viernes, 5 de junio de 2015

ABZURDAH: MEJOR HABLAR DE CIERTAS COSAS

Abzurdah. Directora: Daniela Goggi. Protagonistas: Eugenia Suárez, Esteban Lamothe, Gloria Carrá, Rafael Spregelburd, Paula Kohan, Fernando Dente y Zoe Hochbaum, entre otros. Guionista: Alberto Rojas Apel, en base a la homónima novela de Cielo Latini. MYS Producción / HC Films / Telefé / Stadium / Control Media / Fénix Contenidos Audiovisuales. Argentina, 2015. 

Bienvenida Abzurdah, la película de Daniela Goggi que adapta el libro homónimo de Cielo Latini. Bienvenida porque hoy, como en aquel 2006 en que la autobiografía llegó a las librerías y a las casas de miles de adolescentes, vuelve a poner sobre el tapete el tema de los trastornos alimenticios, especialmente la anorexia. Y lo hace abordando (aunque no profundice lo suficiente) algunas de las situaciones previas que van pavimentando el camino hasta esa exagerada limitación en la ingesta de comida que, de no tratarse, termina en el cementerio.


Dicho esto, el estricto resultado artístico de la película se me hizo muy inferior a los logros obtenidos por fuera de lo cinematográfico. El problema principal de Abzurdah, me parece, está en su indefinición. No se anima a seguir la premisa real del libro ni a tomar como propia la percepción externa que quedó establecida con el paso del tiempo. ¿Es la historia del amor obsesivo y enfermizo de una adolescente emocionalmente inestable, criada en el seno de una familia con vínculos existentes pero tortuosos, ahogada por asumidas convicciones autoflagelantes, que termina cayendo en la anorexia? ¿Es la historia de una chica anoréxica, con la capacidad narrativa para generar la toma de aquellas medidas preventivas y/o sanadoras que hacen falta? 


La fuerte polémica que generó la novela terminó convirtiendo a Abzurdah en un fenómeno social superador del argumento que desgranaba. El inconsciente colectivo se encargó de asociarla fuertemente con la anorexia, resignificando así el sentido y alcance de sus contenidos originales. Hizo de esa parte el eje central de todo lo que implicaba. Una tensión que la Abzurdah fílmica no resuelve, pero escenifica por separado sin terminar de fundirla en un solo relato. Tampoco ayudan las actuaciones, creo. Aunque la producción general es impecable y Eugenia La China Suárez le pone (literalmente) el cuerpo a la película, lo de Esteban Lamothe es (perdón) patéticamente monocorde, lo de Gloria Carrá irritantemente superficial y lo de Rafael Spregelburd algo desdibujado y desaprovechado. Los puntos más altos llegan cobijados por el silencio de los protagonistas y la música de Soda Stereo, que alcanza y sobra para instalar los distintos matices trágicos de lo que está pasando en la pantalla. 


Por ahí aparecen las ansiedades, el estrés, los entornos familiares desfavorables, algunas distorciones perceptivas relacionadas con la adolescencia y los mandatos culturales dañinos y perversos que, como sociedad, continuamos emitiendo. Sólo por animarse a hablar de todas estas variantes que caracterizan al fenómeno; y por edificar gráficamente el descenso a los infiernos de la anorexia, Abzurdah debería ser de visión obligatoria para el grupo familiar y las escuelas, ya que la crudeza de alguna de sus escenas propiciará, quiero creer que ineludiblemente, el debate y la toma de conciencia necesarias. 
Por todo eso, bienvenida Abzurdah. El resto es (o se me hace) secundario. 
Fernando Ariel García

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