jueves, 15 de abril de 2010

THE PHANTOM: DEGENERACION EN GENERACION

Ya está. Casi tres horitas de aventuras divididas en dos jornadas. Ni tan malo como se esperaba a priori. Ni tan bueno como podría haber sido. The Phantom (2010), la miniserie de RHI Entertainment y SyFy Channel basada en el clásico cómic de Lee Falk, pasó sin pena ni gloria por la pantalla de la señal Studio Universal, subtitulada en castellano, dos meses antes de que se estrene en su país de origen. Nada que pueda considerarse un privilegio, por otra parte.
The Phantom no es ni Los Simpsons ni Dr. House. ¿Qué quiero decir con esto? Que no da ganas de volver a verla, menos aún de tenerla en la videoteca. Es TV de entretenimiento descartable, ese que se visualiza una vez y alcanza y sobra. No hay sutilezas, nada que pueda descubrirse en segundas miradas, ninguna escena que nos obligue a rebobinar. Está sobreactuada, tiene un argumento previsible y lineal, diálogos a punto de caer en lo ridículo y muchas poses rígidas que pretenden recibirse de actitud.
Una lástima, porque deja entrever algunas ideas más que interesantes si no hubieran sido desarrolladas de la manera en que se lo hizo. La premisa (puristas afuera) es la de aggiornar el mito del Fantasma a nuestros días. Tecnología de punta, aunque ello signifique arruinar el concepto gráfico de uno de los uniformes más simples y representativos de la historia de la historieta mundial. Y la lucha contra el crimen transformada en acciones de índole empresarial, con dos grandes conglomerados. El de los buenos, con sede en Bengala y bajo la tutela del Fantasma; y el de los malos, asentado en Suiza, con los viejos piratas de la Hermandad Singh reelaborados como sindicato mafioso bajo la figura legal de una multinacional comercial. Mirada reduccionista que termina anulando muchas de las lecturas que esta propuesta habilitaba.
El Fantasma de nuestros días, Kit Walker (Ryan Carnes), desconoce su verdadera historia. Con sus padres asesinados cuando era sólo un niño, creció en Nueva York sin saber que era adoptado y dedicando su tiempo libre a los estudios de abogacía y a las actividades de parkour, término francés que define a todo aquel individuo que anda saltando por entre las calles, los muros y los techos de la ciudad gracias a un notable entrenamiento entre acrobático y gimnástico. Teniendo en cuenta que una de las premisas básicas del Fantasma es el recambio generacional, es una pena que el pase de una a la otra haya sido realizada con tan poco vuelo creativo, de la manera más lisa, llana y fácil de adivinar.
Una vez terminada la preparación física, la iniciación incluirá el descubrimiento del amor en la figura de Renny Davidson (Cameron Goodman); de la lealtad en Guran (Sandrine Holt), enano en el cómic, esbelta fémina en la miniserie; y de la traición en el más cantado de los personajes (no digamos quién, por si alguien no llegara a descubrirlo de entrada). Para no perderse la onda generalizada, el líder de la Hermandad Singh, Raatib Singh (Cas Anvar) exhibe el necesario physique du rol árabe y una facilidad aterradora para caer en el mamarracho camuflado de locura.
Pero por suerte está el Fantasma, mezcla de Batman y Jason Bourne, con un uniforme que le otorga superfuerza y un alto grado de invulnerabilidad. Dos condiciones que le permitirán abortar el intento de asesinato de la única persona capaz de terminar pacíficamente con el conflicto palestino-israelí. Otra premisa interesante resuelta de manera ridícula, gracias a un control mental ejercido por los Singh mediante ondas especiales radiadas a través de las pantallas de la televisión por cable.
¿Ridícula?
Fernando Ariel García
The Phantom
EE.UU., 2010
Director: Paolo Barzam
Protagonistas: Ryan Carnes (Kit Walker/El Fantasma), Cas Anvar (Raatib Singh), Jean Marchand (Vandermaark), Cameron Goodman (Renny Davidson), Sandrine Holt (Guran) e Isabella Rossellini (Bella Lithia).
Guionistas: Daniel Knauf y Charles Knauf
Productor: Charles Knauf
RHI Entertainment / SyFy Channel

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