martes, 24 de septiembre de 2013

LAS HISTORIETAS DE CRIST: LA UTOPÍA DE LA FELICIDAD

Las historietas de Crist. Guiones: Crist, Norberto Buscaglia (incluyendo adaptaciones de canciones escritas por Rubén Blades, Tuegols y Taggini, Joan Manuel Serrat). Dibujos: Crist. Portada: Crist. 82 páginas en blanco y negro. La Duendes. ISBN: 978-987-28002-5-3. Argentina, junio de 2013.

Dicen los que saben que, para el pensamiento de Heráclito de Éfeso, el filósofo griego conocido también como “El Oscuro”, era de vital importancia la doctrina de la unidad de los opuestos. Y siguen (los que saben) definiendo a esa teoría como la tensa expresión que se genera entre los contrarios. Porque de la lucha de estos valores enfrentados (vida-muerte, día-noche, salud-enfermedad) nace el principio universal que rige las variantes que caben en la existencia.



Y de ese principio universal parecieran estar hechas estas historietas de Crist, realizadas entre 1974 y 2007 para Hortensia, Feriado Nacional, Trix y Fierro (más algún material que se mantenía inédito) y que, por esas incongruencias del ser nacional, nunca antes habían sido compiladas. Tal vez por haber quedado en injusto segundo plano ante la labor cotidiana del autor en la contratapa de Clarín, enorme en el aprovechamiento del poco espacio relativo del que goza.


Las historietas de Crist se enriquece con procesos de búsquedas, porque del camino surgen más y mejores respuestas que del destino final. Y al avanzar en el recorrido, van apareciendo los dilemas constantes del ser. El espejismo de las apariencias. La fragmentación de la vida. El desencuentro. La estrategia de la conquista. El consumo de la consumación. Los distintos planos de la realidad y el sueño. La cuestión de la identidad en un tiempo que pugna por borrar características particulares y homologarlas en generalidades. La esperanza hecha maestro montaje narrativo.


La síntesis, como ejemplo de lo esencial, brota naturalmente en escenas introspectivas resueltas en primera persona. Más que autobiográficas, funcionan como una exploración consciente del inconsciente. Los vasos comunicantes entre el texto y el contexto, entre el mensaje y el metamensaje. El autoanálisis de sus elecciones estéticas (que terminan siendo tomas de posiciones éticas), de su árbol genealógico historietístico: El Viejo Breccia, Pratt, Caniff. Todas las ramas del frondoso árbol que entendieron al negro como la máxima expresión de la luz. Asombra la capacidad de Crist para verse a sí mismo desde afuera, como si él fuera otro. Quizá porque su mirada es igual de descarnada y piadosa para con su conducta como para con la conducta humana. De ahí la sutil lectura moral sobre la crisis política. Y la sutil lectura política sobre la crisis moral.


Con su reconocido (y reconocible) tazo, aparentemente sucio, capaz de ir de la línea a la mancha como si nada se le interpusiera en el camino (porque nada se le interpone en el camino), concretando una apropiación modernista de los canones clásicos, estas historietas comparten con los chistes del diario un cierto descontento espiritual con los valores que mueven al mundo y formatean a personas y personajes, dentro y fuera de las viñetas. Esa mirada melancólica sobre el Hombre y su humanidad. Ese humor absurdo y desasogedo que hace pensar antes que reír, que obliga a ejercitar las neuronas con cada sonrisa.


Dicen los que saben que, para el pensamiento de Heráclito de Éfeso, el filósofo griego conocido también como “El Oscuro”, era de vital importancia la doctrina de la unidad de los opuestos. Y siguen (los que saben) definiendo a esa teoría como la tensa expresión que se genera entre los contrarios. Porque de la lucha de estos valores enfrentados (vida-muerte, día-noche, salud-enfermedad) nace el principio universal que rige las variantes que caben en la existencia. Y la unidad que le da orden y sentido a todo: Dios. Pero para Crist, si he leído bien este libro, la fe parece apuntar todavía más alto y más lejos. A la utopía de la felicidad.
Qué grande.
Fernando Ariel García

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