El Manque Nº 252. Guiones: V. Marin, A. Roca. Dibujos: Manuel Soto, Juan Francisco Jara. Color: José Araya. Portada: No acreditada. Responsable de Contenidos: Mario Salazar. Jefe Departamento Historietas: Manuel Tapia R. 32 páginas a todo color. Editora Nacional Quimantú. Chile, sin fecha (1972-1973).
El Manque Nº 282. Guiones: No acreditados. Dibujos: Santiago Peñalillo (no acreditado). Color: No acreditado. Portada: Manuel de la Cruz. Jefe Sección Historietas: Manuel Tapia. 32 páginas a todo color. Editora Nacional Gabriela Mistral. Chile, sin fecha (1974).
Un día como hoy, de hace exactos cuarenta años, Augusto Pinochet encabezaba el Golpe de Estado contra el gobierno democrático de la Unidad Popular de Chile, bombardeando el Palacio de la Moneda y dando inicio a un oscuro periodo signado por la sangre y el fuego. A la muerte del presidente Salvador Allende le siguieron las persecusiones y los asesinatos de los más humildes, los trabajadores y los universitarios; la decisión de hacer tabula rasa sobre un proyecto político basado en la Justicia Social, la independencia económica, la real redistribución de la riqueza, la unidad de los pueblos, la dignidad humana. Al cortar de raíz la vía chilena al socialismo, las fuerzas golpistas terminaron también con la utopía posible que había encarnado para la historieta latinoamericana el proyecto cultural de la Editorial Nacional Quimantú.
Aviso publicitario de El Manque
La historia, como siempre, nunca arranca de cero. Y el caso de Quimantú (Sol del saber en mapuche) no fue una excepción. Todo comenzó, allá por 1905, con la fundación de la Editorial Zig-Zag, la más importante de Chile, volcada a la producción de libros y revistas sumamente masivos y populares, capaces de abarcar todas las facetas del entretenimiento y la educación formal. Zig-Zag también tuvo un exitoso departamento de historietas, que podríamos definir rápidamente como el punto medio entre la mexicana Novaro y la argentina Columba: Sabia explotación del formato comic-book y amplia cobertura del territorio nacional (llegando a exportar su publicaciones a la Argentina, el Paraguay y el Perú). Revistas que abordaban la aventura de género (el terror, las locaciones selváticas, los superhéroes, los registros bélicos y el western), desde una concepción ideológica que, mayoritariamente, reproducía los paradigmas identitarios gestados en los EE.UU. y derramados continentalmente a través de la televisión, el cine y los cómics.
Héroe de la clase trabajadora
El 12 de febrero de 1971, el gobierno de la Unidad Popular se hizo cargo de los activos de la Editorial Zig-Zag, rebautizándola con el nombre de Editorial Nacional Quimantú. En realidad, Quimantú estaba concebida como algo mucho más trascendente que una empresa editorial con fines de lucro; y no parece errado el definirla como eje central de un ambicioso proyecto político-cultural, dedicado a poner en manos de las masas trabajadoras y campesinas una amplia gama de herramientas de transformación, que propiciaran la discusión y difusión de idearios y prácticas, formando e informando desde una identidad chilena forjada en los más puros valores socialistas. Con cerca de 500 mil ejemplares mensuales distribuidos en kioscos y librerías, Quimantú revolucionó el escenario local tal como en la Argentina lo hiciera Eudeba, para que entendamos de qué tipo de fenómeno estamos hablando.
Bajando línea en la primera viñeta
Las historietas tampoco escaparon de la órbita editorial de Quimantú. De hecho, formaron parte esencial de su movida concientizadora. Manteniendo los títulos y las numeraciones de las clásicas revistas de Zig-Zag (El siniestro Dr. Mortis, Mizomba, Jungla y El Jinete Fantasma, entre otros), Quimantú dio vuelta el sustrato ideológico de sus personajes principales, sus elecciones éticas y morales frente a la vida, el territorio simbólico de sus escapadas aventureras. Y después les fue incorporando nuevas series, nuevos personajes, casi todos chilenos, en ambientes históricos y contemporáneos. El mejor ejemplo de esta cristalización creativa, se me antoja, ha sido (y es) El Manque. Trabajador golondrina (afuerino le dicen en las historietas), El Manque, cuyo nombre significa Cóndor en lengua mapuche, es testigo privilegiado de la naturaleza abusiva y explotadora del sistema capitalista y, héroe con instinto de clase, termina convertido en hacedor de justicia por las zonas rurales del sur de Chile.
Los 5 de la Aurora
Aparecido en agosto de 1971 como complemento de El Jinete Fantasma, un western con toques superheroicos; El Manque terminó apropiándose de la publicación en abril de 1972. Con la libertad, el trabajo y la solidaridad como banderas irrenunciables, El Manque abordó las temáticas que la Unidad Popular reconocía en sus bases programáticas y la clase obrera enfrentaba fuera de las viñetas. En este caso en particular (El Manque Nº 252), se mete con la propiedad de la tierra y, de manera más tangencial, con la reforma agraria y su impacto en el desarrollo económico y la redistribución del ingreso, la sociabilización de sus utilidades y, por supuesto, el fin de los grandes latifundios. Un número típico, redondeado con algunas páginas humorísticas (¿a cargo del gran Hervi?) y un episodio de Los 5 de la Aurora, serie de aventuras a cargo de un grupo de pescadores con conciencia social.
El Manque de los años pinochetistas es un Manque histórico, ambientado en la época de la ocupación de los territorios mapuches por el Gobierno
De más está decirlo, tras el Golpe del 11 de septiembre, Quimantú dejó de ser lo que era. Desmantelada primero, privatizada después, pasó a llamarse Editora Nacional Gabriela Mistral; y de manera premeditada comenzó a desandar el camino ideológico que la había hecho avanzar hacia contenidos más progresistas y de vanguardia. Manteniendo títulos y numeraciones, las revistas de Gabriela Mistral se poblaron de héroes paternalistas y trabajadores inútiles, de pueblos incapaces de tomar decisiones y de militares representados como necesario elemento ordenador de la sociedad; incorporando sentencias moralizantes a pie de página con leyendas tan sutiles como “La Patria amaneció en Septiembre”.
Préstenle atención a la leyenda a pie de página
Otra vez, El Manque aparece como el elemento más radicalizado de un trabajo de resignificación ideológica meticulosamente programado. A nivel general, la serie abandonó la coyuntura rural contemporánea para explorar una vertiente histórica probada por Quimantú. La de un antepasado del Manque afuerino, que funcionaba como una especie de Zorro en la época de la Pacificación de la Araucanía, eufemismo con el que suele hablarse de la guerra colonial llevada adelante por el Gobierno chileno contra los mapuches entre 1861 y 1883, que terminó aculturizando a la población originaria. El Manque Nº 282 es un buen ejemplo del cambio paradigmático que bajaba desde la gestión pinochetista. En un marco laudatorio hacia las acciones militares que bien podríamos emparentar con la Conquista del Desierto llevada a cabo por Julio Argentino Roca en ese mismo periodo histórico, El Manque llega al extremo de culpar a un viejo campesino por los prejuicios que sobre él pesan.
Un Manque prejuicioso, más cerca del pensamiento patronal que de los trabajadores
Para 1976, finalmente, la administración militar cerró la línea de cómics y entregó la Editora Nacional Gabriela Mistral a financistas privados. El Manque, en el corazón del noveno arte chileno, todavía espera por un recupero integral de su Historia. Sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir esa sociedad mejor a la que se refirió Salvador Allende, en su último y emotivo discurso, un día como hoy de hace exactos cuarenta años.
Fernando Ariel García
Efectivamente. Yo tuve "Manques" de las dos épocas y el giro politico, después del Golpe, fue notorio. Excelente trabajo de memoria cultural. Felicitaciones.
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