicas. Así que no tenía mucho tiempo para ser el servil de nadie.


Siempre me fascina que, más de treinta y cinco años después, mis detractores no se cansen del tema y sigan tan furibundos en sus ataques como el primer día. Lo más curioso es que ni siquiera conozco a la mayoría de esos buenos caballeros… y damas. ¿Qué es lo que tanto les ofende de mí? Yo encuentro todo esto más bien divertido y ligeramente ridículo.


Otro de los mitos instalados con respecto a su trabajo sostiene que, en su momento de mayor producción, a veces se tomaba un guion antiguo de alguna serie y se lo adaptaba a otra. Por ejemplo, un viejo capítulo de Nippur terminaba convertido en una nueva aventura de Jackaroe. ¿Es eso cierto?
Tomar viejos guiones, cambiarles los personajes y republicarlos. Tengo una sola respuesta a eso: He escrito cerca de 7 mil guiones de historietas y mi imaginación sigue galopando. Mis críticos no se rinden.


Pero sí es cierto que algunos antiguos episodios fueron redibujados y ofrecidos nuevamente al público lector. Me vienen a la cabeza ciertos Dennis Martin, Jackaroes y la saga vikinga de Harald, por ejemplo. Ya que no existían diferencias considerables en el guion, ¿a qué se debió esa decisión? ¿A falta de tiempo, de inspiración? ¿Premuras en las fechas de entrega impuestas por Columba?
Recuerden que el manejo de los dibujos, e incluso la modificación de algunas partes de los guiones, estaba en manos de la editorial. Yo me encontraba a treinta mil kilómetros, en la India o en Hong-Kong, no en una oficina de Columba. Además, nunca me inmiscuí en las decisiones de la editorial. Ellos hacían su trabajo. Yo, el mío.


En los años ‘70, Columba lanzó una nueva propuesta editorial, la “Colección Todo Color”. Que se trataba de una serie de revistas en formato comic-book (o mexicano, como se lo conocía en esos años), dedicadas a los personajes más populares de la editorial, entre los que se encontraba, obviamente, Nippur de Lagash. Esta es una de las etapas del personaje más recordada por los lectores, ya que contaba con el aporte gráfico de Ricardo Villagrán, cuya visión del Errante quedó instalada en el inconsciente colectivo como “la versión definitiva” del personaje, superando incluso la tarea realizada por Lucho Olivera en las páginas del D’artagnan. ¿Tiene alguna idea de por qué fue cancelada esa colección que, a priori, aparecía como un éxito comercial?
Lo único que sé es que yo no tuve nada que ver con el cierre. Fue una decisión de Columba. Yo estaba en algún lugar del mundo y ni me enteré de lo que estaban haciendo.


¿Cómo fue el pase a la italiana Eura? Es decir, al dejar de trabajar para Columba y asumir la propiedad de su trabajo, usted se convirtió en una especie de “proveedor” de la editorial argentina y dejó de ser un simple “empleado”. ¿Ese cambio de posiciones trajo aparejado también algún tipo de modificación en su sistema de trabajo? Me refiero a mayores libertades creativas y/o injerencia editorial sobre los contenidos.
El cambio de Columba a Eura fue colosal. De pronto no había censura y tenía una libertad absoluta para elegir los temas. Y los condimentos. A Dago, por ejemplo, que en ese entonces se encontraba atravesando una aventura en el Nuevo Mundo, pude incorporarle dosis de erotismo y violencia que dieron por resultado capítulos fascinantes, como el del saqueo de Roma, el del nacimiento del hijo de Dago y mil otros más que no vienen al caso. Lo mismo me ocurrió con Amanda, mi otra joya personal dibujada por Alfredo Faluggi, que se convirtió en uno de los grandes éxitos italianos, junto con el Dago de Carlos Gómez. Simplemente, con el pase a Eura se me abrieron horizontes infinitos.


¿Había tenido problemas con Columba? Le pregunto porque durante los ‘70, siendo usted el referente más importante de la editorial, colaboró esporádicamente con Record, firmando unitarios para Skorpio. ¿Estos trabajos perjudicaron su relación con Columba? ¿Y por qué no prosperó la relación comercial con Record?
Efectivamente. Durante los ’70 colaboré con Record, por interés. Columba tenía una estricta censura moral, cosa que no ocurría con Record. Y yo quería escribir sin trabas. Hice tres guiones para Record y luego lo dejé por discrepancias con Alfredo Scutti (dueño de la editorial). Nada grave, pero molestas. Además, yo viajaba otra vez a Europa. Así de simple.


Lo último. ¿Tiene algún plan para el futuro de Nippur?
Claro que sí. Me gustaría hacerlo en libros de tapas duras, a todo color y con nuevos dibujantes, que lo engrandezcan aún más, de ser eso posible. Después de todo, cómo dejar de lado a ese gigante tuerto que siempre tiene una carcajada a mano. O una espada, según demande la ocasión.